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Deseo Danzante

Deseo Danzante

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / Equilibrio De Poder / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / La mimada del jefe
Popularitas:175.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Claret es una chica con deudas hasta el cuello que intenta superarse, no descansará hasta encontrar un trabajo y dejar su vida de penurias atrás, en su camino se topará con Cillian un hombre millonario que oculta su vida de mafioso detrás de su apariencia de CEO. ¿Qué sucederá cuando sus mundos se entremezclen? Descúbrelo ya. (+18)

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Capítulo 6

...CILLIAN:...

La señorita Claret se quedó callada.

Ese apartamento era demasiado pequeño, la pintura de las paredes estaban deterioradas, solo había un solo espacio, pero con mi mirada discreta no mostré que noté la cama cerca de una ventana pequeña, con sábanas de color melón y una mesita con libros.

El lugar olía a tutifruti, como ella.

Tenía un suéter tejido color rosa, con dibujos de fresitas tiernas, la mezclilla blanca se le ajustaba a sus delgadas piernas y los mismos tenis desgastados culminaron la prenda.

Su estilo adolescente tenía arreglo, con un peinado diferente y ropa más madura se vería de veinte.

Evalué su cabello, mechas de su trenza despeinada se escapaban por ese rostro tan pequeño, sus ojos tenían un aire soñoliento y noté pequeñas pecas salpicando el arco de su naríz y sus pómulos.

Sus mejillas estaban sonrojadas y sus dedos se mantenían inquietos en la gaza de su bolso.

Nerviosa.

— ¿Oyó lo que dije?

Se tensó — Yo no podría.

Fruncí el ceño — ¿Por qué no?

— ¿Cuál es el sentido de todo esto?

— El sentido no le interesa — Me levanté de la mesa, el lugar era tan pequeño que me sentía ahogado — Solo fingirá ser mi prometida por tres meses, es lo único que debe tener en mente.

— ¿Solo fingir?

— Por supuesto, no habrá nada más.

— No estoy calificada — Dijo, con inseguridad, tantas negativas me estaban cansando, yo no era paciente — Míreme — Se estremeció cuando lo hice — No soy modelo... Supongo que usted necesita una mujer que vista bien y se vea segura y tenga buenos modales en público, con belleza y porte elegante, un bonito adorno para su farsa.

— Eso tiene arreglo, me encargaré de esos detalles, de lo único que tiene que preocuparse usted es de ser ese bonito adorno — Dije y bajó su mirada.

— Esto...

— ¿Quiere dinero? — La interrumpí y elevó su mirada.

— No quiero, lo necesito.

— Entonces, no hay más que decir, está contratada.

— ¿Así?

— Haré un contrato para que lo firme, una vez lo haga, tendrá que hacer todo lo que yo ordene, sin objeciones — Demandé y quiso fruncir el ceño, pero ante mi mirada seria volvió a una expresión neutral — Es mi mundo, son mis reglas, quiero que haga bien su trabajo así que no voy a tolerar reproches, ni negativas, se necesitan cualidades para que pueda sentirse segura en mi mundo.

El del CEO, jamás conocerá al mafioso.

— Siempre y cuando no sea algo desagradable.

— Solo fingirá, quedamos claro en eso y yo soy una persona de palabra.

— De acuerdo — Tomó una postura firme — ¿Cuándo empezamos?

— A partir de mañana, necesitaremos un tiempo para su preparación.

— ¿Mi preparación?

— Para ser la digna prometida de un CEO.

Suspiró, esos pequeños labios entreabiertos.

— De acuerdo, Señor Leroy.

— Permítame su celular — Elevé mi palma.

— ¿Para qué?

Elevé una ceja — ¿Qué le dije de los cuestionamientos?

— Aún no he firmado el contrato.

— Al parecer no quiere — Hice ademán de salir por la puerta.

— Espere, espere...

Me giré y tragó con fuerza.

Hurgó dentro de su bolsa y me lo entregó.

La pantalla estaba rota y era un modelo viejo.

Le quité el forro, ignorando los dibujos infantiles, luego lo destapé, sacando el chip.

Se lo tendí y ella lo tomó, sin comprender.

Caminé hacia el basurero y lo dejé caer ahí.

— ¿Qué rayos hizo? — Gruñó enojada, avanzando hacia la papelera, me atravesé — ¡Era mi único teléfono! — Enfureció.

Saqué una caja del bolsillo de mi pantalón.

— Usará este de ahora en adelante, necesito que su teléfono éste activo y esa chatarra no va a permitir una buena comunicación, fíjese hoy, me cansé de marcar y odio cuando eso sucede, la disponibilidad inmediata requieren dispositivos en buenas condiciones.

No lo tomó — No quiero regalos.

— No es un regalo, lo voy a descontar de su salario.

Observó la caja — Ese teléfono es demasiado caro, es de última generación. Es un Leroy modelo doce.

— ¿Y eso qué tiene que ver?

— Ni un año trabajando...

