Después de la muerte de sora el ángel de la reencarnación, asmodeo planeaba destruir la tierra en señal de venganza, años después sora reencarna en un joven llamado touji quien deberá descubrir su pasado.
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Capitulo 6 La historia del pueblo khaoskraga
En la lejanía del cielo, existió un pueblo que era rodeado por enormes montañas y bosques sombríos, que servían para proteger a los demonios que eran puros de corazón, el pueblo poseía increíbles hechizos que confundían a los enemigos que buscaban destruirla.
Antes de ser destruida por un demonio perverso, los habitantes lo llamaron pueblo khaoskraga, así naciendo la leyenda de shu el último sobreviviente.
Shu se despertó una mañana emocionado, era el día importante que tanto esperaba con ansias, miraba por la ventana de su cuarto con una tranquilidad que llenaba el vacío de su corazón, de repente alguien lo llamó.
—¿Shu, estas despierto?—preguntó su madre con una voz amable golpeando suavemente la puerta.
—Si mamá—respondió caminando lentamente a ella.
Giró la manecilla y salió rápidamente al pueblo sin despedirse de su madre, su madre no entendió el motivo de su felicidad, el último recuerdo fue su rostro al marcharse, al pasar por las calles miraba que los habitantes organizaban la llegada de aquel demonio que tanto esperaban.
Shu no entendía el sentimiento que sentía por dentro de su corazón, sin darse cuenta se detuvo por un instante.
—¿Qué es está punzada que siento en mí pecho?—dijo shu en silencio poniendo la palma de su mano en el lado izquierdo.
Antes de responderse a él mismo, una voz detrás gritó fuerte.
—¡Esta aquí! ¡Ha llegado!.
Shu mostró una sonrisa al escuchar las palabras.
—Debo darme prisa si quiero conocerlo—gritó shu dándose la vuelta para correr.
—¡Espera un momento! ¡Por favor!—gritaron a espalda de él.
Shu se detuvo de inmediato y retrocedió girando lentamente.
—Eres tú naomi—respondió con tranquilidad.
Naomi fue abandonada por sus padres o al menos era lo que ella hacía creer a los demás en el pueblo, lo que hacía diferente de los demonios eran las alas que poseía.
—¿A dónde te diriges con tanta prisa shu?—preguntó naomi con una voz nerviosa.
—Ha llegado y no puedo esperar más aquí, ¿quieres acompañarme?— respondió shu tomándola de las manos.
Naomi se quedó en silencio pensando y sin decir nada sé marchó rápidamente.
Shu no le tomó ninguna importancia, pensó que tal vez estaba nerviosa por otras cosas, sin pensarlo dos veces aceleró el paso para llegar pronto, cuando llegó miró a decenas de demonios esperando, hasta que un ruido interrumpió.
Las trompetas comenzaron a sonar dándole paso a uno de los hijos del dios xarathys, asmodeo había llegado al pueblo con mentiras y engaños.
Caminó con elegancia acercándose a la multitud acompañado con tres de sus generales y trayendo consigo un ejército de demonios.
—Habitantes del pueblo khaoskraga, es un placer estar aquí con ustedes en este día tan especial—gritó asmodeo paseándose en la multitud.
Los habitantes del pueblo aún no sospechaban de los malvados planes de asmodeo.
—He llegado hasta aquí, con el propósito de vencer a mí padre y nesecito de su ayuda para lograrlo—dijo asmodeo como si no tuviera miedo a la misma muerte.
Los demonios comenzaron a murmurar entre ellos, no entendían el por que quería traicionar a su propio padre, entonces se negaron ayudarlo sin imaginar que ese sería su último día de vida y la aniquilación del pueblo.
Shu al ser pequeño no entendía lo que pasaba alrededor y el por qué los demonios murmuraban el nombre del dios xarathys.
Xarathys, el dios que no podían tocar ni sus propios hijos, era capaz de manipular la realidad y las leyes, decían que fue el creador de los ángeles y los primeros demonios en existir
—Ninguno de nosotros ayudará—gritó un demonio entre la multitud tomando valor.
Asmodeo al mirar el rechazo, se enfureció despreciando a los demonios que lo miraban, no podía permitir tal vergüenza.
—Suficiente, no necesito su ayuda—gritó fuerte asmodeo dando la espalda.
Shu sintió un presentimiento como si algo estuviera por pasar en el pueblo, no podía explicar como asmodeo deseaba derrotar a su propio padre.
—Ustedes morirán por negarse ayudar—alzó la voz asmodeo dándose la vuelta lentamente señalando a los demonios alrededor.
—Permíteme terminar con la vida de ellos amo asmodeo—respondió akimitsu dando un paso adelante.
—Destruyan el pueblo y no dejen a ningún sobreviviente—ordenó asmodeo traicionando a su propia raza.
Los demonios huían por sobrevivir, mientras que otros eran atacados por los generales de asmodeo, no había nadie que pudiera ayudarlos.
