Nick es un hombre millonario, exitoso, guapo, y amable, alguien que lo ha tenido todo… Pero su pasado es mucho más gris y profundo que aquella fachada, porque años atrás, luego de perder la memoria, terminó en un orfanato donde la pasó abusos, humillaciones y problemas, pero gracias a la bondad de un hombre que lo adoptó, su vida mejoró. Sin embargo, ¿quién podría imaginarse que, aun así, le faltaba un obstáculo mucho más complicado que enfrentar? El amor llegó a su puerta, de una manera singular e incluso puede parecer incorrecta.
Por otra parte, Jennifer creció como una hermosa joven, que aunque no tenía a su madre, sí tenía un hogar lleno de amor junto a su padre y sus cuatro hermanos adoptivos. Sí, adoptivos, que aunque no tenían un lazo de sangre que los uniera, el lazo de la familia… o del amor, era más fuerte. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
ESTA NUEVA NOVELA ESTARÁ LLENA DE EMOCIONES, PROBLEMAS Y CONFLICTOS… PERO IGUAL QUE EN MIS OTRAS NOVELAS, EL AMOR PREVALECE.
LOS AMO
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Capítulo 5 "Las emociones de un primer beso"
Sus brazos cálidos alrededor de mi cuerpo me hicieron sonreír y deseé tenerlo así por más tiempo, así que lo abracé del cuello, pero duró poco, ya que al poco tiempo sentí algo frío en mi espalda; era mi cama
—Mmm —gemí abriendo mis brazos y justo cuando sentía que se iba a ir volví a abrazarlo atrayéndolo a mí muy cerca —no te vayas, no quiero estar sola
—No estás sola, ¿recuerdas a gruñonsito? Aquí está — me ofreció el muñeco azul, pero negué con la cabeza
—No lo quiero a él, te quiero a ti, no te vayas
—… Muy bien, pero déjame desmaquillarte primero o te arruinarás la piel —lo solté y unos momentos después sentí algo húmedo en mi rostro, abrí los ojos y vi a Nick limpiándome el maquillaje sentado a mi lado, no lo podía ver claramente, pero lo conozco demasiado bien como para confundirlo
— Nick, ¿alguna vez has oído que algunos hermanos dejan de ser hermanos?—pregunté con mi mirada perdida y él dejó de limpiarme el maquillaje
—No, jamás oí algo así. Los hermanos siempre tienen un vínculo que los ata
—Pero… ¿Y los que no son de sangre? ¿Ellos pueden dejar de ser hermanos alguna vez?
— ¿Por qué lo preguntas? —algo en mi mente gritó que no siquiera y simplemente guardé silencio— ¿Por qué preguntaste eso, Jen? ¿Te encuentras bien?
—Sí, tengo hambre, no comimos pastel
—Bueno, ¿quién te manda a beber tanto champán? Cualquiera diría que estabas despechada y no festejando
— ¿Y tú qué sabes? Estabas tan distraído con tu novia que ni me miraste
—Te dije que no es mi novia. No tengo novia, Jen, e incluso si la tuviera… para mí dejar de mirarte a ti sería tan difícil como dejar de ver la luna llena en una noche sin estrellas —lo miré fijamente y bajé mi mirada a sus labios… ¿Estará bien desear probarlos? Es mi oportunidad… mañana puedo decir que estaba ebria, él no me culparía, ¿verdad?
No, no puedo hacer eso… pero aun así, ¿él por qué me dice eso? Solo una vez… solo lo haré una vez y ya
Sin dejarle reaccionar a tiempo, lo abracé por el cuello dejándome caer en la cama. Él quedó literalmente con su rostro en mis pechos, e intentó alejarse, pero no lo dejé y al final optó por colocar ambos brazos a cada lado de mi cabeza
—Jen… estás ebria, mejor me voy —su voz sonaba extraña, más baja y profunda de lo normal. Por un momento flaqueé y me planteé soltarlo. Debió verlo porque lo notó e intentó volver a pararse, pero aproveché el movimiento y planté mis labios a los suyos. La adrenalina me envolvió y él no separó sus labios, los tenía sellados, entendí que jamás debería haber hecho eso. Casi con lágrimas me intenté alejar, pero en cuanto separé el rostro lista para disculparme, pero para mi sorpresa me tomó del cuello y separó sus labios y empezó a besar los míos.
Jamás he besado a nadie, no sé como se debe sentir, solo sé que esto es embriagante, emocionante, una ola de corrientazos me invadió en el estómago y la espalda, algo similar a un cosquilleo se situó en la parte baja de mi estómago.
Siempre quise mi primer beso como en las películas, quería un beso bajo la lluvia, en una declaración, en una salida a cine… me lo imaginé de muchas maneras, pero jamás creí que sería en mi habitación, y con mi hermano. La persona que me vio crecer y a quien cada día veo y anhelo que me llegue a querer como mujer.
Sus manos viajaron de mi cuello a mi mandíbula, me incliné y poco a poco quedamos prácticamente sentados. Él estaba al borde de la cama y yo me arrodillé quedando un poco más alta que él. Lo tomé del cuello y el cabello mientras él me abrazaba por la cintura rodeándome completamente, y de la nada sentí cómo su lengua se introdujo en la mía. Al inicio fue extraño y no sabía qué hacer, pero es como si mi cuerpo y corazón se amoldaran al suyo y en cuestión de milisegundos nos fusionamos en uno solo, sincronizando nuestros cuerpos, como si hubieran nacido para estar juntos, como si él fuera mi destino en el amor y en la vida. Todo fue tan bonito y único, que cuando creí que duraría para siempre me tocó volver a la realidad en cuanto lo sentí alejarse abruptamente
—No —de la nada se alejó y se sentó rápidamente —No, esto no puede volver a pasar. Eres mi hermana Jen… Te quiero, joder, no sabes cuánto, pero no… esto es una locura. Eres menor que yo por once años, tienes una vida por delante y yo… yo jamás sería digno de ti —lo escuché decir y en mi pecho se instaló un dolor punzante que me hacía querer llorar.
