Desde Que Llegaste, Mi Vida Cambiaste

Al día siguiente, las chicas ya debían regresar a su trabajo, eso no fue del agrado de los niños, deseaban pasar más tiempo con ellas, pero ya tenían un viaje programado, se despidieron con muchos besos y abrazos.

Media hora después, dos visitas inesperadas llegaron a casa y los niños no podían estar más felices, al ver a la anciana y a Matilda, arrastrándolas a su habitación, la nana ya sabía que era de confianza, así que aprovecho a ordenar todo, mientras esos niños agotaban a las mujeres.

_Abuela, tengo muchas cosas que mostrarte._

Hablo Emma, muy emocionada.

_Yo también quiero ver._

_Yo te puedo enseñar lo que estoy creando, Tía._

Matilda se emocionó al escuchar a Manuel decirle así, el chico la llevó donde tenía un avión echo de legos, Matilda no podía con tanta emoción, estar con ellos, la transportaba a su niñez con su hermano, tenían los mismos gustos, las mismas personalidades y para ellas, era una coincidencia muy bonita.

Emma no debajo de mostrarle a la anciana, la empresaria que quería ser de grande y los muchos novios que quería tener, todos lindos.

_Oye, no me gusta eso de novios._

_Abue, ¿solo cinco, sí?_

La anciana sonreía feliz, no pensó tener el mejor viaje, así pasaron toda la mañana, cuando Matteo y Arturo, llegaron a su mansión, se llevaron la gran noticia, que las mujeres no estaban, al ver el rastreador, soltaron un suspiro.

_¿Que les hicieron esos niños?_

_¿Acaso no quedaste encantado, con ellos? _

Matteo sonrió, se habían metido en lo más profundo de su cabeza, sin dejar a un lado a su madre, cuando, se dio cuenta de sus pensamientos, volvió a ser el ogro y dieron marcha a la casa de Andro, donde ya estaban a punto de almorzar.

_¡Matt.!_

Emma se bajó de la silla y corrió a sus brazos, besando su mejilla, esa escena fue muy emotiva para todos, Manuel era más serio y solo lo saludo de manos.

Ambos se quedaron y almorzaron juntos, como una gran familia.

_Matt, ¿por qué no te casas con mamá? Así no nos deja solo tanto tiempo._

Solo hubo silencio por unos segundos a la pregunta de Emma.

_¿Mamá, viaja mucho.?_

_Emma, no hables mal de mamá, si no trabaja, no puedes tener todo lo que quieres._

Manuel habló en tono molesto, haciendo en Emma agaché la cabeza y se fuera a llorar, seguida por su hermano, en la mesa solo reino el silencio y la incomodidad, hasta que Matt decidió ir a su habitación.

_Emma, sabes qué mamá no dejará de trabajar si se casa, ya no busques papá._

_Pero ella dijo que deseaba ser contratada como piloto personal y así poder quedarse con nosotros más tiempo._

Emma habló con un puchero.

_Pero no sabemos cómo es eso._

_Sí, necesita casarse._

Manuel ya no pudo seguir insistiendo a su linda hermana, solo le tocó dejarla con sus cosas.

Matteo que escucho lo que los niños hablaban, debía tomar una decisión, que ni el mismo sabía por qué no lo hacía, al llegar al comedor, les pidió a todos dejarlos descansar, ya vendrían otro día, mientras caminaban a los autos, la anciana no dejaba de ver a su nieto.

_Ya, dime lo que tienes en mente, abuela._

_¿Por qué no contratas a las chicas como tus pilotos?_

_Son mujeres..._

_¿Y qué tiene? O ¿temes enamorarte nuevamente? Si es así, estás siendo inmaduro, además, esa mujer no es como las demás interesadas, estoy seguro de que está, solo te quiere llevar a la cama y listo, no busca tu dinero._

¿La anciana terminó de hablar y subió molesta a la camioneta, dejando a Matteo muy sorprendido, como su abuela podía hablar así? Y que tan cierto era todo eso?.

Arturo se contuvo las ganas de reír, pero más feliz, no podía estar, ellos se dirigieron a la empresa y las mujeres a la mansión.

¿_ Qué pasa?_

Hablo Arturo, al ver que su amigo no dejaba de verlo, como si quisiera preguntar algo, Matt se levantó de su silla y camino para darle la espalda, con una mano en su bolsillo y la otra en su quitada, decidió preguntar, pero justo, recibió una llamada, cosa que no le agrado para nada, poniendo mala cara después de colgar.

_¿Qué pasa?_

_El vuelo que tuvieron las chicas, fue con el gobernador y las quiere como piloto._

Hablo matt tomando asiento nuevamente.

_Me alegra por ellas, era lo que siempre querían._

Arturo soltó las palabras con algo de sentimientos.

_¿De verdad te alegra.?_

_¿Y qué quieres? Eso es bueno para los niños, se mudarán y vivirán con su Madre viéndola seguido._

Arturo terminó de hablar y salió, fue a investigar si era cierto, al ver que si era verdad, se sintió mal, esperaba seguir viendo a Roberta, pero no podía hacer nada, el resto del día Arturo lo paso de mal humor y Matt muy pensativo.

_¿Dónde está mi abuela, hermana?_

Hablo matt, viendo a su hermana en la sala.

_En su habitación, mañana nos vamos._

_¿No se quedarían más tiempo?_

La chica negó sin muchas ganas, estaba triste por no seguir viendo a sus niños, pero debían regresar por cosas de trabajo en Inglaterra, aunque ella tambien deseaba ver a alguien, Matt subió para reconciliarse con su abuela y desearle feliz viaje.

Al día siguiente

Era muy temprano, cuando las chicas llegaron a su ciudad, aunque ambas tenían en mente un tema importante.

_Nena, trabajar para el gobernador, no me parece._

Hablo Roberta, mientras caminaban al auto.

_Eso pienso yo, no sé, me da como miedo que terminen en peligro mis hijos._

Andrómeda y Roberta no daban respuesta aún, necesitaban pensar en las desventajas y consecuencias que podían tener, poner en peligro sus retoños, no era una opción.

Llegaron a casa y los niños estaban en la habitación, eso era muy raro, al entrar, estaban dormidos, una sonrisa salió de ambas, se fueron a descansar y disfrutar el día con ellos.

En la mansión de los Santos, Matt no dejaba de pensar en Andro y los niños, ese sentimiento de no volver a verlos, lo tenía mal, se levantó y fue por un trago, tal vez podía relajarse un poco.