Esa Mujer.

Al día siguiente vuelvo al mismo resto bar buscando a la mujer que casi provoca un choque. Pero no la encuentro por el lugar, me quedo todo el día dando vueltas y por la noche me dirijo de nuevo con la esperanza de un último vistazo a esa belleza.

Escucho una fuerte discusión del lado de la entrada del personal y allí está ella. La están regañando duramente, luego se coloca su uniforme y se dispone a atender a los clientes.

Al llegar a mi mesa veo en su mirada mucha tristeza. Así que ni yo mismo sé cómo le invito a tomar asiento. Pero ella se niega rotundamente.

Le trato de explicar que no soy un tipo raro que la está acosando, solo la quiero invitar un inofensivo vaso de agua a lo cual ella con cara confundida acepta.

La veo tomar asiento frente a mí. Leo su etiqueta "Nayeli" su nombre es tan bonito como ella. Luego vuelvo a mis sentidos y me disculpo por ser tan sospechoso.

__ Es solo que te veías muy mal, yo no soy de aquí pero creo que cualquier hombre caballeroso tomaría la misma decisión.

Ella sonrrie apenada y luego en voz baja me dice.

__ Sí supongo que un caballero debe de hacer eso lo malo es que nunca he tenido esa clase de suerte. Digo de conocer a alguien tan amable.

Me queda observando la por un momento. De verdad se le ve muy mal, tiene ojeras y su semblante es pálido y decaído.

__ Mira no quiero sonar grosero. Yo no vivo por aquí. Solo estoy de paso y no conozco nada de esta bella provincia, a mi vista tú necesitas desahogarte y yo necesito un guía. ¿Así que te parece si nos ayudamos mutuamente? Dicen que es más fácil desahogarse con un completo extraño que con un buen amigo.

Podrías enseñarme algún lugar agradable y yo te escucharé ¿Te parece bien?

Nayeli se queda observándome en completo silencio. Para luego tomar aire y se bebe todo el vaso de agua de un solo trago.

__ Tienes razón. Además no tengo a nadie con quien hablar, mi turno termina a la 1 la mañana y tengo el lugar perfecto para llevarte. Por cierto soy Nayeli González ¿Y tú eres?.

__ Me disculpo soy Darío Álvarez. Es un placer Nayeli.

La espero en el auto y la veo salir con unos jeans negros rasgados, una blusa de tiras rojas y su chaqueta de mezclilla. Su aspecto es encantador, tiene muchos aretes y tatuajes. Da la impresión de chica ruda, de esas que van contra el mundo.

Se sube junto a mí y extiende su mano pidiéndome mi celular, ingresa al GPS y comienza la navegación. Nos dirigimos al "cerro de la gloria" que cuenta con un mirador que deja ver parte de la hermosa provincia.

Y de noche esa es aún más encantadora parqueo en la cima y nos sentamos en el café que se encuentra allí. La verdad es muy deslumbrante y agradable pero mucho más es la hermosa morena junto a mí.

__ Te aseguro que todo lo que digas aquí se quedará aquí.

Una lágrima comienza a rodar por sus mejillas.