— Le dije claramente que el pago será cuantioso y este teléfono representa solo un cinco por ciento de su salario.

Abrió sus ojos como platos — ¿Tanto?

— Tómelo.

Lo tomó — Gracias.

— No agradezca.

Abrió la empacadura y observó asombrada.

— Necesito pasar al baño.

— Esa puerta — Señaló atrás de mí, todavía atónita por el teléfono.

Caminé y entré al baño, tan pequeño como el resto del lugar.

Abrí el cajón de medicamentos, revisé sus productos de higiene, las marcas más económicas, no había maquillaje, ni productos para el cuidado del cabello, excepto el champú.

No estaba tomando anticonceptivos, con eso comprobé que no tenía pareja, ni amigos con derecho.

La información de Durand no era muy detallada, al parecer la vida de la señorita Claret era tan asocial y solitaria que no había eventos relevantes, solo el asesinato de su padre.

Me compadecía cada vez más de esa chica.

Al menos estaba bien de salud, no tenía historial médico y su cajón solo estaba lleno de algunas pastillas para el dolor de cabeza y dolores menstruales.

Sin embargo, ayudaría un exámen para salir de dudas.

Fruncí el ceño al escuchar otra voz de hombre.

— Señor casero ¿Qué hace aquí?

— Ya estoy harto, no puedo darte ni un día más de plazo.

— Ya conseguí trabajo, le pagaré cuanto antes.

— Ah, no, ya me cansé de eso — Gruñó el bastardo, abrí la puerta del baño y me asomé.

Un viejo asqueroso se aproximó a Claret.

— ¿Qué rayos le ocurre? Salga de aquí.

— No puedes correrme, soy el dueño del edificio, gracias a mí tienes techo, he tolerado bastante tiempo que vivas aquí gratis, pero ahora, debo cobrarme — La tomó de ambos brazos y ella se sacudió, intentando zafarse — Hace tiempo que me traes loco, endurecido cada vez que te veo quiero meterte ... Eres una cosita preciosa, una chica muy linda y rica, quisiera estar dentro de ti — Se relamió los labios.

— ¡No, suéltame, viejo verde! — Gritó Claret y me aproximé.

Golpeé su rostro con mi puño y cayó al suelo, le di una patada en las bolas.

— ¡Maldita escoria! — Me agaché y lo tomé del cuello, estampé mi puño en su costado — ¡Jamás vas a tocarla!

El viejo asqueroso se arqueó, gimiendo de dolor.

— ¿Quién rayos eres tu? — Exigió, con la boca llena de sangre — ¿Por qué te metes en lo que no te importa? ¡Tengo derecho a reclamar lo que es mío, ella me debe y sino tiene dinero, su única salida es abrirse de piernas!

— ¡Cierra tu asquerosa boca! — Le dí otra patada — ¡Ni en tus asquerosos sueños húmedos vas a tocarla!

— ¿Y quién va a pagarme? — Jadeó, tratando de levantarse.

— Con lo que pretendías hacer no tienes derecho a reclamar la deuda.

— ¡Entonces tendrá que desalojar este lugar porque no voy a permitir que se quede más tiempo! — Llegó a la puerta, huyendo de mí cuando avancé — ¡Quiero verla fuera de aquí antes de que anochezca!

Abrió y salió corriendo.

Observé hacia Claret.

Ese infeliz moriría hoy.

— ¿Está bien?

Enterró las manos en su cabello, preocupada.

— Oficialmente, estoy de patitas en la calle.

— No lo está, empaque sus pertenencias.

— Ah, no...

— ¿Qué le dije? Todo eso se lo descontaré de su sueldo, se quedará en un hotel mientras acondiciono mi Penthouse.

Se tensó — ¿Su Penthouse? ¿A caso voy a vivir con usted?

— Ante los ojos de la sociedad será mi prometida, así que sí, además, eso ayudará a que su incomodidad no sea notable, si es mi prometida no puede verse tan tímida e incómoda a mi lado o todos notarán la falsedad.

— No, yo no puedo vivir con usted — Sacudió su cabeza — Lo del teléfono lo puedo tolerar, pero vivir...

— No me conoce ¿Piensa qué seré como ese viejo asqueroso sin control ni moral?

Siempre echaba a los abusadores del club que intentaban propasarse con las bailarinas sin que ella lo quisieran, no era la clase de mafioso al que le gustaba violar o dejar que abusaran a mis empleadas.

— No, yo no quise decir eso...

— Casi nunca piso el Penthouse, la mayoría del tiempo estará sola, no se preocupe, me cobraré una renta generosa de su sueldo. Ahora, empaque sus pertenencias, esperaré aquí por si se le ocurre al casero regresar — Tomé la silla y me senté, apoyé los brazos del espaldar.

— No es necesario que se quede.

Su incomodidad no cedió, no me moví de mi sitio y se aproximó a la cama.

Sacó una valija de debajo y la colocó en el colchón, abrió la valija y luego caminó hacia el armario que estaba al lado.

