*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 6- Gael.
Noah llevó a Gael en brazos hasta su habitación en el hospital. Con cuidado, lo acomodó en la cama y llamó a la doctora encargada de su caso, Carolina Jiménez. Afortunadamente, ella llegó rápidamente y se acercó a Gael para evaluar su estado.
Aunque preocupado, Noah tuvo que regresar a atender a otros pacientes. Sabía que Gael estaba en buenas manos con la doctora Jiménez, pero no podía evitar sentirse inquieto.
Gael, aún inconsciente, comenzó a soñar vívidamente. En su sueño, recordó un suceso de su infancia que había quedado grabado en su memoria.
Era un día soleado de verano. Sus padres se preparaban para un viaje.
— ¿Se irán nuevamente de viaje?
— Sí, cariño. Y esta vez nos iremos por un poco más de tiempo —respondió su madre, con una sonrisa apenada.
—¿Pueden traerme recuerdos, papá? —preguntó Gael con una sonrisa radiante— Quiero muchos dulces...
— Jaja, en serio... Este hijo mío... De acuerdo, te traeremos dulces y algunos juguetes.
— Sé un niño bueno y escucha a tu hermana mientras no estamos, ¿de acuerdo? —le dijo su madre— Y no olvides tomar tus medicamentos.
Gael, con la inocencia y alegría de un niño, los despidió con una sonrisa y la promesa de esperar ansiosamente su regreso. Sus padres lo abrazaron con cariño, asegurándole que volverían pronto con hermosos recuerdos.
Pero la tragedia golpeó de manera inesperada. Horas después de la partida de sus padres, la familia recibió la terrible noticia: el avión en el que viajaban estalló en llamas durante el despegue. No hubo sobrevivientes.
— No creo que debamos decírselo aún a Gael, tía —dijo su hermana, preocupada—. El shock podría empeorar su estado.
— Debemos planear el funeral rápido... y encontrar la manera de decírselo en un par de meses.
El mundo de Gael se derrumbó en ese instante. Escuchó toda la conversación, ya que se había levantado a tomar un vaso de agua. La inocencia de su infancia se destrozó con la cruel realidad.
Desde entonces, Gael vivió con un vacío en su corazón. Nadie quiso decirle la verdad sobre la muerte de sus padres, tratando de protegerlo. Pero él lo sabía, y la ausencia de sus padres lo marcó profundamente.
El sueño de Gael se volvió confuso, una mezcla de recuerdos y emociones. Mientras permanecía inconsciente en la cama del hospital, sintió de nuevo el dolor de aquella pérdida y la frustración de no haber podido despedirse.
Cuando finalmente despertó, sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que había enfrentado una parte dolorosa de su pasado.
— ¡Ah! ¿Ya despertaste, pequeño mocoso? —La voz de su hermana Esther lo hizo incorporarse—. Parecías muy cómodo.
— ¿Qué...? ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo? —El rugido de su estómago le recordó que no había comido sus emparedados—. Tengo hambre, Esther. Mi barriga está gruñendo.
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Noah regresó a la habitación después de atender a sus pacientes. Tenía a Gael en mente y estaba ansioso por saber cómo se encontraba. Se dirigió rápidamente a la habitación, esperando encontrarlo descansando.
Al llegar, vio por la ventana que Gael estaba sentado en la cama, hablando animadamente con su hermana. Una sonrisa iluminaba el rostro de Gael, y su energía parecía haber regresado.
En ese momento, la puerta se abrió y la doctora Jiménez salió.
— Oh, doctor Prada.
— ¿Cuál es su estado?
— Exhibió algunos síntomas menores, nada grave por ahora. Pero, según lo que he observado, puede que necesite ese trasplante de corazón más pronto de lo previsto.
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Noah cerró la puerta del baño tras de sí y dejó que la atmósfera relajante de la ducha caliente lo envolviera. El agua caía sobre su cuerpo, llevándose los pensamientos que lo habían atormentado durante el día. Intentaba despejar su mente y olvidar a Gael, pero era más difícil de lo que esperaba.
Justo entonces, la puerta del baño se abrió y Dylan entró con una sonrisa traviesa. Noah se sorprendió al verlo allí.
Sin decir una palabra, Dylan tomó la mano de Noah y la llevó a su pecho, dejando que sus pulsos se sincronizaran. Noah, con una mezcla de ansiedad y deseo, cerró los ojos y permitió que sus cuerpos se unieran en la intimidad del baño. Los besos eran urgentes, desesperados, como si ambos necesitaran olvidar sus problemas a través del contacto físico.
Después de un rato, el agua dejó de correr y los dos quedaron cara a cara, respirando agitadamente. Intercambiaron miradas complicadas, sabiendo que aquello era solo un escape temporal. Pero, por un instante, Noah logró olvidar a Gael y sus sentimientos confusos.
