Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 7
No me interesa nada de ti
Vivian
Término el último encargo que me dejó el señor Salvatierra y guardo el documento y lo imprimo, sonrió y miro la hora en mi reloj, 18:30, termine media hora antes de la hora de salida. Me levanto de mi puesto tomo los papeles, los guardo en una carpeta y voy hacia la oficina de mi jefe, tocó la puerta y escucho un
- Pasad.
Abro la puerta y sonrió amable.
- Señor Salvatierra ya he terminado el informe sobre los próximos productos. - digo extendiéndole la carpeta.
- Espero que todo esté bien. - comenta y me mira espectante.
Debo decir que sus ojos azules oscuros son impresionantes.
- Bueno hay un inconveniente con los duraznos enlatados. - informo, él frunce el ceño y abre la carpeta.
- La página 8. - digo, la busca rápidamente y al leerla una expresión de enojo se forma en su rostro
- ¡Me cago en la madre de..! - se detiene y me mira luciendo algo apenado. - Lo siento, pero estos errores me irritan demaciado. - me explica. - ¿Todo lo demás está en orden? - pregunta y asiento
- Si señor. - respondo. - He logrado mover todas sus citas como me lo indico. - continúo con el informe. - La última cita del sábado es para las 10:40 de la mañana.
El sonríe satisfecho.
- Muy bien señorita Smith, habéis hecho un buen trabajo el día de hoy. - comenta y quello me emociona, pero trato de dicimular lo más que puedo.
- Gracias.
- Ahora que salga dígale a Pamela que me comunique con el Hingeniero Montecarlo. - me pide y asiento. - Ya puede marchaos a su casa, la espero mañana a las nueve en punto.
- Sí, muchas gracias, que tenga buena noche señor
- Igualmente señorita Smith.
Salgo de la oficina y voy directamente a dónde está Pamela para darle la información.
- ¿Necesitas que te ayude en algo? - le pregunto. - El señor Salvatierra me dijo que podía irme, pero si necesitas algo, puedo colaborarte.
Ella se ha portado muy bien conmigo hoy y se necesita mi ayuda quiero brindársela.
- No tranquila, ya he terminado todo, solo hago está llamada y listo, vete a tu casa, descansa y nos vemos mañana. - me segura.
- Bueno, adiós.
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Entro a la casa sintiéndome cansada y hambrienta, hoy no pude almorzar, porque la emoción y ganas de hacer las cosas bien no me dejaron, a duras penas probe medio sandwich y una taza de café a media tarde.
Voy a subir las escaleras cuando soy interceptadas por Carmen.
- Buenas noches, joven Vivian, ¿ Cómo le fue hoy? - pregunta con semblante serio.
- Excelente. - respondo muy feliz.
- El señor Tomás se encuentra en este momento en el comedor cenando. - informa y abro los ojos soprendida.
- ¿Está aquí? - cuestino y ella asiente.
- ¿ Quiere que le sirva la cena? - pregunta, y después de pensarlo por varios segundos asiento.
- Sí, por favor. - respondo, ella hace una reverencia y no puedo evitar reír por aquello. - Voy a lavarme las manos. - digo y subo a mi habitación.
Minutos después bajo y voy hacia el comedor, efectivamente Tomás está sentado a la cabeza del comedor, cenando en silencio.
- H.. Hola, buenas noches. - saludo, él levanta la mirada, no dice nada y vuelve su atención al plato.
Trago el nudo que se forma en mi garganta y me siento a su lado, a la derecha.
- Que bueno que estás aquí. - comento, en ese momento Carmen trae los platos y comienza a servir mi cena, minutos después termina y hace una reverencia.
- Con permiso. -dice y da media vuelta para luego salir del comedor.
- Se ve delicioso todo. - musito - Carmen cocina muy bien. - él se mantiene en silencio, pero yo me niego a que estando en un mismo lugar no nos dirijamos la palabra. Suspiro y pruebo la comida. - Efectivamente, está muy rico. - El silencio es lo que recibo de él, pero no me rindo. - Hoy me pasó algo maravilloso, me llamaron de industrias Salvatierra para firmar mi contrato de practicante, se supone que iba a ser la asistente del vicepresidente de la compañía, pero al final me dieron el puesto de asistente del.. C..
- Cállate. - me dice imterumpiendo, levanta la mirada y me mira con enojo. - No me interesa nada de lo que hagas o lo que te pase. - dice.
