Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Escapar
...Narra Natalia...
Espere por más de quince minutos a que llegara la ambulancia, y se pudiera llevar a ese maldito hombre, pero ni siquiera había ni un pequeño ruido que pudiera distraer a estos dos desgraciados.
Lorett y su Marcelo no paraban de hablar, cada segundo me ponía más nerviosa, mi cuerpo se encontraba totalmente cubierto de sangre, y mi mano estaba cortada, por la herida que me hice con el cristal...
Necesito escapar lo antes posible de esta casa, y poder buscar ayuda. No puedo quedarme con los brazos cruzados, mirando como estos dos, destruyen a mi familia, y toman nuestros lugares en la sociedad.
Si eso sucediera, Marcelo se convertiría en uno de los hombres más importantes, en el mundo empresarial, mientras que mi padre, sería una delincuente, asesinado, y su cuerpo quedaría en un basurero.
Lorett tomaría mi lugar, usurparía mi vida, y se casaría con David, el hombre a quién amo, en un mes.
Su vida cambiaría completamente, de ser la hija de un mafioso, pasaría hacer la hija de un hombre muy importante.
Mientras, que la vida de mis padres y de mi hermana, se convertiría en un infierno. Mi padre, estaría ocupando el lugar de Marcelo, sería asesinado por sus enemigos, me imagino, que son personas muy poderosas, a las cuales este, desgraciado, les ha hecho cosas horribles.
Mi madre, moriría de tristeza y Mi hermana, se volvería más loca. Ya que necesita ser atendida por un profesional.
Y no hablemos de mi trágico destino, sería obligada a casarme y a pagar por todo el daño que le ha hecho Lorett a ese tal Lawrence.
No me quiero imaginar lo que me esperaría a su lado. No sé si es un viejo, O, un maldito demente, como lo es, Marcelo y Larett... Mi vida al lado, Lawrence, sería una tortura.
__ ¡Manda a buscar a esa perra, no puede escapar de esta maldita casa, necesitamos que ocupe tu lugar lo antes posible!... _ Le ordenó Marcelo a su hija.
Lorett se alejó de Marcelo, sirvió una copa con licor y lo bebió de un solo trago, notó que está mucho más nerviosa que antes.
_ Ya lo he hecho... Hay hombres buscando en cada casa rincón de esta casa. ¡Esa perra no va a poder escapar de aquí!...
_ Ahora, guarda silencio. Puedes lastimarte, la droga no tarda en desaparecer de tu cuerpo, y perderás el conocimiento..._ Comentó Lorett, volviendo a beber otra copa.
_ Me siento, cada vez, más débil. He pedido mucha sangre, eso no es nada bueno... _ El rostro de Marcelo se notaba cada segundo más demacrado.
_ ¡Maldita sea!... Esa ambulancia ha tardado demasiado.
Lorett dejó caer la copa al suelo, ese ruido fue demasiado desagradable para mis oídos... Un segundo, más tarde... Se escuchó la voy de una de las empleadas fuera de la puerta.
_ ¡Señorita, la ambulancia ha llegado!...
Lorett sonrió y ayudo a Marcelo a acostarse en el sillón, rápidamente, caminó a la puerta y la abrió, dejando caer sus lágrimas por sus mejillas.
_ ¡Rápido, mi padre está muy grave!...
Los paramédicos entraron de inmediato al despacho y se acercaron a Marcelo, que ya había perdido el conocimiento...
_ ¡De inmediato, necesitamos trasladarlo a un hospital, ha perdido mucha sangre!...
Lo levantaron del sillón y lo subieron a una camilla, Marcelo fue sacado del despacho, y Lorett junto a un paramédico se quedaron a dentro.
_ Qué fue lo que sucedió, su padre tiene heridas muy graves en el cuerpo, y ha perdido mucha sangre... _ El paramédico le preguntó.
_ No sé, cuando entre al despacho vi a mi padre casi inconsciente, y llame al nueve cientos once... _ Contestó Lorett, demasiado alterada.
_ Deberá acompañarnos, ... _ El Paramédico señaló la puerta de salida, enseguida, Lorett caminó delante del chico.
Espere unos cuantos minutos más, y luego salí de mi escondite. En cuanto me puse de pie, volví a caer de rodillas al suelo.
Mis piernas no me respondieron, estaban entumidas y era difícil para mí dar un paso fuera de este despacho.
Estiré mis piernas una y otra vez, hasta que me dejaron de doler. Me puse de pie, y caminé lentamente a la puerta de salida.
Abrí un poco la puerta, para asegurarme de que no hubiera nadie afuera. Necesito subir a mi habitación y cambiarme de ropa, lavarme la cara. No puedo salir a la calle toda llena de sangre, puedo ser detenida y acusada por algún delito.
De nada me serviría ir a la cárcel, no podría salvar a mi familia de las garras de estos malditos.
Salí del despacho sin haber sido vista por ninguno de los empleados, creó que todos están distraídos por lo que le sucedió a ese hombre.
Subí a mi habitación, y agarré el primer vestido que tenía a mi alcance, era un vestido negro que odiaba, pero que ahora se iba a convertir en mi favorito.
Entre al baño, y me lavé la cara, y cada parte de mi cuerpo que estaba lleno de sangre, lo hice tan rápido que no tarde ni diez minutos.
Me cambié con el vestido negro, me puso zapatillas de piso, y me apresuré a salir de mi habitación.
Conocía cada rincón de la mansión Montenegro, así que no fue nada difícil para mí, salir sin que nadie me viera...
Dos cuadras más adelante de la mansión, subí a un taxi, para que me llevara al departamento de David.
Únicamente, en él puedo confiar. David es hijo, de un hombre muy importante en la política, su padre tiene un cargo de muy alto rango, y puede ayudarme a hundir al infeliz de Marcelo y a su hija.
Tarde menos de veinte minutos en llegar al edificio donde está el departamento de David. Con el único dinero que tenía pague el envío del taxista...
No perdí tiempo y subí al departamento, no había lugar más seguro para esconderme que aquí.
Al llegar al departamento, llamé a la puerta por un par de segundos. Me encontraba muy nerviosa y miraba constantemente a los lados.
El miedo de ser atrapada por alguno de los hombres de Marcelo, se fue apoderando de mí. Además, la desesperación de que David no abriera la puerta, fue algo horrible.
Busque la llave que David guardaba debajo de una maceta que se encontraba fuera de su departamento.
Me aprecia algo estúpido por parte de David, ya que, no encontraba ningún sentido que él esconderá esa llave ahí.
Por suerte la encontré y entre al departamento, cerré la puerta detrás de mí.
Por un momento pensé que no había nadie, sin embargo, al ir entrando cada vez más dentro, miré prendas de mujer tiradas en el suelo.