La persona equivocada

Todavía estaba incrédulo de que la persona con la que me lié el día anterior había sido a quien más odio, nada más tenía sentido para mí. Los recuerdos de aquella noche invadían mi mente, podía recordar todo, los besos y caricias que Max me hizo aquella noche. Su sonrisa, esa maldita sonrisa que tanto odio era tan visible en mi memoria. Por un momento cerré los ojos y me vi reviviendo aquella noche caliente. Su mano deslizándose por mi cuerpo, sus besos descendiendo lentamente por todo mi cuerpo, recordando todo hasta cuando gemía para él, jadeante con cada toque. Realmente gemí su nombre.

Me acosté en la cama, y aquellos recuerdos me acompañaban hasta en mis sueños. Ahora que recordé, no puedo olvidar más lo que pasó. Él venía hasta en mis sueños, tan real. Recordando de nuevo y de nuevo, cada toque, cada beso, ya me estaba dejando excitado con los recuerdos de la noche que tuvimos. No conseguía dormir bien pensando en eso, días y noches y él simplemente no salía de mi cabeza. Algo me decía para repetir lo que hicimos, pero por otro lado, debo mantenerme alejado. No consigo razonar más nada y se volvía cada vez más difícil concentrarme en las clases de la facultad.

Pasé otra clase mirando a la nada, intentando organizar mis pensamientos y ni vi el tiempo pasar, ni la campana sonar.

—¡Alisson!

Alguien me llamó, pero estaba tan en la luna que no fui capaz de reconocer la voz. En verdad, no escuché a la persona que me llamó.

—Estás peor que yo, eh. Sal del mundo de la luna, la clase ya acabó.

Me dio un golpe en la nuca, haciéndome volver a la realidad. Todavía estaba tan confuso, asociando nada con nada.

—¿Alicia?

Levanté una ceja cuando percibo quién era. Ella estaba diferente desde la última vez que la había visto, pero la reconocí. Ni tan diferente, pero con certeza más bonita que antes. Sus cabellos tenían una tonalidad diferente de ahora, eran más oscuros y se tornaron más claros, no niego, estaba mucho más bonita aunque no haya cambiado tanto.

—Ni yo que tengo TDAH me quedo tan distraída así. ¿En qué estabas pensando?

—Nada de más.

Murmuré, intentando desviar del asunto. Lo que menos quería es tener que contarle todo. Lo que pasó conmigo por causa de aquel idiota de Max. En serio, ni sé cuál sería su reacción al descubrir lo que pasé con Max mientras ella estaba en Sídney.

—Las clases ya acabaron, vamos luego a salir de aquí.

Alicia me sacó de la silla y me condujo a la salida, ni negué y ni acepté, solamente fui con ella. Max todavía no salió totalmente de mi cabeza, si lo veo otra vez, no sé qué puedo hacer o cómo voy a actuar.

Hablando del diablo...

Max pasó por nosotros en el comedor y paró para hablar con Alicia. Tenía certeza de que no fue por ella, sino por mí.

—Alicia, hacía tiempo que no te veía. ¿Por qué te quedaste tanto tiempo sin aparecer en la facultad?

Max dijo de forma amigable, pero sus ojos fijaron a todo momento en mí, haciendo que mi sangre hierva solo con que me esté mirando. No sé más cómo expresar mis sentimientos delante de él, ¿lo que siento es odio o atracción?

—No dio tan cierto ir para otra facultad, ahí volví para acá. Y también porque la otra facultad quedaba más distante de mi casa, por causa de todo eso, yo volví.

Le respondió en el mismo tono, sin ni percibir que Max me miraba fijamente y con una sonrisa perversa en el rostro. Consiguiendo hacerme sonrojar solo con la mirada, todavía consigo imaginarlo tocando mi cuerpo. Toda vez que veo su sonrisa en su rostro, me viene a la mente aquella noche y lo que hicimos, yo no olvidé nada.

—Qué mala suerte. Al menos, tienes a Alisson para auxiliarte por aquí.

Su maldito demonio. No me provoques de esa forma delante de alguien. Su mirada parecía decirme algo, pero no sé bien lo que era. ¿Qué demonios quería decir con aquellas miradas tan constantes? Eso me deja tan irritado y curioso.

—Ah, Alisson. Hasta ahora no vi a Jack, ¿sabes dónde está?

—No sé y ni quiero saber.

Le respondí de forma ignorante, no importa quién sea, cita a aquel infeliz delante de mí y las cosas que puedo hablar no van a ser muy agradables. Ya habían unos días desde la última vez que crucé cara a cara con el idiota de Jack. Sí, lo veo por la facultad, pero apenas mantengo la distancia. Pienso que mi amor por él ya no existe más, no siento más lo que sentía antes.

—¿No supiste? Alisson y Jack terminaron ya hace unos días. Jack lo engañó con Sarah.

Max contó, sin ni siquiera desviar la mirada un segundo de mí. ¿Qué quiere conmigo?

