Esther destinada a vivir una vida difícil, en una sociedad carente, es obligada a casarme debido a las deudas de su padre, un hombre egoista y cobarde, vivir atravesando el fuego una y otra vez, sin embargo, el final, no fue el final si no el principio de otra vida donde solo ella recordaba, que habia vivido dos veces atrapada por el mismo maldito hombre.... ¿quien será el ganador?, ¿el que olvida o el que se va?
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Capitulo 14
Después de un largo rato, en el que no dijo nada, me senté en la silla del tocador, ya que no tenía la fuerza física de permanecer parada muy mucho tiempo, debido a mi débil cuerpo, la poca nutrición que he tenido desde niña, y lo delgada que soy, todo esto me hace físicamente incompetente, solo tengo fuerza en la boca, para responder a los ataques verbales.
— ¿Qué piensas de mí?
«Que eres un idiota»
Por suerte, soy inteligente y puedo retener mi lengua, en la vida he aprendido, que todo lo que se piensa no se dice, aunque sea la verdad, existen verdades que pueden traer más problemas que la mentira.
— ¿En qué sentido?, ¿cómo hombre?, ¿como Duque?, ¿como esposo?, ¿como ser humano?,– Le pregunté.
— Yo soy una sola persona, porque tienes que dividir tu opinión sobre mí, como si fuera cuatro personas diferentes. Solo quiero saber que piensas de mí.
«Toda perdona tiene más de un rol en la sociedad y en la vida, y cada uno es diferente, por ejemplo mi padre, como ser humano era horrible, solo vivía acumulando chismes y secretos de los demás para su beneficio, como padre fue el peor, como Conde una vergüenza, pero todos dicen que como esposo era el mejor, que amaba a mi madre profundamente, por eso nunca entendí, porque no me pudo amar a mí también»
— Sigo aquí, ¿por qué piensas tantos?, – Me pregunto.
En realidad me había perdido en mis propios pensamientos, suspire al volver a la realidad y comencé hablar.
— No nos conocemos, si lo juzgo por lo poco que sé dé mi señor, entonces mi opinión no es buena, lo veo como una persona egoísta, que no le importa nadie más que sí mismo y sus propios sentimientos.
«Al final tuve que sacar un poco de la verdad, es difícil para mí mentir, pero lo suavice, diciendo que, en realidad no nos conocemos el uno al otro»
— Mañana vamos a caminar juntos antes de irme de Cacería, para que me comiences a onocer, y una cosa muy importante, no te quiero ver cerca de Sebastián, ¿entiendes?
Asentí con la cabeza, él se paró de la cama, abrió la puerta y salió de la habitación, de inmediato me pare, cerré la puerta, puse el seguro y la silla para trabarla, me senté en la cama y continué comiendo pan hasta que me sentí satisfecha.
Envolví bien los panes que quedaron, cerré la ventana, fue al baño, y me lave la cara y los dientes, después me acosté en la cama y me arrope con las sabanas nuevas que olían a limpio y a perfume de rosas, cerré los ojos, y espere que el sueño llegará a mí.
Me moví en la cama, pero nada, no podía dormir, me quede mirando la ventana y a través del cristal, puede ver a una mujer en el lago, rodeada de luciérnagas, era hermosa y de pelo rubio, aunque que estaba lejos, la podía distinguir claramente, era como si estuviera flotando en el lago.
Me levante de la cama, y mire más de cerca, ella me sonrió, yo frote mis ojos, pero al abrirlos, no había nada, abrí la ventana y saque la cabeza, pero solo estaba la niebla y las luciérnagas, nada más, se me puso la piel de gallina, cerré la ventana y me metí en la cama rápidamente.
Recordé, que esta casa tiene una maldición, miles de pensamientos vinieron a mi mente, entonces escuche unas risas, como si varias damas, estuvieran reunidas en una fiesta, mi corazón se aceleró, pensé en salir corriendo de mi habitación, pero ¿a dónde haría?
Comencé a respirar profundo, hasta que me logre calmar, y comencé a pensar con lógica.
«Yo soy la siguiente, si esa maldición es real vendrá por mí, no puedo escapar, no tengo a donde ir, ni quien me pueda proteger, no quiero morir, pero si es inevitable, entonces no ahí nada que hacer»
Cerré los ojos, y me decidí a dormir, no podía con los mortales, como voy a luchar con fantasmas, después de que mi mente se calmó, finalmente me dormí.
— ¡Mi señora!, ¡mi señora!
Me desperté sobresaltada con las voces en la puerta, me senté en la cama, respire profundo, me estiré, luego me levante, quite la silla y abrí la puerta, Penélope, había llegado, con una joven doncella, que traía mi desayuno en sus manos, la mire, y ella sonrió.
— ¿Qué pasa aquí?, – pregunte señalando a la joven.
— El mayordomo no confía en mí, y mando a esta doncella para que la atienda conmigo.
«El mayordomo, mando a esta doncella para qué vigilará a Penélope, es una locura, pero supongo que las órdenes vienen del Duque y no puedo negarme, aunque quiera hacerlo»
No tuve más opción que aceptar, Penélope se veía triste, pero no se podía hacer nada por el momento, me ayudaron a bañar, luego a cambiarme, y al final a peinarme y maquillarme un poco.
— Mi señora, ¿no va a desayunar?, – Me pregunto la doncella.
— No, – Le respondí de inmediato.
Al escuchar la firmas en mis palabras, ella no insistió, salió con la bandeja en la mano, yo abrí mi frasco de galletas de avena y pasas, tome dos y me las comí.
Por suerte estaba acostumbrada a comer poco, y podía sobrevivir con pan y galletas unos días sin problemas, hasta que encontrará una solución, me levanté de la silla del tocador, y salí de la habitación, Penélope salió detrás de mí, caminamos rápidamente por el pasillo, pero al bajar las escaleras algo estaba pasando.
— Saca esos cuadros de la casa, no los quiero ver.
— Estás loco, esos son los retratos de tus esposas fallecidas, que dirá la gente si saben que tiraste hasta sus fotos.
— ¡No me importo!
Cuatro enormes cuadros, con cuatro hermosas mujeres, de pelo rubio, ojos castaños y azules, delgadas y con miradas triste, me quede paralizada al reconocer a una de las mujeres como la que había visto anoche a través de la ventana en el lago.
Me acerqué al cuadro, y no había duda esa era la persona.
— ¿Quién es esta mujer?, – Me pregunte mirando al Duque.
Sin embargo, fue la Duquesa que estaba enojada, quien me contesto.
— Esa es Marina, la primera esposa de mi hijo, era hija de un conde y prima de Clara, es una pena que se fuera de este mundo tan pronto, si estuviera viva, alguien como tú nunca podría pisar esta casa.
Ignore sus palabras y me fije, que todas tenían un hermoso broche, de color dorado, con una piedra roja, además que todas nos parecemos a la primera esposa, pero yo más, pero subió largo, delgada, ojos castaños y expresión triste.
«No creo que esto sea una casualidad»
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y porque tanto odio para ella porque no tuvo la culpa de nacer y para sufrir y luego morir hay no por favor ..