Asmodeo disfrutaba la destrucción del pueblo en cada momento que pasaba, los demonios fueron cayendo uno por uno, no importaba cuanto intentarán esconderse eran encontrados por akimitsu y minoru, asesinandolos sin misericordia.
Shu miró desde un rincón donde no era visto por nadie, miraba la destrucción de su pueblo, pensó en lo inútil que era al no poder hacer nada para defenderse o poder ayudar
Las casas eran quemadas mientras las paredes se caían a escombros, los demonios más pequeños eran separados de sus padres luego para ser asesinados.
—Esto no está pasando no es real—susurró shu mirando el fin de su pueblo.
No entendió como un ser malvado había burlado los hechizos que los protegían de seres como él.
El aleteo de un demonio se acercó, shu miró y se quedó paralizado al mirar que se trataba de naomi dirigiéndose a asmodeo.
—¿Por qué tú naomi? ¿por qué me has traicionado?—se preguntó buscando respuesta.
—Veo que cumpliste tú misión naomi—dijo asmodeo alagando a su fiel general.
—He destruido gran parte del pueblo y no ha quedado ningún sobreviviente—respondió naomi arrodillandose a él.
Por la cabeza de shu pasaron cosas que no tenían explicación o a que se refería naomi, por que ella había traicionado su pueblo, tomó valor y decidió correr hasta su casa esperando encontrar aún a su madre.
—¿Madre donde estas?—gritó shu desesperado por encontrarla.
—¿Eres tú hijo?—preguntó su madre con pocas fuerzas.
—¡Madre!—respondió shu acercándose a ella rápidamente.
Su madre estaba gravemente herida, había perdido mucha sangre haciendo imposible poder hacer algo para salvarla.
—No te mueras por favor, no me dejes sólo—dijo shu con lágrimas en sus ojos tratando de tapar la hemorragia con sus propias manos.
Shu no podía permitir que su madre muriera, aún sabiendo que era lo único que tenía en su vida y sin ella la vida no tenía sentido.
—Escucha shu, debes buscar al ángel de la reencarnación y pedirle que te salve de este infierno—dijo su madre con esfuerzos para hablar.
—¿Quién es el ángel de la reencarnación?—preguntó shu abrazando fuerte a su madre.
—Es el ángel más fuerte que puede existir —respondió su madre al morir.
La madre de shu habia muerto y el no podía hacer nada para regresar el tiempo, todo apuntaba a naomi y de aquel demonio llamado asmodeo.
—No te mueras, no me dejes sólo—lloró shu al ver morir a su madre en sus brazos.
El llanto llamó la atención de un joven general de asmodeo que pasaba por ahí, sé acercó sigiloso para no ser escuchado por él, intentó matarlo por la espalda pero fracasó al intentarlo, shu miró su silueta en el suelo y recordó las últimas palabras de su madre.
—Te mataré—gritó shu quitándole su arma.
Finalmente logró derrotarlo, se cambió su armadura y logró esconder el cuerpo dentro de su casa, salió al exterior sólo para mirar la destrucción del pueblo, no había quedado ningún sobreviviente a excepción de él, a lo lejos escuchó a minoru llamándolo.
—Koji, pronto nos iremos—gritó minoru alejándose del pueblo.
—Lo hiciste bien naomi, después de todo sirvió infiltrarte aquí—dijo asmodeo sonriendo.
Con la armadura que shu se había puesto nadie sospechaba de él, todos pensaban que se trataba de koji.
—¿Algo te inquieta?—preguntó naomi dudando por un momento de su presencia.
—Todo esta bien, sólo estoy un poco cansado—respondió shu tratando de no asustarse.
—¿Hay algo que te inquiete naomi?—preguntó asmodeo deteniéndose por un instante.
—No es nada amo asmodeo—respondió naomi sin quitarle la mirada.
Shu aún continuaba en duda, no tenía ninguna explicación de como asmodeo había entrado al pueblo con la ayuda de naomi.
—No hay nada que hacer aquí, es momento de irnos—ordenó asmodeo.
Los generales de asmodeo se marcharon dejando detrás a shu quien se hacía pasar por koji, sólo miraba las cenizas del pueblo.
—Algun día me vengaré de ustedes—susurró shu en silencio para no ser escuchado.
—Me sorprendiste con tu habilidad koji—dijo asmodeo felicitando su victoria.
—Gracias señor asmodeo—respondió shu haciéndose pasar por otra persona.
—He considerado darte un par de alas—dijo asmodeo haciendo el sueño realidad de koji.
Shu no entendió lo que transcurría en el momento que asmodeo le haría entrega de unas misteriosas alas, era como si el destino lo estuviera esperando.
—¿No viste a un demonio más o menos de tú edad?—interrumpió naomi acercándose a shu.
—No recuerdo haberlo visto—respondió shu con una voz segura pero tranquila.
—Olvida lo que te dije—respondió naomi alejándose lentamente.
Al quedar sólo pensó en como idear un plan para vengar la muerte de su madre sin ser descubierto por su enemigo, de pronto recordó al ángel de la reencarnación.
—Se como iniciar mí venganza—murmuró shu mientras se alejaba del pueblo.