—¿Es en serio eso? ¿Por qué no me dijiste antes, Alisson? Yo tenía que saber. Soy tu amiga, ¿no?

Alicia cruzó los brazos y bufó, actuando como niña. Su forma ni me incomoda más, hasta llega a ser gracioso cómo actúa en determinadas situaciones. Alicia entonces miró para el reloj en su pulso derecho, sus ojos luego se abrieron.

—Ah, demonios. Tengo que ir ahora, Alisson. Tengo un compromiso y ya estoy atrasada.

Ella corrió entre los corredores, chocando con algunas personas y finalmente dejándome a solas con Max. Él me miró de arriba a abajo, sonriendo como un idiota. Me jaló por el brazo y me llevó hasta el estacionamiento, donde estaba su carro. No cuestioné nada sobre lo que estaba haciendo, procesé todo lo que pasó y todavía procesaba.

—¿Vas a actuar así hasta cuándo?

Max me acorraló contra su carro, haciéndome golpear la espalda contra el vidrio. Nuestros cuerpos estaban tan cerca, parecía que iba a besarme en aquel momento.

—Cuando yo pare de mirar tu cara. Para de actuar así también.

Intenté esquivarme y salir de su alcance, pero él se aproximó más, casi tocando nuestros labios. Mi rostro instantáneamente calentó, dejándome rojo como un pimentón nuevamente. Max conseguía fácilmente dejarme con vergüenza.

—Aléjate.

Ordené con vergüenza, giré el rostro para el lado, intentando evitar contacto con él. Pero, Max osó más y besó mi cuello para provocarme, causándome escalofríos.

—Alisson...

Él susurró contra mi cuello.

—Yo quiero cogerte de nuevo.

Reveló, alejándose nuevamente. Abrí los ojos con sorpresa, en choque con lo que dijo. Mi rostro sonrojó más aún, mordí el labio inferior intentando calmarme. Juro, yo no estaba esperando oír aquellas palabras saliendo de su boca y de aquella forma que me hizo erizar.

—E... estás delirando, Max. ¿Bebiste, por acaso?

Tartamudeé, incrédulo con sus palabras. No creo que aquellas palabras realmente habían sido dichas por él. Es el tipo de cosa que yo nunca esperaba que Max podría decir para mí, o siquiera, para otra persona.

—No necesito estar borracho para decir lo que quiero. Tengo certeza de que no olvidaste aquella noche que tuvimos...

Él balbuceó y cruzó sus brazos, mientras me miraba esperando que le respondiera. Mi corazón parecía que iba a salir del pecho, no sabía ni lo que decirle a él. Era simple; sí o no.

—Max...

—¿Sí?

—¿Por qué demonios mi cuerpo responde a tu toque?

Cerré los dientes cuando dije, él sonrió y de forma discreta, pasó su mano por debajo de mi ropa. Descendió lentamente hasta mi miembro, sintiendo lo cuán duro ya estaba con sus provocaciones.

—Es tan fácil excitarte, me gusta provocarte por eso. Del jeito que te quedas vulnerable cuando te toco, es increíble.

Su voz sonó tan seductora. Su mano deslizó lentamente por mi miembro por encima de mi pantalón, él sonreía mientras me acariciaba. Parecía que no le importaría cogerme allí mismo, en medio de un local abierto y que cualquier persona podría vernos.

—Todavía estamos en la facultad, para con eso.

Resmugué con vergüenza, mordí el labio inferior todavía con más fuerza que antes. Sentí cuando lo corté y el gusto de la sangre se mezcló con mi saliva.

—¿Te gusta provocar, pero no te gusta ser provocado? Eso es aún mejor…

Max levantó mi mentón y me hizo mirar en sus ojos, los entrecerró y se aproximó más, casi nuestros labios se tocan, pero él se alejó nuevamente.

—¿Quieres? ¿O vas a negar eso?

Él soltó mi mentón, pero nunca dejando de mirar en mis ojos. Yo no sabía más lo que decirle a él, mi cuerpo y mente decían cosas completamente diferentes.

—Entra en el carro.

Antes mismo que yo hablase algo, él tomó la frente.

—¿Por qué ahora?

Pregunté, confuso. Estaba corriendo todo bien y de la nada él me pide para entrar en su carro. Max miró para los lados y fijó la mirada brevemente para un punto, detrás de nosotros, Jack estaba viniendo con Sarah en nuestra dirección. No dudé, y entré en el carro de él sin pensar dos veces. Bueno, en aquella altura, yo ya había entendido el porqué me pidió para entrar en el carro y no tuve opción, yo no quería tener que dar de cara con Jack otra vez.

—No sé quién es peor. Tú o Jack.

Murmuré conmigo mismo, mientras veía a Jack caminar hasta su carro con la compañía de Sarah. Si me viesen, ¿qué sería que pasaría?

—Yo te escuché.

Giré el rostro para el lado opuesto, encontrando a Max más próximo de mí. Prácticamente del mismo jeito de la primera vez que pedí aventón con él, estaba tan cerca de mí e hizo que mi corazón acelerase nuevamente.

