La Ceo Del Diablo

Sabrina Romano:

Después de aquella charla con la tal Sonia, por fin estamos aterrizando en California, se puede sentir el calor de aquí, llegó a casa con papá, y poco después estoy acostada en mi habitación, necesito descansar, me río sola al recordar mi fin de semana al lado de Salvatore, jamás creí sentirme a si de feliz, después de todo lo que he vivido, sonreí, hasta quedarme dormida...

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Hace días e notado raro, o extraño a Salvatore, responde las llamadas nervioso, o se aleja para no responder, en mi presencia casi no responde mensajes, Piero andaba igual, al inicio creí que era algo de su mafia, pero después supe que todo marcha bien, anque pensándolo bien Monse anda igual de extraña, y también la veo más pegada a Piero, ya no es Alonso, a quien e visto en algunas entregas solo, sin Isidro, también muy extraño, pero bueno todos andan raros últimamente, trato de ignorar mi loca conciencia, por qué si no me volveré más loca, de lo que estoy, suspiré.... Son casi las 8 de la noche, y no e hablado con Salvatore desde ayer, eso es extraño, a si como es el, trato de no darle importancia, al llegar me topo con Alexander en la entrada, trai una caja en sus manos como envuelta de regalo —quien cumple años Ale —este niega y me la da

—Es para ti, la trajeron —levante una ceja y lo mire —ya está revisada, no es nada malo —me dió una sonrisa y se fue, sin dejarme responder, definitivamente que demonios les pasa a todos últimamente, me estoy fastidiando de esto, subo a mi habitación, con la caja, la dejo en la cama y la miro, mientras camino de un lado a otro en mi cuarto, tomo la nota que trai, definitivamente odio las notas, pero al final la leo

...^^^Te espero mi amor, no me dejes plantad... *S* ^^^...

Cada vez entiendo menos, abro la caja, y está un vestido azul, largo, corte corazón, mangas caídas, sonrió, me ducho, al salir me maquillo natural, me dejó el cabello suelto con algunas ondas, cayendo en cascada, me pongo el vestido, y unos tacones altos, tomo mi cartera y celular, al bajar, veo a mi padre con un traje elegante, me sonríe —vamos hija —lo miro sin entender

—A dónde vamos papá

—No puedo decirte, pero anda que se nos hace tardé —solo asentí, también ví arreglado a Alexander, quien nos abrió la puerta del coche de papá, pero Alexander era quien manejaría, extraño, el siendo el chófer de papá, algo pasa aquí, llegamos a un hermoso restaurante, y veo a 3 personas conocidas en la entrada, Monse con un vestido rojo largo, corte V, sin mangas, su cabello liso suelto, Piero con un traje, y Alonso ahí también, muy bien arreglado, miro a papá, quien me da la mano para bajar, se la doy y bajamos juntos

—Estas hermosa Sabrina

—Gracias Piero, tu igual, los 3 están guapísimos

—Gracias —dicen al unisono, miro a Piero y este sonríe

—Vamos que te espera —Esta vez Piero me lleva del brazo, camino a su lado, subimos al segundo piso estaba una mesa pegada al enorme ventanal con balcón, que da vista a la playa, sonrió por eso, de repente frente a mi aparece Salvatore con un traje negro con azul, se ve realmente guapísimo, me da una sonrisa y después un beso fugaz en los labios

—Estas divina mi amor, eres toda una Diosa —sonrio, y me ayuda a sentarme se sientan todos, y aunque aún no entiendo que es esto, ceno tranquila, entre palticas triviales y sin sentido

—Y a qué se debe esta cena amor

—Ven, ya es hora —toma mi mano y me paro en el balcón, la luna ilumina el mar, dándole un toque romántico, en eso unas luces aparecen sobre la arena de la playa con una frase que me dejó en shock, en sorpresa, provocando que una lágrima rebelde saliera

...¿Quieres ser mi esposa por la eternidad?...

Voltie y vi a Salvatore con un enorme ramo de rosas rojas, y una cajita, sonreí y tome las flores, las cuales después Piero me ayudó a sostenerlas, Salvatore se inco, y abrió la cajita —que dices, ¿aceptas ser mi esposa por toda la eternidad? —mi corazón estaba por salirse sonreí y asentí

—Si, si quiero, por la eternidad, y en todas las vidas —se levanto, dándome un abrazo, y un beso apasionado, después me puso el anillo con un diamante en medio color azul, sonreí y todos nos felicitaban, pedimos el postre, y poco después papá y Alexander se iban, los demás nos fuimos al mar a caminar, y pasar una buena noche, miraba a todos los que estaban en ese momento ahí, sin imaginarme tenía amigos, amigos de verdad, incluyendo a Alonso, que a sido un gran amigo, e intermediario entre Isidro y yo, para evitar que discutamos, dice el, Piero abrazo a Monse por detrás, pasando sus manos por su cintura, y está sonreía embobada, la mire y estaba nerviosa, y eso era nuevo, Monse no se ponía nervioso con nada —ya dirán —les dije, Alonso y Salvatore voltean y los miran riéndose

—Si, oficialmente somos novios

—Solo le di una oportunidad, el sabe —dice Monse, antes de besarlo, reímos, y después mire a Alonso creí que ellos terminarían juntos.

—Estoy bien, nos llevamos mejor como amigos, es como una hermana para mí

—Me alegra saber que está bien —disfrutamos de la noche, Monse y yo sin tacones ya, corriendo por la arena, y mojando nuestros pies en la orilla del mar, los chicos estaba sin saco, y sin zapatos, sentados sobre la arena viéndonos jugar como dos niñas chiquitas

—Y si los hacemos venir

—Como haremos eso, no logramos que vinieran antes, Monse

—Ven vamos más adentro y fingimos ahogarnos

—¿Las dos?, no creerán

—Bueno, solo una, quien lo hará —rei maliciosamente y corrí un poco más adentro, mojando todo el vestido, y Monse hizo lo mismo, a los minutos que se distraían los 3, le hice una seña a Monse y está como una excelente actriz empezó a gritar

—Ayuda, Sabrina se ahoga, chicos ayuda —yo manoteaba fingiendo ahogarme, pero estaba a poco de soltarme a carcajadas, cuando los ví correr a los 3, y a si entraron, Monse empezó a reír, y los 3 nos fulminaron con la mirada —hay ya, no sean amargados, estamos celebrando el compromiso de ellos dos —les hice puchero a los 3, y Monse igual, al final accedieron y jugamos en el agua, un rato, después salimos, directo al departamento de Salvatore, Piero quien tiene ropa ahí, le prestó a Alonso, y a Monse una de las pijamas de él, por otro lado, Salvatore me dió una de sus camisas de pijama, de manga larga, una sudadera, que me llegaba abajo de los muslos, y un boxer de él, mientras mi ropa interior y la de Monse se secaban en su secadora, la igual que su ropa, entre Monse y yo preparamos algo calientito, eran casi las 4 de la madrugada, pero aún así preparamos chocolate, cafe con galletas