A Corazón Picado

El aire fresco de la noche se mezclaba con el calor del esfuerzo. Serena, con el cabello recogido de forma desordenada, repetía los movimientos básicos con la lanza, cada golpe firme, preciso, descargando algo más que energía física.

Mientras sus soldados entrenaban junto a Dorion como si guardián inspeccionando el lugar mientras miraba sus movimientos.

Cassandra la observaba desde un banco de piedra, con los brazos cruzados, visiblemente inquieta. Lily dibujaba tranquilamente después de terminar sus deberes.

Una joven doncella se había acercado a ella casi corriendo, todavía con el mandil desordenado y el rostro nervioso.

—Princesa … —dijo en un susurro casi conspirativo—. No sé si debería contarle esto, pero… lo escuché en las cocinas.

Dicen que lady Nadyra y otras muchachas… están arreglándose, que el sastre estuvo tomando medidas para nuevos vestidos.Que se presentarán como… posibles concubinas para su majestad una ves que presente a la reina.

Cassandra parpadeó, incrédula, y luego su expresión se endureció con una mezcla de sorpresa y desdén.

—¿Concubinas? Desgraciada..Sabía que tramaba algo.—repitió, casi con risa incrédula—. Por todos los dioses… Orión no lo permitiría.. a menos que el concejo lo obligué. Aun así existe esa ley.

La doncella se encogió de hombros con gesto tímido.

—No lo sé, mi lady, pero en la cocina aseguran que es un tema ya hablado entre las familias.Dicen que con el compromiso puede que algunas vea su oportunidad.. ¿ Puede creerlo? esas muchachas piensan que Su Majestad es un libertino.

Cassandra se mordió el labio, conteniendo la carcajada que le provocaba semejante rumor.

Pero al ver la figura de Serena entrenando con la lanza, decidió que no podía quedarse callada.

— Gracias Mary, si escuchas algo mas me avisas —ordenó suavemente a la doncella—. Ya sé quien le dará un alto.

La doncella hizo una reverencia apresurada y desapareció por el pasillo.

Cassandra caminó hacia el patio, esquivando con agilidad un giro brusco de la lanza de Serena.

Se apoyó en el borde del poste de práctica con los brazos cruzados, arqueando una ceja.

—Sabes, deberías descansar un poco o terminarás destrozándote los hombros —comentó en tono ligero.

Serena bajó la lanza con un suspiro, limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

—¿Y perder la práctica justa ahora? Ni loca —replicó—.¿Qué ocurre? No te conozco tanto, pero esa cara muestra que quieres decirme algo.

Cassandra sonrió de lado, pero sus ojos brillaban con ese destello travieso que delataba chismes.

—Me despertó un rumor que no podía guardarme.Y estoy segura de que te va a interesar.

Serena frunció el ceño, curiosa.

—¿Ahora qué? —preguntó, apoyándose junto a Dorian que estaba firme detrás.

—Parece que Nadyra y un par de señoritas más están haciéndose vestidos nuevos.Dicen que quieren presentarse como… —hizo una pausa dramática— posibles concubinas.

El silencio que siguió fue breve pero denso.Serena parpadeó, lentamente, como procesando la información.

—¿Concubinas? ¿ Esta segura ? —repitió con un tono neutral, pero sus ojos brillaron con algo que Cassandra reconoció enseguida: esa chispa de orgullo herido y al mismo tiempo, de desafío.

—Así como lo oyes —asintió—.Parece que el rumor corre rápido. Supongo que Nadyra no pierde el tiempo.

Y por la cara que tenías ayer no quedará quieta. Debes hacer algo

– ¿ Cómo que ? Es una ley.. El puede tenerlas no creo que se niegue con mi petición..

Serena desvió la vista hacia el horizonte por un momento, apretando la mandíbula.

El enojo apenas se asomó en el brillo de sus ojos… pero en lugar de enfadarse abiertamente, dejó escapar una breve risa que no era del todo alegre.

— A menos que..—murmuró.

Cassandra la miró con sospecha.

—¿Qué estás tramando?.. Habla - dijo emocionada.

Serena se apoyó levemente en la silla con media sonrisa.Cassandra levantó ambas cejas, sorprendida, pero también divertida.

—Digamos que… si él puede tener opciones, yo también ¿No? No hay prohibición que la reina tenga Concubinos…

Cassandra largo una risa, Dorian abrió los ojos al escucharla

— En eso tienes razón.. Si mi hermano elige algunas, no le des el gusto . Ti también puedes hacerlo...

– Aunque… No creo que algún hombre decida ser concubino… - suspiro perdiendo la fe

– ¿Hablas en serio cuñada? ¿Eres ciega? Mira a tu alrededor… Estás rodeada de hombres interesados y mañana cuando te vean más de un Duque te hablara.

– Ja, ja, ja, Entonces tendré que hacer una lista.. Aunque algunos son de mi gusto.. Porque seguro su majestad le gusta alguna dama.

Cassandra negro con la cabeza 《 Sí que está ciega 》 – Ve a hablar con él, seguro que no tardara en saberlo, lo concejales siempre ordenan una carta preguntando si tomara concubinas para informarlo.

Serena asintió, Cassandra se fue dejándola pensativa 《 Tengo que ver quien querría ser mi concubino, ninguno está mal 》 Serena miraba a todos los soldados terminando en Dorian .

《 Dorian es toso mi tipo.. Fuerte, lindo porte, Mandíbula fuerte, 》

– Dorian ¿Es casado?

Dorian quedo rojo al escucharla, – No Majestad..

– ¿Alguien que esté en su corazón? ¿Hijos ? ¿Divorcio?

– No.. Majestad.

Serena se levantó, como inspeccionando, algo que lo puso más nervioso

– ¿Si Le sugiero se mi concubino aceptaría?

– Eh.. Yo bueno..

Serena suspiró – Está bien.. Entiendo, buscaré alguien parecido. Aunque es una lástima.

Se fue sin más, dejándolo confundido, nervioso y con el corazón a mil.

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