—¿Por qué dijiste mi nombre ayer a la noche?

Él me preguntó, alejándose de mí rápidamente. Mi expresión instantáneamente cambió. No entendí lo que él me había dicho, ¿qué aquello significaba? Max encendió el carro y partió, me mantuve en silencio hasta atreverme a cuestionar lo que él habló.

—No dije tu nombre ayer. Ni te vi.

—¿Y desde cuándo necesita ver a la persona para hacerse una paja a la noche?

Ah, qué demonios. Mi cuerpo congeló. Trave la respiración en el mismo instante y abrí los ojos cuando él dijo eso. Tal cosa no era posible ¿no? ¿Cómo era posible?

—Cómo que... cómo que tú...

Tartamudeé, no consiguiendo encontrar las palabras ciertas para decir lo que yo quería. Ni siquiera necesité terminar de hablar para Max responderme.

—No acredito que tú no percibiste nada de diferente en tu casa, Alisson.

Una sonrisa surgió en su rostro, de oreja a oreja. Haciendo que mi corazón acelerase a punto de pensar que saldría del pecho.

—¿Tú andas espiándome?

Entrecerré los ojos, todavía desacreditando en sus palabras. Mas no podría haber otra razón a no ser eso, ¿no es? ¿Cómo sería posible él saber lo que hice noche pasada si ni siquiera estaba por cerca?

—Solo estaba protegiendo tú. Tuve suerte al ver tú tocándote durante la noche pasada, hiciste eso pensando en mí. Vi cuando gemiste mi nombre, sé lo cuánto me deseas dentro de ti de nuevo.

Max anduvo más un poco con el carro y paró en un lugar sin mucha movimentación, y allí paró. Él apagó el carro en aquel lugar. Se aproximó de mí, con los ojos llenos de lujuria y exhibiendo su sonrisa, tan cínico. Mas que, infelizmente yo amaba verlo así. Apoyó una mano sobre el panel del carro y me acorraló en mi asiento, haciéndome golpear la espalda en la puerta del carro, incluso yo intentando abrir la puerta de su carro, estaba trancado. no sé si veo eso como una buena señal o no, yo quería, no podía negar porque mi cuerpo respondía por mí mismo.

—Ayer deseaste que yo hiciese lo que hice contigo cuando estaba embriagado. ¿Tienes certeza?

Sentí su respiración contra mi oreja, causándome escalofríos. Mi rostro sonrojó más aún y yo no sabía más cómo reaccionar a sus provocaciones y todo lo que me hablaba para desequilibrarme. No podía negar, quería sentir él de nuevo encima de mí.

Simplemente, yo me entregué. Me rendí a sus provocaciones, en fin. Lo jalé por el cuello de la camisa y aproximé nuestros rostros.

—No se aproveche tanto de mí solo porque estoy excitado. Eso es culpa tuya, entonces tú tienes que resolver.

Apreté con fuerza su camisa, incluso que tanto resistiese, su mirada, su sonrisa y sus caricias, eran todavía capaces de hacerme desestabilizar por completo. Él entrecerró ligeramente los ojos y me besó, aquel beso, como si dijese que necesitaba de eso en aquel momento, en aquella hora. Retribuí del mismo jeito, hasta perder el aliento. Max descendió su mano para recorrer por mi pecho y mientras continuaba a besarme, desabrochó mi camisa, revelando mi cuerpo curvilíneo. Trazando besos desde de los labios hasta por mis muslos, besó cada parte de mi cuerpo. Estaba tan ansioso para sentirlo tocarme otra vez, era todo lo que yo quería ahora.

—¿Sentiste saudades de eso?

Él me preguntó, mientras mordía y besaba mi muslo. Él sonreía con satisfacción cuando hacía eso, me excitaba incluso ni habiendo colocado su pene dentro de mí.

—Mi cuerpo habla por mí...

Resmugué, intentando no mirar tanto en sus ojos. La cicatriz en su cuello ahora era tan visible para mí, me pregunto cómo y quién hizo eso con él. En un acto repentino, él me jaló para sí y se puso entre mis piernas, ahora provocándome con sus dedos en mi entrada, haciéndome jadear. Arqueé la espalda en dirección a sus dedos, profundizándolos en mí. Max me miraba en los ojos, sonriendo de forma maliciosa mientras me veía jadear.

—Acredito que es lo suficiente.

Murmuró, sacando sus dedos de dentro de mí. Y con apenas una mano, se deshizo del cinturón de su pantalón, finalmente revelando su miembro erecto, tanto como el mío.

—Es tan grande...

Susurré. Escalofríos recorrieron por mi espina y tragué seco, mirando para su miembro enorme. Max acarició su miembro antes de posicionarse en mi entrada, y por fin, entrando en mí lentamente. La sensación era inexplicable, su pene me estaba llenando por completo y yo solo sabía gemir en aquella hora, mientras él invertía más rápido y más fuerte en mí. Era tan bueno tenerlo dentro de mí así.