Introducción
Viridiana una joven mexicana que ama la música, había ganado la oportunidad de hacer una maestría en Roma en la Accademia Nazionale di Santa Cecilia. A sus 22 años ya tenía cien canciones escritas, y no solo la letra ella quería convertirse en una compositora mundialmente famosa. Sabía que pronto pasaría el tiempo, después volvería a su país para comenzar su sueño. Pero su estadía en Roma le cambiaría la vida para siempre, así entendería la razón de cada canción compuesta y escrita por ella.
Levent Akyürek un CEO de Estambul, estaba haciendo negocios importantes en Roma para fortalecer su imperio en compañía de su padre, a sus 24 años tenía todo, una familia unida, una fortuna en constante crecimiento. La más bella prometida de toda Turquía, pero el destino lo pondría a prueba.
“La vida sería mejor explicada a través de las más bellas canciones.” Viridiana
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Extraordinario
Capítulo 6
Viridiana tenía una semana en Roma, había comprado una bicicleta que la llevaría a la academia todos los días. Se despertó muy temprano para prepararse para su primer día en la academia. Bajo a la cocina para desayunar con Lola, se habían hecho grandes amigas. Aunque Lola era una mujer ya mayor, ambas se entendían perfectamente.
—¿Estas lista para tu primer día?—
—Si, estoy emocionada conoceré a Franco Beccu, un gran compositor. Mi sueño siempre ha sido aprender de él.—
—Te deseo buena suerte.—
—Bien, me voy ahora.—
Después de un largo camino en bicicleta llego hasta la academia, sentía su pulso al millón. Por fin estaba ahí, entró a buscar coordinación escolar. Después de estar en ese departamento y le asignaran sus clases, fue a buscar a su tutor, estaba sorprendida al saber que Beccu sería su tutor de la maestría. Eso lo llamaba un golpe de suerte. Llego al auditorio de la academia, era simplemente perfecto.
—Bienvenida señorita Escalante.—
—Aún no puedo creer que esté aquí, y más poder conocerlo Maestro Beccu. Admiro su trabajo y trayectoria.—
—Es muy amable señorita, pero estás aquí porque tu audición fue perfecta. Tus canciones son totalmente profesionales, también nos gustó ver tu gran habilidad tocando el violín.—
Le explicó todo lo que aprendería durante esos dos años en la academia, también sería parte de la sinfónica de la ciudad. Y de vez en cuando participaría en eventos especiales que ofrecía la academia para el público en general.
Viridiana pasaba los días tocando y aprendiendo de su tutor, vivía en la academia y solo iba a dormir a su casa, sin darse cuenta pasaron los meses. Era la mejor estudiante que tenía en el momento la academia, sin embargo le faltaba algo.
—Bellísimo, puedo preguntarle algo a mi mejor estudiante. Algo personal.—
—Claro que sí maestro, dígame.—
—¿Alguna vez te has enamorado?—
—No, solo de la música. Ella es mi gran amor y mi pasión.—
—Tu música es increíble, pero le falta ese sentimiento que nace del amor y también de la desilusión, ese sentimiento lo podríamos llamar como algo extraordinario. Si no planeas entrar en esos temas aún, sería bueno que trataras de conectar con esas emociones. Así tu música tendrá sentido, continuemos. Ahora quiero que escuches las sinfonías de Vivaldi y trates de sentir lo que quería proyectar.—
Viridiana nunca le había prestado atención al amor, tuvo pretendientes pero siempre los descartaba. A esas alturas de su carrera no quería distracciones, mientras escuchaba a Vivaldi. Removía su sentimiento de soledad, el camino de una artista era solitario, a menos de que seas una actriz o modelo.
Mientras tanto en Estambul, Levent estaba en una reunión con ejecutivos e inversionistas. Había una nueva novela que querían producir en Roma y en Estambul al mismo tiempo, además no había entrado de lleno al manejo de su televisora adquirida en Italia.
—Bien señores, si estamos todos de acuerdo viajaré lo antes posible en compañía de mi padre a Roma. RAI fue adquirida hace tres años y no he invertido el tiempo necesario para ver qué modificaciones se harán dentro, no solo del personal, también de los programas que consumen en ese país. La finalidad principal es comenzar también con las telenovelas en aquella parte del mundo, sabemos que nuestras historias creadas en Turquía, gustan mucho allí.—
—Creo que hablo por la mayoría de los aquí presentes, como siempre todos estamos de acuerdo contigo. Si necesitas más inversión sin duda la tendrás.—decía su futuro suegro
—Gracias señor, bien hemos terminado por hoy. Les enviaré las estimaciones de lo que costará la siguiente telenovela.—
Mehmet estaba orgulloso de su hijo, dejarlo al frente de la televisora había sido muy acertado.
—Te felicito hijo, has sido muy brillante en todos tus proyectos.—
—Gracias papá, bien debo irme. Llevaré a Ceren a comer y de compras.—
—Me alegra ver que ya dejaste tu aventura con Gül.—
—Yo se los había dicho, solo era una aventura.—
—No quisiera verte algún día sufrir por una mujer, porque ese día conocerás el dolor que todas las mujeres que te amaron, sintieron.—
—Papá ellas solo esperaban conseguir algo de mí, no era amor, para eso tengo a Ceren y su amor incondicional.—
Mehmet no comprendía a su hijo, además no aprobaba sus romances pasajeros. En verdad deseaba que dejara aún lado esa vida de mujeriego.
Levent y Ceren llegaron juntos al restaurante, ella estaba feliz de estar con su prometido. Las cosas entre ellos habían mejorado bastante, según ella, pero sabemos que a un mujeriego es cuestión de tiempo para volver a caer de nuevo.
—Querida, me voy a Roma tres meses.—
—¿Por qué?—
—Porque tenemos una televisora allá totalmente desatendida, además debo tomar el mando también de allá.—
—Ahora tus amantes serán italianas.—
—No comiences con absurdos, mi padre va a ir conmigo. Es trabajo.—
—Bien si ya lo has decidido, no tengo nada que decir. Nos veremos cuando regreses.—
—Estamos bien Ceren, deja tus inseguridades a un lado. Tú serás mi esposa y la madre de mis hijos, así que siempre volveré a ti.—
Ceren era muy fácil de manipular por Levent, siempre sabía que decir para hacerla sentir tranquila, a veces la relación es tan tóxica que no te deja verlo de esa manera, se pierde uno dentro de la misma.
Días después Levent y su padre llegaban a Roma, por fin la televisora más importante de la ciudad tenía rostro. Inmediatamente Levent y Mehmet llegaron a las oficinas, todo estaba funcional.
Levent se presentó con todo su equipo administrativo, sobre todo envió por todos los productores, directores y el presidente a cargo de su televisora. Nadie podía creer que estuviera ahí los nuevos dueños, en todos esos años no se habían hecho presentes.
—Bienvenido señor Akyürek, soy Antonio Parolin.—
—Si, sé quién eres, tú te encargas de todo, también me envías todos los reportes mensuales.—
—Es un gusto conocerlo.—
—Toma asiento, esperamos a todos los demás para comenzar la reunión.—
Parolin estaba nervioso, toda su vida se había dedicado a la televisora. Pero Levent no iba a rescindir de sus servicios al contrario, él era de confianza en todos esos años había demostrado una actitud responsable y honesta. Por la ventana Levent observaba la ciudad, definitivamente le hacía falta salir de Estambul. Todo en Roma parecía un sueño, no entendía porque descubriría algo fascinante en esa antigua ciudad.