Naomi es una excelente esposa y madre abnegada, pero tiene un secreto que nadie sabe. Un día comete un error y por accidente besa a un hombre que no es su marido. Esto le dará un cambio al rumbo de su vida. ¿Qué será de Naomi? Los invito a descubrirlo.
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Capítulo Seis
Al joven, sus palabras le causaron cierto malestar. ¿A qué se refería con que le parecería un ofrecimiento raro?, pensó. El semblante alegre y esperanzado de antes, cambió.
_ Rodrigo yo llevo casado hace muchos años. Tengo un hijo de nueve años a quien amo. Al principio, me casé muy enamorado, pero luego llegaron las infidelidades de mi esposa. La primera se la perdoné porque ella pasaba por una depresión posparto y todo estaba mal en nuestras vidas. La segunda vez la perdoné porque la amaba demasiado, y fue en un momento en que yo estaba tan metido en mi trabajo que la descuidé. Pero luego hubo una tercera y una cuarta hasta que perdí la cuenta. Aguante todo este tiempo por mi hijo, pero ya no más. Hace un año le pedí el divorcio y ella se niega a dármelo. Ella jura que ya no me es infiel, pero a mí ya no me interesa.
_ Disculpe, señor ¿Qué tiene que ver eso conmigo?
_ Tengo un plan para deshacerme de mi esposa y necesito una persona en la que pueda confiar.
El hombre se escandalizó cuando lo oyó, casi se incorpora para salir de allí.
_ No es lo que estás pensando. No quiero matarla. Por favor, jamás haría algo así.
_ ¿Entonces, qué es?
_ Necesito que te hagas pasar por mí en una fiesta de disfraces que se realizará mañana en casa de un amigo y que la beses. En ese momento yo tomaré una foto. Qué utilizaré como prueba.
Al joven le pareció algo descabellado.
_ ¿Hacerme pasar por usted? No nos parecemos en nada. Y además ¿Cómo podría ella no reconocerlo?. ¿Y de qué podría servirle una foto?
_ De mucho - respondió antes a la pregunta sobre la foto. Anselmo se había tomado la molestia de pensar y estudiar cada una de las mentiras que diría en contra de su esposa - la amenazaré con mostrárselo a su padre. Sí mi suegro se enterará de lo que ella ha hecho todos estos años, la borraría de su herencia. Además, serán segundos. Yo estaré con ella en algún lugar, luego la dejaré un momento y tú aparecerás, la besas y solo cuando la ves cerrar los ojos te sacarás el antifaz para que la cámara pueda captar tu cara.
Al joven, además de descabellado le pareció que todo aquello era muy turbio y no quiso tener que ver con algo así.
_ Mire, Señor Echeverría. Lamento, todo lo que usted está sufriendo al lado de su esposa. Y espero lo solucione pronto, pero voy a negarme a su ofrecimiento. Tampoco se preocupe, que de mi boca no saldrá lo que usted me ha dicho - se incorporó con el afán de salir de la oficina, lo más rápido posible. Ni siquiera se despidió como era debido. Ya estaba a punto de abrir la puerta.
_ Rodrigo, le ofrezco pagar toda la deuda de su madre y la colegiatura de su hermana por todo un año. Si acepta ayudarme.
El hombre se detuvo en seco. Volteó a mirar a Anselmo, no pudo descifrar lo que había en su mirada, pero clavó sus ojos marrones en los suyos.
_ ¿Cómo sabe usted sobre eso?
_ Eso no importa, solo lo sé. Sé que prácticamente, no tiene vida. Porque se la pasa trabajando para pagar las deudas que el irresponsable de su padre le dejó. Sé que estafaron a su madre y lo perdieron casi todo y usted, también tuvo que hacerse cargo de esa deuda. Sé que no quiere que su hermanita dejé de ir al colegio al que va.
Los ojos del hombre se llenaron los ojos de lágrimas y su rostro se puso rojo, Anselmo no podía comprender si lo que sentía era rabia o vergüenza.
_ O sea que usted, me ofrece hacer semejante atrocidad ¿Aprovechándose de que soy un pobre infeliz? - notó la indignación en su voz.
_ No, Rodrigo. Me hablaron de su honestidad y me dijeron que usted era una persona de palabra. Le suplico que me ayude - se paró y se acercó a él - Estoy desesperado ya no quiero vivir así. Como estoy seguro, usted tampoco quiere seguir así. Sí usted me ayuda, me liberará de la prisión de mi esposa y yo a usted lo liberaré de todos esos trabajos pesados que no pagan nada, de todas sus preocupaciones, podrá vivir tranquilo.
El hombre apartó su mirada de él y comenzó a pestañear, como si su cerebro estuviese asimilando y estudiando a fondo todos los pro y los contra de aquel ofrecimiento.
_ Que dice, Rodrigo ¿Me ayudará? - tomó sus manos.
El joven hombre lo volvió a mirar a la cara.
_ No. Disculpe Señor, debo ir a trabajar. Que tenga suerte - abrió la puerta y salió del lugar.
Anselmo suspiró y fue hasta su escritorio. Tomó su celular e hizo una llamada.
📱_ Klauss. Sí, se negó, pero dudó tal como lo dijiste. Procede con el apriete a su madre. Mejor que sean en 24 horas, no tenemos mucho tiempo.
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Rodrigo salió de la oficina, fue hasta su viejo auto. Miró hacia el edificio donde había estado hace unos minutos.
_ Pensar que lo tienen todo y a la vez no tienen nada - se dijo a sí mismo, en voz alta.
Comenzó a desvestirse, dobló con cuidado el traje y lo dejó a un lado, junto con sus mocasines gastados, que alguna vez fueron caros. Comenzó a ponerse un uniforme de grafa y unos zapatos de trabajador. Puso en marcha el auto y llego hasta una construcción.
_ Rodrigo, llegas tarde - le gritó alguien, cuando iba entrando.
_ Cinco minutos y ayer avisé al ingeniero - el hombre lo miró con desdén.
_ Apúrate, que hay mucho que hacer. Hoy trabajamos de corrido.
El joven asintió y se dispuso a comenzar con su jornada de trabajo. Eran casi las dos de la tarde, habían parado para almorzar.
_ Rodrigo ¿Qué trajiste? - preguntó Esteban su compañero de trabajo y amigo desde hacía muchos años.
_ Sandwich de queso a la francesa y un champán anaranjado, exclusivo. Hecho en Dubai.
Todos los demás se rieron de su ocurrencia. Rodrigo era un hombre muy agradable y amable. Siempre estaba de buen humor y le gustaba hacer reír a los demás. Su vida no había sido, ni era nada fácil, pero nunca perdía el entusiasmo ni las esperanzas.
Mientras almorzaban recibió una llamada de su madre.
📱_ Mamá ¿Qué sucede, porque lloras así?
📱_ Llamaron de la financiera, tenemos 24 horas para pagar la deuda o nos embargarán la casa o iré presa - la mujer lloraba desconsolada.
📱_ Cálmate, por favor. Yo lo arreglaré. Ni bien salga de aquí iré a hablar. Tú quédate tranquila. No te pongas mal, piensa en Bella. Si te enfermas, ella sufrirá mucho. Cálmate mami, por favor.
La mujer se tranquilizó, confiaba ciegamente en su hijo. Desde que su marido murió, él se había hecho cargo de todo, incluso mejor que su propio padre.
📱_ Está bien, hijo. Me quedaré tranquila ¿Quieres algo especial para cenar?
📱_ Lo que tú hagas, es especial para mí. Tengo que irme, ya terminó el horario del almuerzo. Nos vemos a la noche. Tranquila. Colgó