Aun así, no quería perder a mi hermano por lo que hice unos quejidos de sueño y me hice la dormida, entonces sentí como Nick me cubrió con la manta, luego sentí que me quitaba los tacones y me cubría los pies, poco después escuché la puerta cerrarse y volví a abrir los ojos donde rodó una pequeña lágrima
“Jenny, no puedes volver a hacer eso. Es tu hermano y tú no puedes cambiar eso” me repetí una y otra vez. Toqué mis labios e hice una sonrisa triste. Al menos sé a qué saben y sé que, aunque fueron los primeros de mi vida, serán los que más amaré el resto de ella
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, me dolía todo, sobre todo los pies, no estaba acostumbrada a usar tacones tan altos. Me levanté y caminé hacia mi tocador y baño. Al llegar y ver mi cabello tan despeinado de la nada, los recuerdos de anoche me llegaron como un balde de agua fría
—No, no, no, dime que no hiciste eso, Jennifer. ¿Perdiste la cordura? ¿Ahora eres acosadora o qué? ¡Eres una idiota o qué! —me grité en voz baja mientras señalaba mi reflejo —ay no, con qué cara lo voy a ver ahora… esperen, estaba ebria, osea yo, estaba ebria, ¿eso lo justifica? … Osea sé que no justifica las cosas, peor al menos me puedo zafar esta vez, él lo entenderá. Dios mío, y si mejor finjo demencia. Ayyyyy y si mejor me lanzó por las escaleras, finjo una conjunción y digo que tengo pérdida de memoria temporal… No, puede que en eso me parta un hueso de verdad y el karma me caiga encima
Ahhhhh – me terminé de despeinar y algún tiempo después de gritarme internamente y regañarme, me aseé el rostro, me hice un chongo en el cabello y me coloqué ropa cómoda para bajar a la cocina por algo para el dolor de cabeza. Baje con tanto cuidado de no hacer ruido, que cualquiera diría que soy una lechuza por mi habilidad sigilosa
—Genial, no hay nadie a la vist —Hola, hija, buenos días —la voz de mi padre tras de mí me detuvo en seco. Volteé con la mejor sonrisa fingida y me acerqué
—Buenos días, papi, ¿cómo amaneciste?
— Mejor que tú, por lo visto. Esa será la única y última vez en que beberás hasta tus dieciocho, ¿entendido?
—Pero…
—Sin peros, ¿entendido?
—Sí, señor —asentí y a decir verdad, sé que es lo correcto y no es que me atraiga la idea de beber. Ayer fue… un caso especial —Iré por un vaso de leche —me dirigí rumbo a la cocina desde la sala y no vi a nadie — ¿Dónde están todos?
—Salieron, solo estamos, Nick y yo —mis alarmas se encendieron, no podía cruzármelo hasta estar mentalmente preparada
— ¿Ah? ¿Y… dónde está Nick? —pregunté volteando a ver a todos lados con cautela de no cruzármelo y para mi sorpresa me lo encontré de frente volteando a la cocina
—Te lo encontrarás en la cocina—escuché a lo lejos la voz de mi padre y frené en seco topándome con Nick metiendo el jugo en el refrigerador. ¿No se le ocurrió a mi padre decirlo unos… no sé veinte segundos antes para evitar este momento incómodo?
“Tu padre no tiene la culpa de que lo hayas besado, querida”, me recordó mi conciencia y entonces me obligué a agachar mi mirada. Nick no decía nada, por Dios que diga algo…
— Hola, hermano —sonreí lo mejor y más tranquilamente que pude y ahí él pareció reaccionar
— Ho-hola, hermana — silencio… un maldito silencio incómodo que provocaba reconsiderar la idea de lanzarme por las escaleras y fingir demencia —eh… ayer…
No, no, no, que no lo diga; si lo dice, será un desastre
— Ayer bebí mucho, ¿verdad?—lo interrumpí y él se quedó con la palabra en la boca, entonces sonrió claramente fingiendo estar relajado
—Sí… también yo. Tú… ¿Recuerdas algo?
— ¿Algo? ¿Cómo qué? —me hice la inocente y caminó rumbo a la nevera para que él no me mirara las expresiones, porque lastimosamente, él reconoce cuando miento, saqué el jugo de naranja y me lo bebí de golpe de los nervios — ¿Hice algo raro? No recuerdo más que haber hablado con Kate y que tú me salvaras de hacer el ridículo —me reí nerviosamente y volví a mirarlo, él también suspiró
—No, no… solo eso, te salvé de hacer el ridículo y luego te llevé a dormir y ya
—Ay, gracias, hermano, qué haría sin ti. No te preocupes, tengo prohibido volver a beber hasta los dieciocho. Cuando beba seré más responsable
—Buena decisión —lo escuché murmurar y carraspeó— bueno… debes tener el estómago vacío, disfruta tu postre —me dijo con media sonrisa y no atendí, entonces volví a ver la nevera y vi que había un pedazo de pastel cortado en forma de corazón envuelto donde tenía las primeras tres letras de mi nombre “Jen” y no pude evitar sonreír. Aun con todo… él no deja de ser especial.
Creo que si me lo propongo, lograré verlo algún día como lo que es. Mi hermano. No creo que sea tan difícil.