La Trampa

La junta de planeación para los nuevos proyectos estaba en plena sesión cuando, de repente, los asistentes escucharon unos ronquidos provenientes del presidente Ximénez.

Muy discretamente, su amigo Omar le dio una patada para despertarlo, pero no pudo evitar que todos se dieran cuenta de que el jefe se quedó dormido en plena reunión.

A la mayoría de los empleados les extraña, pues han notado que algo es diferente en el jefe, temen que tenga problemas con su esposa, a quien consideran un augurio de buena suerte, pues el día que se casaron todos recibieron el equivalente al bono anual sólo por la felicidad del jefe, así que nadie quiere que les pase algo malo.

Alejandro: Xante ¿te encuentras bien? ¿Tuviste algún problema con tu carcelera? ¿Te mandaron a dormir a la cochera?

Xante: (Extrañado) ¿Cuándo te peleas con tu mujer te manda a la cochera? Y no, no me pelee con mi hermoso tulipán…

Omar: Entonces qué pasó, dinos en qué te podemos ayudar, pero no puedes llegar a dormirte a la junta hermano… ¡es la primera vez que pasa esto!

Xante: No sé qué está pasando… pero me he sentido muy cansado, como si no pudiera descansar bien… es decir, duermo, pero no despierto lleno de energía... ¿entienden?

Alejandro: ¿Y qué te dice tu mujer?

Xante: Ah, ella salió a un congreso y está en Australia en este momento, así que no la he podido ver desde hace dos días.

Omar: Ahí está… eso te pasa… la extrañas hermano, te traeremos más café, pero no puedes seguir durmiendo, te explicaré bien lo que pasó en la junta, pero no te duermas.

Alejandro y Omar salieron de la oficina de Xante más tranquilos, pero él sabe que hay algo más… tiene miedo de estar enfermo, pero por unos pequeños vértigos y quedarse dormido no puede inferir algo más, así que decidió esperar a ver si tiene algún otro síntoma, pero, sí, reconoce que extraña mucho a su esposa en su cama. Esta no es la primera vez que se separan desde que se casaron, pero lo que antes era normal (dormir solo) hoy se le hace extraño.

Estaba en eso cuando poco a poco, Xante se volvió a quedar dormido, pero en su sueño comenzó en realidad a rememorar cuando inició la lucha por la herencia de su familia.

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Hace cinco años, él salía informalmente con Aileen. Desde la fiesta en la playa la chica de forma natural se presentaba como su novia y él simplemente decidió no desmentirla y aunque al inicio se sentía mal por Aossi, quien literalmente quedó ridiculizada, en realidad ese sentimiento pasó cuando la pobre diosa le contó la forma en que la trataba en su casa.

Según le dijo, pese a vivir en la misma casa, tenía prohibido bañarse hasta que Aossi o su madre no lo permitieran, alegando pretextos como que estaba sucio el baño, que olía mal, que ella contaminaba la casa con su aroma y necesitaban desinfectar todo antes de que pudiera entrar y cuando lo hacía el agua estaba fría.

Una vez la encontró llorando porque no le permitieron despedirse de su papá cuando éste hizo un viaje de negocios, pues la encerraron en su habitación, por lo que su padre se fue pensando que ella estaba molesta con él por su reciente matrimonio.

Le pidió ir a verla a su casa, y cuando Aileen corrió a sus brazos, lo llevó rápidamente a su habitación.

Xante: ¿Cuál es la habitación de tu hermana? No quiero confundirme si algún día vengo sin avisar.

Aileen: Ah, amor… es la que está al fondo, en el lado opuesto de la mía, pero no vayas para allá, el otro día una de las criadas quiso entrar a su cuarto y la bañó con pintura fluorescente, para que aprendiera a no meterse en su habitación. No sé qué guardará ahí, pero no quiero que te pase nada malo.

Xante: (Indignado) Nunca creí que tu hermana fuera así de agresiva, ¿estás bien? Puedo hablar con tu padre sobre este problema, no puedes seguir viviendo así, con tanto temor.

Aileen: (Temerosa) Pero él está fascinado por mi madrastra, dudo que te haga caso si le dices que Aossi me atormenta, alguna vez lo intenté y mi padre simplemente me dijo que debo ser más tolerante. Me siento como la cenicienta de los cuentos… pero tu sí me crees, ¿verdad?

Xante: (Protector) Claro que te creo, sólo que, hay algo que no me termina de hacer sentido… ¿sabes? Tu hermana parecía muy indiferente al mundo cuando la conocí…

Aileen: (Apenada) Pues creo que me hace todas esas cosas porque está perdidamente enamorada de ti. ¿Recuerdas lo que pasó en la fiesta de la playa? Ella no ha superado que tu me eligieras, y por eso me trata así de mal. De hecho, creo que ha comprado a la servidumbre, porque ellos también me han dejado de lavar la ropa y mi comida siempre trae algo raro, el otro día encontré algo extraño en mi sopa… fue terriblemente espantoso.

Tiempo después, en un banquete de negocios, Xante se topó de frente con Francisco Covarrubias, el padre de Aileen y Aossi, por lo que no pudo evitar tratar de proteger a su amiga.

Xante: (Indignado) Señor Covarrubias, me temo que tengo un tema muy importante para hablar con usted, es sobre el mal comportamiento de Aossi, debe usted poner más límites a su conducta.

Francisco: Señor Ximénez, ¿puedo saber cuál es su relación con mis hijas?

Xante: (Molesto) Soy amigo de Aileen y fui novio por una semana de Aossi.

Francisco: Lamento escuchar eso, porque es obvio que usted está demasiado involucrado y su juicio no es el mejor. No diré nada contra ninguna de mis hijas, solo le sugiero que antes de hablar indague bien las cosas, porque no todo lo que reluce es oro.

Xante: (Ofendido) No creo ser yo quien deba indagar sobre el comportamiento de Aossi, es obvio que ella y su madre tienen más que aterrorizada a la pobre Aileen. Ella es su hija, debería ser capaz de protegerla. Yo sólo le pido que ponga en cintura a su hija, si no quiere que yo intervenga.

Francisco: ¿Me está amenazando?

Xante: (Irónico) Jamás haría algo así… sólo estoy sugiriendo que tenga cuidado y ponga disciplina en su casa.

Francisco: (Molesto) Tal vez a usted no le parezca pero, créame, sé muy bien lo que pasa en mi casa. Se perfectamente lo que hace cada una de mis hijas y mi esposa, así que, le reitero, debería mantenerse alejado de aquello que no sabe. Porque entonces tendré que pedirle se mantenga alejado de mis hijas.

Ofendido, Xante no pudo más que quedarse callado. Su conciencia esta en paz al saber que ha abogado por la pobre Aileen, pero no entiende cómo su propio padre puede estar tan cegado por amor y no hacer caso de lo que se le advirtió.

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