Isabelle Storm se ve obligada a huir de casa, luego de que su madrastra convenciera a su padre de obligarla a contraer nupcias con un reconocido multimillonario,en la estación de trenes choca con un joven guapo y divertido que le cambiará la vida completamente, ambos quedan flechados al instante y sin saberlo; con caminos distintos por recorrer, el amor los reunirá de nuevo, aunque el camino no será sencillo, será un terreno inestable lleno de mentiras y secretos.
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sin escape
Dylan subió de nuevo a la habitación, con las ganas de querer terminar lo que habían empezado, al entrar isabelle ya había terminado de vestirse, se veía preocupada.
—¿Todo bien preciosa?
—no, es mi padre, me encontró Dylan, yo debo irme, no tardará mucho en saber dónde estoy y no quiero que algo malo te pase.
—todo estará bien hermosa, no temas, mi madre vino, tenemos una cena familiar, porque no vas conmigo, así tú también los conoces.
—¡no!, no puedo, además no crees que sería algo apresurado, bueno llevo 8 o 12 horas contigo, no somos novios, así que tal vez debamos tomar rutas distintas.
—¡acaso olvidaste lo de ayer isabelle!
—lo de ayer no debió pasar Dylan, todo esto es un error, lo siento, créeme realmente lamento mucho el no poder estar contigo, es solo que no estoy lista, tengo planes, planes que no pienso cambiar.
—en ese caso, iré a dónde vayas, ni pienses en huir nuevamente, porque a dónde quiera que fueres yo también iré.
—no, Dylan no lo entiendes, mi padre jamás te aceptará, él no quiere que yo me case con un hombre como tú.
—¿cómo yo?, acaso eres ciega, tengo una muy buena posición económica, podría decir que quizá sea mejor que la tuya.
—este es un problema que debo resolver sola, te voy a pedir que no pienses en seguirme.
Isabelle salió del departamento de Dylan y tomo un taxi que la llevo hasta su departamento.
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—que bueno, es volver a verte hija mía.
—¡padre!, ¡¿qué es lo que quieres?!
—sabes cuántos millones me hiciste perder.
—no me importa si perdiste tu fortuna, no te necesito más, soy libre y no pienso volver a ese mundo frívolo y banal.
—lo harás, sabes por qué
—porque padre, es porque me odias.
—pequeña como podría odiarte, eres sangre de mi sangre, y eres mi boleto a la cima, te casarás con el multimillonario Demian Tremblay, hoy en la noche lo conocerás y espero que no intentes huir de nuevo pequeña, porque me veré en la necesidad de encerrarte y hacerte pagar las consecuencias.
—dejame decirte que tu negocio salió mal papá, tu candidato no me querrá tener, no después de decirle que ya no soy virgen.
Una mano se estampó en su cara, las lágrimas de isabelle corrían por sus mejillas, su padre la había golpeado, tan fuerte que todo le dio vueltas a isabelle, después la jalo del brazo, y metió a la fuerza al auto familiar, isabelle solo deseo estar muerta en ese instante.
—¡¡te casarás lo quieras o no maldita infeliz!!
—primero muerta padre.
La mujer intentó escapar, pero las puertas del auto habían sido aseguradas, su padre la conocía muy bien, sabía que ella intentaría de todas las formas posibles escapar, incluso podría su vida en peligro, por eso se encargo de ponerle seguro a todas las puertas del auto.
—no, escaparás, pequeña.
La mujer fue llevada a uno de los edificios que su padre tenía en Nueva York, a rastras fue metida al departamento en donde le esperaba un mal mucho más grande.
—mi quería isabelle, la mujer hablo, —cuanto tiempo sin verte hija mía.
Esa misma tarde isabelle fue aseada y maquillada, la vistieron con un hermoso vestido de gala en color dorado, traía el maquillaje perfecto.
Por la noche un auto se detuvo, unos hombres bajaron y llevaron a Isabelle.
Su destino estaba sellado se casaría lo quiera o no con ese hombre.
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Mansión Tremblay
—es un gusto tener a todos reunidos en este momento, déjenme decirles que para mi es un placer darles la noticia de que pronto contraere nupcias, con una mujer sumamente espectacular.
Las copas fueron alzadas al aire.
—El auto llegó señor.
Un guardia se acercó a Demian para informarle que su prometida había llegado.
—bien iré a verla, es hora de conocer a esa mujer estúpida, que me costó más de medio millón.
Demian camino hasta el auto que estaba estacionado a la entrada de la mansión. Abrió la puerta y un bolso fue lanzado golpeando le la cara.
—ouch, dijo el hombre.
—isabelle elevó la mirada, al escuchar esa voz.
—¡¿Dylan?!, la mujer lo abrazo y unió sus labios a los del que creyó era Dylan.
Demian no dijo nada, simplemente siguió el juego, la mujer no besaba nada mal, además era mucho más hermosa de lo que se imaginó.