Sabía que eventualmente tendría que enfrentar sus emociones y tomar decisiones difíciles, pero por ahora, se permitió disfrutar de ese breve respiro.
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Más tarde, mientras Noah intentaba concentrarse en su trabajo, estaba lejos de la habitación de Gael. Actuaba como si llenara un formulario, intentando parecer ocupado y distraído, pero su mente seguía dividida.
Justo cuando estaba a punto de tomar una decisión, Gael apareció silenciosamente detrás de él y habló, sacándolo de sus pensamientos.
— ¿Ese enfermero es tu novio? —preguntó Gael, con una sonrisa traviesa.
— ¿Huh?
— ¿No vas a darle algo de amor? Parece que está suspirando por tu atención. —Al ver la confusión de Noah, Gael señaló discretamente—. El pelirrojo de allá. Lo he estado observando, y te mira cada tres minutos.
Noah se dio cuenta de tres cosas: primero, que Dylan no disimulaba para nada; segundo, que Gael era muy observador; y tercero, que había pasado demasiado tiempo en aquel lugar sin darse cuenta. Aun así, respondió con calma.
— No... Te equivocas. No estoy con nadie en este momento.
— ¿Acaso es una broma?
— No, realmente estoy soltero.
— ¡Pero te vi coqueteando con él antes! —dijo Gael, sacándose una chupeta de la boca—. Estaba seguro de que estaban saliendo.
— Como sea, ¿qué estás haciendo aquí? —Noah arqueó una ceja y suspiró—. No puedes caminar por el hospital como si fuera tu casa. Los demás tienen trabajo que hacer, y te aseguro que la doctora Jiménez entrará en pánico si no te ve en tu habitación. Vamos —lo tomó de la mano—, te llevaré de vuelta.
— ¿Eh? —Gael intentó resistirse, pero Noah era más fuerte—. ¡Solo quería caminar un poco! ¡No estaba molestando a nadie!
Noah no prestó atención a las protestas de Gael y lo llevó de regreso a su habitación. Una vez allí, Gael se cruzó de brazos, como un niño enfadado.
— Eres un monstruo —soltó con un puchero—. Solo quería tomar un poco de aire fresco. ¿Sabes lo aburrido que es estar encerrado en esta habitación blanca todo el día? Quiero salir, ver a los enfermeros y comer algo que no sea la comida insípida del hospital. ¡Necesito algo de diversión!
Noah, que había estado escuchando en silencio, se acercó a Gael. Sin previo aviso, lo agarró por los hombros y se inclinó ligeramente para quedar a su altura.
— Abre la boca.
Gael abrió los ojos sorprendido por la cercanía y, tímidamente, abrió la boca. Noah aprovechó el momento para quitarle la chupeta.
— Buen chico —dijo Noah, mirando la chupeta con una ceja arqueada—. ¿De dónde sacaste esto? No deberías comer nada que no te den los enfermeros.
— Oh, vamos, es solo una chupeta —respondió Gael encogiéndose de hombros—. La tienda de abajo está allí para todos, no es gran cosa. —Se sentó en el borde de la cama, suspirando—. Estoy cansado de todo esto. Siempre es "no a esto", "no a aquello". Esto es más una prisión que un hospital. ¿Cuándo podré vivir como una persona normal?
— Si realmente quieres una vida normal, tanto como dices, entonces firma el contrato. ¿Por qué te niegas a la operación? Hay un mundo más allá de estas cuatro paredes. Hay muchas cosas que podrías experimentar y disfrutar. ¿No sientes que te estás perdiendo de todo eso?
Gael respondió con calma, aunque con cierta nostalgia en su voz:
—Doctor —comenzó a decir con calma, aunque con una cierta nostalgia en su voz—, ¿entiende que he pasado prácticamente toda mi vida de hospital en hospital? Nunca tuve la oportunidad de *vivir* como los otros niños... No tengo muchos amigos, y siempre he necesitado que alguien me monitoree y me cuide. No es que no valore la vida, al contrario, es precisamente porque sé cuánto vale que estoy haciendo esto… —Caminó hacia la única ventana de la habitación y la abrió, dejando que la brisa moviera las cortinas suavemente—. Si fue el plan de Dios que yo no sea lo suficientemente fuerte o saludable para continuar existiendo en este mundo… Puedo aceptarlo y aprovechar al máximo el tiempo que me queda. Solo que no quiero pasar el resto de mis días en un ciclo interminable de estar confinado a una cama o a una mesa de operaciones. Pero, ¿quién sabe? —se giró para mirar a Noah, quien lo observaba expectante—. Si fueras tú, puede que lo reconsidere. —Noah abrió ligeramente los ojos, sorprendido, mientras Gael, con una sonrisa en los labios, agregó—. Si acepto la operación de trasplante, ¿serías tú quien la realizara?