Sacó cinco camisas en ganchos y dos suéter.

Las colocó sobre el colchón, luego fue por los pantalones, las pijamas y luego, con mucha discreción sacó sus prendas íntimas, tratando de ocultar lo suficiente de mis ojos.

Solo otro par de zapatos salieron del armario.

Dobló todo y lo colocó dentro de la valija, con su mirada perdida.

— ¿Solo eso tiene?

— El resto es ropa de mi madre.

— ¿La llevará consigo?

— Creo que es suficiente con las cenizas.

Caminó hacia la mesita de noche, donde estaban las cenizas y una foto familiar, la tomó y la colocó una la valija.

Después de cerrarla fue por su bolso, metiendo el nuevo teléfono dentro, luego tomó el pequeño cajón de las cenizas.

— ¿Ya está lista?

Asintió con la cabeza, sus ojos estaban cristalinos.

Hizo ademán de tomar la valija, pero me adelanté.

— La caballerosidad no se cuestiona — Dije, antes de que protestara, pero salió del apartamento, dejando la llave pegada a la cerradura.

Cuando se giró, la tomé.

Claret bajó las escaleras y se detuvo junto a la camioneta con timidez.

Me aproximé a Jean.

— Jean, ella es Claret Dubois, Claret él es Jean.

Mi guardaespaldas le tendió la mano.

— Es un placer, señorita.

— Igualmente — Susurró, estrechando la enorme palma de Jean.

— Ten, ponlo en la valija del auto — Le tendí la maleta.

— De acuerdo, jefe — Le dió una mirada a Claret — ¿La señorita viene con nosotros?

— Así es, como te lo conté cuando veníamos, le di trabajo.

Jean abrió la valija de la camioneta y colocó las pertenencias allí.

— Sube al auto — Le ordené a Claret.

Jean le abrió la puerta trasera.

Claret dudó, pero después de unos segundos entró en la camioneta.

Cerró la puerta y le hice un gesto a Jean.

Se alejó del auto conmigo, le entregué la llave del apartamento de Claret.

— Manda a uno de los chicos, el maldito casero debe morir, intentó propasarse con la chica.

— No hay problema con eso.

— Háganlo como siempre, que parezca un robo.

— Por supuesto, jefe.

— Si alguien los ve, ya saben que hacer.

Asintió con la cabeza.

Nos aproximamos al auto y decidí hacerle compañía a Claret en la parte trasera.

Entré y Jean tomó encendió el auto, tomando el volante.

Claret se acomodó en su asiento, en el otro extremo, notando el fino cuero de los asientos y el olor a aire acondicionado.

— ¿A dónde vamos?

— La dejaré en uno de los hoteles del centro, nos reuniremos mañana temprano en el restaurante del hotel.

— ¿Será un hotel de lujo? — Abrazó las cenizas en su regazo.

— ¿Hay algún problema? Debo recordarle que solo son préstamos.

— Descuide, se bien que es eso.

— Yo lo descontaré de su sueldo. No quiero volver a escuchar otra cosa al respecto.

Elevó una ceja mientras observaba por la ventanilla.

— ¿Acostumbra a hablarle así a todos?

— Pregúntele a mi guardaespaldas Jean — Giré mis ojos al retrovisor y Jean desvió su mirada hacia mí.

— ¿Es así de severo? — Preguntó Claret.

Jean se tensó — No puedo quejarme.

— Al parecer solo le parezco severo a usted — Dije a la señorita Claret.

— No, no me puedo quejar — Enfatizó Jean.

Arqueé las cejas y Claret soltó una pequeña risa que cayó rápidamente.

1
Sol
creo que hay bb a bordo...viene en camino un pequeñin
Sol
ufff durand y Zajat están de rechupete se ven exquisito /Ok//Smirk/
Sol
d pana careta si tiene problema d autoestima todo le parece bonita y d una se menosprecia ..... vamos mija q papacito solo te quiere a ti y tus huesitos /Facepalm/
Sol
si supieras q fue ella la q te dejo perdida ese día /Facepalm//Facepalm/
may
yo quiero un empresario así
Lourdes Morales Jimenez
Bueno
Dana Escobar
me encanta esta historia
Noemi Elgueta
me encantó tu novela pero quiero saber cuándo continuarás con las dos otras historias o no seguirás escribiendo las otras dos
Magda borquez
juntas o separadas, pero si, continuación, porfa. gracias.
Magda borquez
rubí y esta. pero en general, todas. eres muy buena, bendiciones.
may
papacito 🤤🤤🤤🤤🤤🤤
may
rayos.... nooooo.
may
ay dios mío
Noemi Elgueta
Excelente
Selena Rosales
Me encantó, ya me estoy haciendo adicta a tus novelas😍
Alicia Steiner
muy linda novela me encantó...
may
porque va a salir muy caro 🤔. Jum, viejo mañoso
may
que oportuno. será que se puso de acuerdo con el anciano metiche jajajaja /Panic/
may
que consuelo. /Smug/
may
y asquerosas
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