Emma jamás imaginó que amar a Andrew significaría estar condenada a huir. En un mundo donde humanos, brujos y cambiaformas coexisten bajo frágiles pactos, Emma, una joven común, se ve arrastrada al corazón de una guerra silenciosa tras enamorarse de Andrew, el heredero de una poderosa manada de licántropos. Su amor es puro, peligroso… y totalmente prohibido. Mientras la manada se tambalea y aliados inesperados caen uno por uno, Emma deberá encontrar la fuerza para sobrevivir, escapar y luchar por lo que ama. Pero no está sola: cada elección que haga resonará en un destino mayor, donde el sacrificio, la magia y la sangre van de la mano. Un amor prohibido. Un secuestro brutal. Una guerra inminente.
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Capitulo 5: Sentimientos confusos
Andrew no respondió, pero sus ojos me dijeron todo lo que necesitaba saber. No iba a rendirse. No sabía qué quería de mí ni por qué decía esas cosas, pero algo en mi interior sabía que mi vida nunca volvería a ser la misma.
El emitió un gruñido bajo y amenazante que hizo que el aire pareciera vibrar a nuestro alrededor. Retrocedí un paso más, mi corazón latiendo como un tambor en mi pecho. Su mirada, aunque aún ardiente y feroz, pareció suavizarse mientras su mandíbula se tensaba. Podía ver la lucha interna en sus ojos dorados, como si estuviera a punto de cruzar un límite pero algo lo detuviera. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se perdió entre los árboles, sus pasos resonando sobre la hojarasca hasta que el bosque volvió a quedar en completo silencio.
Me quedé allí, inmóvil, durante lo que parecieron horas, tratando de calmar mi respiración. Había algo profundamente desconcertante en ese hombre, pero también algo fascinante que no podía quitarme de la mente. ¿Por qué sentía este revoltijo en mi pecho, esta mezcla de miedo, atracción y confusión?
Finalmente, sacudí la cabeza e intenté concentrarme en cosas normales. Entré a la cabaña, cerré la puerta y me dejé caer en el sofá. Prendí la televisión, decidida a distraerme con alguna película. Elegí la primera que apareció en la pantalla, algo romántico que, según el resumen, no debería ser demasiado intenso. Pero pronto, la trama tomó un giro diferente.
Las escenas en la pantalla empezaron a volverse más apasionadas, y, antes de darme cuenta, mi mente comenzó a divagar. No podía dejar de pensar en Andrew: su mirada, la intensidad de su voz, la forma en que había pronunciado esa palabra... mate. Era absurdo, pero el recuerdo de su presencia hacía que mi cuerpo reaccionara de maneras que no entendía.
Sin darme cuenta, mi mano se deslizó sobre mi pierna, y una oleada de calor subió por mi piel. Cerré los ojos, dejando que mi mente viajara de nuevo a esa mañana. Podía sentir su mirada sobre mí, su cercanía, su olor embriagador. Era como si su imagen estuviera grabada en mi mente, y por más que intentara ignorarla, no podía escapar de ella.
No quería pensar en nada más que su olor, mis dedos se colaron en mis pantalones y gemí ante el primer roce sobre de mi clítoris.
El susurro de su voz llego a mi como un recuerdo rápido y abrí los ojos alarmada, saqué mis manos de mi pantalón y se di un golpe en la frente.
–tonta tona, no te puedes dejar llevar así y menos por un loco que acabas de conocer.
Enterré mi rostro en mis manos, me lavo los dientes y el rostro y me acosté. Al rato esto será solo un mal recuerdo.
El frío aire matutino se filtraba por las grietas de la cabaña cuando desperté, aunque no fue el frío lo que me sacó del sueño. Me sentía... extraña. Había algo en mi cuerpo, una pesadez incómoda en el pecho que no podía ignorar del todo.
Me quedé mirando el techo por un rato, tratando de sacudir esa sensación, pero mi mente regresó, casi sin permiso, a esos ojos. Los ojos de aquel hombre. Oscuros, intensos, llenos de algo que no supe descifrar en ese momento.
Sacudí la cabeza, tratando de apartarlo de mi mente. ¿Qué demonios me pasaba? Ni siquiera lo conocía, y ya estaba dejándome llevar como una colegiala.
Me senté en la cama, suspirando mientras pasaba una mano por mi cabello revuelto. Era ridículo. No podía seguir pensando en un extraño que apareció de la nada, por muy intimidante o atractivo que fuera.
No después de lo que me pasó con Mark.
No después de todo.
Suspiré, tratando de calmarme, y decidí levantarme. Iba a necesitar un café fuerte para empezar el día. Pero mientras me movía, algo en mi cuerpo seguía sintiéndose extraño. Me ignoré a mí misma, como siempre, y me dirigí al baño.
Tal vez una ducha caliente me ayudaría a sacarme esta sensación de encima.
El agua comenzó a correr, el vapor llenando el pequeño espacio del baño mientras me desvestía. Apenas mi piel tocó el agua, solté un suspiro involuntario. Mi cuerpo estaba hipersensible, como si cada gota de agua dejara un rastro de electricidad en mi piel. Me quedé bajo el chorro, dejando que el agua caliente relajara mis músculos tensos, pero no podía ignorar la forma en que mis pezones seguían erectos, rozando con cada movimiento.
Frustrada, cerré los ojos y apoyé la frente contra los azulejos fríos de la ducha. ¿Cuánto tiempo llevaba sin tener sexo? La respuesta llegó rápido y clara: demasiado.
Maldito fuera Mark y todo lo que me hizo pasar. Lo odiaba, odiaba que me hubiera engañado, odiaba que me hubiera hecho sentir como una tonta. Y aún más, odiaba que ahora estuviera atrapada en este torbellino de frustración sexual.
Por mas que quiera sexo no soy de tener sexo casual y ya. No es lo mío.
Dejé escapar una risa amarga. Estaba en una cabaña vieja en medio de la nada, buscando paz y aislamiento, y mi cuerpo decidía traicionarme de esta manera. No era justo. Cerré la ducha y me envolví en una toalla, secándome rápidamente mientras trataba de sacarme esos pensamientos de la cabeza.
Me vestí con ropa cómoda y me abrigué bien. Las temperaturas en Alaska eran brutales en esta época del año, y no quería tentar a la suerte. El peso en mi pecho seguía allí, como una presión invisible que no podía explicar. Traté de ignorarlo mientras me ajustaba el abrigo frente al espejo. Mi reflejo me devolvió una mirada cansada, pero decidida.
Hoy iba a ser un día largo, y no podía quedarme encerrada en esta cabaña revolcándome en mi propia frustración y mis pensamientos caóticos. Necesitaba salir, moverme, encontrar un trabajo temporal en el pueblo.
Ya veo venir el giro que tomara la trama
Digo, no es normal que ella como humana pueda sentir el aroma de Andrew, se supone que es entre especies.
Es eso o tiene muy buen olfato mi chica Emma 😂😂😅
Necesito mi dosis diaria de Andrew