¿Cuantas veces estas dispuesta a repetir el mismo error? ¿Cuantas veces puedes caerte con la misma piedra?... 4 veces me case con el mismo hombre. 4 veces nos divorciamos. Pero sin dudas ya no existiría una quinta vez, ya había aprendido mi lección de que por más que te aferras a alguien esto no soluciona nada, tampoco te garantiza su amor y al final la única persona lastimada es la que que ama más. Para mí el límite fue esa quinta vez en la que yo misma le pondria un punto final a lo que jamás se debió de alargar tanto.
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Acercamiento.
Querida si esto se vuelve a repetir o mi hijo actúa como un idiota no dudes en llamarme, no estás aquí para aguantar sus pendejadas ni las de nadie más.
- Agradezco mucho sus palabras. ¿Le ha gustado el estofado de res?
- Simplemente, delicioso. Eres una buena mujer Cristal y estoy orgullosa de que seas mi nuera.
- Yo también la aprecio mucho, Eloísa. Todo lo que su familia nos ha dado en estos años es algo que sin dudas aprecio un montón.
- Tranquila, yo tengo un buen presentimiento y sé que las cosas se volverán muy brillantes.
No tan brillantes como los ojos rojos de mi esposo espero. Él junto a Melisa entran en la cocina, ella ya trae su bolso en mano lista para irse.
- ¿Nos vamos tía?
- Primero disfrutemos de la agradable comida que ha preparado Cristal.
- Pensé que ya querías que me fuera de este lugar.
- No sea tan mal agradecida, ella a pesar del mal momento que le hiciste pasar se tomó la molestia de prepararte el almuerzo.
- La verdad no veo el motivo de armar tan grande escándalo cuando lo único que hice fue venir a saludar a Francisco. Tampoco es la primera vez que me quedo a dormir en su casa.
- Ese es el problema, ahora mi hijo tiene una esposa y tú no puedes llegar como si nada he invadir su espacio personal. No me importa si eres familia no es correcto.
- ¡ELLOS NI SIQUIERA DUERMEN EN LA MISMA HABITACIÓN!
Y aquí va otra vez, se queja de que la acuse, pero tampoco sabe cuando cerrar la boca esa que tiene.
Eloísa se para y la toma de la muñeca muy enojada. - Escúchame bien, no vas a venir aquí a levantar la voz y hacer tu teatro de siempre.
Digan lo que quieran de ml suegra, pero cuando está mujer se enoja da mucho miedo.
- Cristal estuvo muy rico todo, ya nos vamos. Espero verte pronto.
- Hasta luego, suegra.
Ahora si va a comenzar la verdadera batalla, de seguro Francisco se mantuvo en silencio esperando este momento en que nos quedamos solos para darme con todo.
- ¿Esto se puede comer?
Sin dudas no me esperaba eso. - Si puedes comer. ¿Te sirvo un plato?
- Por favor.
Esto me da más desconfianza que cualquier otra cosa. ¿Por qué actúa tan amable? ¿Tal vez el alcohol se le fue al cerebro? ¿Qué hago si se desmaya luego de probar mi comida? Mejor aún. ¿Alguien me va a creer que no lo envenene a propósito?
Lo veo devorar todo lo del plato y luego me pide otra porción más. - ¿Te gustó?
- Está muy bueno y ayuda a mi dolor de cabeza.
- ¿No estás enojado conmigo?
- Porque tendría que estarlo, de hecho me hubiera enojado si no hacías nada para darte tu lugar como señora de esta casa.
- Me estás queriendo decir que todo esto fue una prueba.
- Las cosas pasaron así y aproveché la oportunidad, no me gusta desperdiciar el tempo.
Le doy la espalda y comienzo a preparar un te para la indigestión, me alegra ver que al final algo bueno salió de lo malo.
- Toma esto y luego ve a dormir.
Mientras lavo la losa escucho como se marcha sin siquiera agradecerme, pero no me importa. Hoy sin dudas fue un buen día y las cosas mínimas las dejo ir.
- Señora necesita algo más.
- Voy a estar en mi cuarto haciendo algo de trabajo, también te has levantado muy temprano así que ve a descansar un poco y luego vemos que hacemos para la cena.
- Gracias por su amabilidad.
Pienso aprovechar mi buena racha al máximo y siento mucha inspiración después de este día tan movido. Horas después ya tengo todo el diseño armado para mañana ir a mostrarlo a Felipe. Si me da su visto bueno por fin podré trabajar y dejar este lugar tan solitario.
Bajo despacio al ver lo tarde que ya es y para mi sorpresa Francisco está recibiendo un pedido de comida. Lo ignoro pasando de largo a la cocina cuando escucho su voz.
- Me acompañas a cenar.
- ¿Dónde está Olga?
- Le di el día libre por las molestias ocasionadas y como saliste muy temprano por la mañana pensé que también estabas cansada, así que pedí algo de comer.
¿Desde cuándo se volvió tan considerado? Incluso ahora estoy más preocupada que antes pensando en qué es una realidad que el alcohol se le subió al cerebro. Pero cómo rechazaron un plato de comida cuando este huele tan delicioso.
- Muchas gracias.
- ¿Ya has conseguido trabajo?
- Estoy en eso y papá también está trabajando duro.
- Ya veo... ¿Te gusta salir a trotar en la mañana?
- Cuando estoy muy abrumada si, porque así despejó mi mente. Tu prima de seguro ahora me debe de odiar muchísimo.
- Ella odia a todo el mundo así que no te creas tan importante.
- Eso dolió de muchas maneras diferentes, pero su odio no me causa nada así que me da igual.
- No puedo creer que llamaras a mi madre para defenderte.
- Yo no la llamé, ella lo hizo preguntando cómo iba todo por aquí y solo dije la verdad. No soy buena mintiendo de todas formas. ¡ESTO ESTÁ DELICIOSO!
Narra Francisco:
Tal parece que sí le gustó la comida, se la está devorando toda olvidándose de que yo también estoy aquí. Cristal me sorprende de muchas maneras diferente. Pensé que tomaría otra postura, que intentaría seducirme para lograr subirse a mi cama y asi asegurar su puesto.
Pero lejos de todas mis conjeturas ella se mantuvo alejada de mí, indiferente a mi presencia, y de cierta forma eso me molestó.
Yo no quería esto, mucho menos después de cómo terminó mi relación con Constanza, pero estoy descubriendo que tampoco fue tan mala idea este matrimonio.
Aunque no voy a bajar la guardia y ya estoy tomando medidas extras para que nada me sorprenda más adelante. Aunque está mujer se vea de una forma ahora, nada me garantiza que no sea una fachada para que caiga en su trampa.
Luego de acabar llevo los platos al fregadero mientras Cristal me prepara otra taza de té con una pastilla.
- Mañana tienes que volver a trabajar, asegúrate de recuperarte y dormir bien.
- No tienes que hacer esto.
- Lo sé, pero siempre he cuidado de papá así que me es inevitable hacerlo.