- Solo quería hacer un tema de conversación. - musito bajando la mirada.
- No lo hagas, mantente callada, no soporto escucharte o verte. - dice con desprecio.
- ¿Entonces que haces aquí? - cuestino ya con la voz entre cortada.
- ¿Tú que crees? - pregunta y entiendo que fue obligado seguramente por su abuela. - Así es , doña Caroll volvió a imponer su voluntad. - dice sarcástico. -, Te felicito, tienes a mi familia engañado.
- ¿De qué hablas?
- No te hagas la estúpida conmigo, se perfectamente la clase de mujer que eres. Una mosquita muerta con cara de niña buena y de que no rompe un plato, pero que en realidad es una arpía, una mujer obsesionada capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quiere, a la que no le importa dañar a los demás para lograrlo.
- Yo no soy así. - digo entre dientes.- Jamás le haría daño a nadie.
- ¿Así? ¿ Y este matrimonio? Pudiste engañar a mi abuela y a mi hermana con ese cuento de que no recuerdas lo que pasó esa noche porque estaba ebria, pero a mí no, yo sé que no tome de más, y se que me drogaste para conseguir que te llevará a la cama.
-, !No, no jamás haría algo así! - me defiendo.
- ¡NO SIGAS MINTINEDO SÉ QUE LO HICISTE! - me grita tan molesto que doy un respingo en la silla. -Kendall siempre me advirtió que tuviera cuidado contigo, pero yo estaba engañado por ese aspecto de mujer buena que tienes, ahora sé que debi hacerle caso. - comenta en tono más bajo pero mirándome con desprecio. - Ya se me quitó el hambre. - dice y se levanta de la mesa.
Las lágrimas comienzan a salir de ojos y mi pecho se estruja de dolor, me levanto del comedor y voy hacia la cocina mientras me seco las lágrimas.
- Carmen recoge la mesa por favor. - digo y doy media vuelta, subo las escaleras y corro hacia mi habitación, al llegar a esta me tiró en la cama y dejo que las lágrimas salgan libremente.
Un rato más tarde escucho que tocan la puerta de la habitación.
- Adelante. - digo, Carmen se asoma en el lugar y sonríe apenada.
- Permiso, señora, ya me voy a retirar a descansar, ¿Quería saber si se le ofrece algo? - pregunta y supongo que lo hace porque no cene nada.
- No quiero nada, tranquila, vete a descansar.
- ¿Está segura? Puedo prepararle algo rápido si la cena no fue de su agrado.
- La cena estaba deliciosa, pero se me quitó el apetito. - digo bajando la mirada.
- Puedo prepararle una malteada, se hacer una muy deliciosa, a mi hija le encanta. - sugiere y le sonrió, es obvio que ella está preocupada y no va a estar bien si me acuesto sin probar algo de comer.
- Está bien Carmen, trae la malteada. - digo, ella sonríe.
- Muy bien, ya se la traigo. -, dice y cierra la puerta tras de sí.
Suspiro y me levanto de la cama, voy hacia el baño y me doy una ducha rápida, al salir me colocó mi ropa interior y una bata, justo en ese momento Carmen entra con la malteada en la mano.
- Gracias. - digo recibiendo el vaso, tomo un poco y abro lo ojos.
- ¡Está deliciosa, con razón le gusta tanto a tu hija!
- Gracias.
- ¿ Y cuánto años tine tu hija?- pregunto interesada en saber un poco más de ella.
- Veinti uno, está en la universidad, estudia ingeniería química, es muy inteligente, pero es un desastre con las relaciones, siempre que se deprime por ello le preparo está malteada. - me cuenta y sonrió.
Debe ser lindo tener una mamá que te conciente cuando estás con el corazón roto, o triste por alguna otra razón, mi mamá nunca ha sido del tipo cariñosa.
- Tu hija es muy afortunada Carmen. - digo y termino de tomarme la malteada. - Gracias. - le entrego el vaso y sonrió. - Ya vete a descansar.
- Si joven, usted igual . - dice y camina hacia la puerta. - Descanse.
Le sonrió, ella sale de la habitación y suspiro, voy nuevamente al baño y hago una muñeca de desagrado, mis ojos se notan hinchados, espero que una rutina de skincare arregle este desastre.
bendiciones