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Solo En La Oscuridad

Solo En La Oscuridad

Status: En proceso
Genre:Terror / Intrigante / Demonios / Ángeles / Mitos y leyendas / Leyendas de fantasmas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: maurennt alberto cerra

Descubrimos con Miguel, a través de diferentes episodios que le ocurrieron en su infancia y adolescencia, por qué le teme a estar solo en la oscuridad

NovelToon tiene autorización de maurennt alberto cerra para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El amigo en la ventana

Miguel estaba leyendo Cien años de Soledad recostado en la cama. Usualmente leía a altas horas de la noche cuando todo estaba tranquilo y no había ruidos que le sacaran de su concentración. Había llegado al capítulo en donde aparecían los hermanos Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo (hermanos tan parecidos que hasta su propia madre los confundía). Estaba devorando rápidamente letras cuando creyó escuchar algo afuera de su cuarto. Colocó el libro a un lado de la almohada y trató de agudizar su oído para poder escuchar mejor. Primero escuchó unos pasos, muy ligeros, como cuando quien camina no quiere ser notado y luego escuchó una risilla muy leve seguida de palabras pronunciadas en un tono sumamente bajo, casi inaudible. Colocó su oído sobre la puerta para tratar de escuchar mejor pero no logró entender nada de lo poco que escuchaba. Pasados unos segundos, escuchó nuevamente pasos, igual de ligeros que hacia un rato, y que parecían provenir de la sala de estar. Su abuela acostumbraba no acostarse temprano, pero era demasiado tarde para que alguien estuviese despierto por lo que no creía que fuese ella. A Miguel lo que en realidad le inquietaba era que solo había escuchado palabras ininteligibles y que, quien hablaba, parecía como si estuviese hablando con alguien más, aunque solo se alcanzaba a distinguir una voz. Miguel estaba seguro de no haber escuchado ninguna otra voz más así que, a pesar de tener miedo, abrió lentamente la puerta del cuarto y asomó su cabeza a la sala de estar. Buscó por todos lados, pero no encontró ningún indicio de que hubiese alguien allí. Miró luego en dirección al pasillo y lo único que vio fue la luz de la luna que entraba por la puerta del patio que estaba abierta de par en par (aunque la reja estaba puesta y además tenía su candado puesto). Miguel sacó valentía de donde no tenía y avanzó lentamente por el pasillo que conducía a los otros cuartos de la casa. Inspeccionó las puertas a ver si alguna de estas estaba abierta, pero todas estaban cerradas. Se acercó a la puerta del baño y con sumo sigilo la abrió, mirando de reojo si saltaba algo en la oscuridad mas no vio nada. Encendió la luz y miró detrás del tanque de agua, detrás de la cortina de la bañera y detrás de la puerta, pero no había nada en el baño tampoco. Volvió a su cuarto lleno de dudas y trató de seguir con su lectura. Tan sólo había leído unas cuantas líneas cuando sintió pasos de nuevo en el pasillo. Ahora se sentían ligeramente más firmes y menos erráticos que hacía un momento. En vez de avanzar hacia la puerta entró al primer cuarto, gracias a la puerta interior que había en el cuarto donde dormía siempre que iba donde sus abuelos. Entreabrió con sumo cuidado la puerta del primer cuarto y por la pequeña rendija que creó asomó la vista. Allí, entre la oscuridad, encontró a Pablito, mirando hacia la calle a través del amplio ventanal que había en la sala. Se vio tentado a salir y preguntarle que hacía allí despierto, pero Miguel se quedó inmóvil, esperando ver qué hacía a continuación. Pablito se empinaba para alcanzar la ventana y como si estuviese buscando algo afuera. Miguel esperó unos segundos más y cuándo se había dispuesto a abrir por completo la puerta, notó que Pablito acomodó los dos brazos y la barbilla en el marco de la puerta y comenzó a parlotear algo que no alcanzaba a entender. Así duró unos cuantos segundos mientras Miguel lo veía fijamente hasta que Pablito volteó hacia él para luego salir corriendo en dirección al pasillo. Miguel salió a la sala y se acercó a la ventana para tan solo ver las sombras que hacían los árboles sobre el suelo y las paredes de la terraza, y como las plantas (esas que su abuela había sembrado fuera) se mecían de un lado a otro con la brisa. El joven caminó hacia el cuarto donde dormían Pablito y sus tías, abrió la puerta con mucho cuidado y dentro encontró a Pablito y sus tías, profundamente dormidos.

A la mañana siguiente le contó a una de sus tías lo ocurrido y esta le relató que hacía unas noches, antes que Miguel llegara a la casa, les había pasado algo similar: una de ellas se había levantado súbitamente por una pesadilla y decidió abrazar al niño para “pasar el susto” pero su sorpresa fue mayúscula cuando no lo encontró en la cama. Se puso en pie, levantando de paso a la otra tía de Miguel, y empezaron a buscar al niño en el cuarto sin poder encontrarlo. Preocupadas, salieron del cuarto para encontrarlo mirando por el amplio ventanal que daba hacia la calle. Cuando le preguntaron por qué estaba allí lo que les dijo el niño las dejó frías. Pablito aseguró, con las pocas palabras que se le entendían, que estaba hablando con un amigo, tal como hacía todas las noches, y que ese "amigo" le había dicho que el nombre con que lo conocía todo el mundo era "Diablo"...

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Alex
Me ha atrapado tu historia, exactamente tu manera de narrar los hechos.
Maurennt A. Cerra S.: gracias, me alegra que le guste!
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Mít ướt
Me encanta tu forma de escribir
Maurennt A. Cerra S.: me alegra que te guste, aunque creo que puedo seguir mejorando! espero sigas leyendo la obra ya que trataré de subir al menos un capítulo diario
total 1 replies
Raquel Sanchez
Excelente, creo que corrí junto a Miguel.
Maurennt A. Cerra S.: jejejejeje, pues la idea es que alcances a sumergirte dentro del texto... cualquier comentario para mejorar es bienvenido!
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