Toda vida enamorada, sufriendo humillaciones, para nada, sin darme cuenta deje que un amor enfermizo, acabará con mi amor propio. hasta que mi verdadero amor me salvo.
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enfrentamiento.
Claudia.
Cuando estuve más calmada, me despido de mi hermano y bajo del coche, pude sentir la mirada de varios en mí, volvía a sentir nervios, pero respire profundo, para calmarme.
- Amiga.- me grita Camila.
Camila me hace seña para que me acerque, ella estaba conversando con unos chicos, camine hasta donde ella se encontraba, pero aún podía sentir la mirada de Pablo en mí, pero aparte de la de él, había una más, pero esta me causa una electricidad en mí.
- Amiga, te extrañé, estás hermosa.- me dice Camila dándome una abrazo.
- Yo también te extrañé amiga.- le dijo.
Ella me presenta a los chicos, pero para serles sincera, no escuché ni sus nombres, ya que me sentía algo inquieta. Después de unos minutos fue el momento de ir a clase, en el salón nos tropezamos con lucero, por un momento pensé que estaría avergonzada o que quizás se acercaría a pedir disculpas.
Pero no fue así, cada que podía me miraba y se reía, hay que ver qué nunca se alcanza a conocer a las personas, esa no es la, lucero que yo conocí o quizás esta es su verdadera cara, no es más que una estúpida que se siente triunfante por lo que hizo, pero no me voy a dejar.
Una vez que la clase se termina, recojo mis cosas y me encamino con Camila a la cafetería, pero en el camino me topo con la bruja de lucero nuevamente.
- Qué paso Claudia, ya te cansaste de llorar.- me dice mientras se carcajea de la risa.
- No veo porque tendría que llorar lucero.- le dijo restándole importancia a su comentario.
- No te hagas, sé que por dentro debes estar, que te mueres, Pablo ahora es mío, tenlo presente.
- Te felicito, te llevas un excelente partido lucero, ahora si no tienes nada más que decir, me retiro, no estoy interesada en seguir hablando con una mujerzuela cómo tú.- le digo y camino.
Camila se había mantenido en silencio, sé que está que se la come a golpe, lo sé por su mirada, caminamos unos pasos, pero soy detenida por el jalón de cabello que lucero me da.
- No eres más que una niña estúpida, estabas acostumbrada a tenerlo todo, pero que crees a Pablo no lo vas a poder tener.- grita la muy estúpida.
Cómo puedo me zafó de su agarre y le doy dos cachetadas, que me dejan la mano ardiendo, ella cae al piso.
- Me das pena lucero, de verdad crees que pelearía contigo por Pablo, el es todo tuyo, por mí no te preocupes.- digo y me alejo.
Ella quedó tirada en el piso, sobando su mejilla, estaba por entrar a la cafetería cuando escucho la voz de Pablo, hoy me los gane a todos.
- Claudia, podemos hablar.- me dije.
Escuchar su voz, erizo mi piel, yo estaba de espalda, tenía miedo de girarme y caer rendida a sus pies, trate de pensar en algo para tranquilizarme, en eso me llega a imagen de Pablo, con lucero en el baño.
- Hola pablo.- le digo con una sonrisa fingida.
- Hola, podemos hablar.- me vuelve a preguntar.
Dudo por un momento, pero a la final accedo a hablar con él, caminos hacia el jardín, entre los árboles había una silla, así que me siento y él hace lo mismo, estuvimos un momento en silencio, hasta que él se anima a hablar.
- Cómo has estado, pequeña.- me dice.
- Bien, gracias por preguntar.- le digo sin mirarlo.
- Me alegro mucho, Claudia, no sé por donde empezar, es tanta la vergüenza que siento, que no sé cómo soy capaz de mirarte.- podía sentir sinceridad en sus palabras, pero hubiese sido mejor que hablara con sinceridad desde el comienzo.
Ya es tarde, ahora nada de eso cambiaría el daño hecho, solo escucharé que tiene por decirme, pero es imposible que podamos volver a ser, lo que éramos antes.
- Siento mucho, lo que hice, jure no lastimarte, pero lo hice de la peor manera, sé que será difícil, pero espero y algún día me puedas perdonar
- Pablo, no te voy a negar que me dolió y que quizás me siga doliendo por un tiempo, te perdono, pues no soy persona que le guste guardar rencor, pero no me pidas que volvamos hacer lo que éramos antes, porque eso no es posible.- le digo mirándolo a los ojos.
Él agacha la cabeza, todo esto me estaba doliendo, lo amo más que a nada, pero me es imposible borra todo, decido irme y dejarlo solo, ya lo había escuchado y le había dicho lo que tenía por decirle.
…
Alejandro.
Llevo toda mi vida, enamorado de Claudia, desde que la conocí sentí mi corazón saltar de emoción y solo tenía 9 años, desde entonces la he admirado en silencio, camuflando mi amor por ella, con mi estúpido comportamiento, que lo único que ha hecho es alejarla de mí.
Sé que no tengo ningún chance con ella, yo más que nadie, sé de sus sentimientos por Pablo, la he visto perseguirlo a todos lado, pero el muy idiota la ha dejado escapar, cosa que he hizo feliz.
Pero verla sufrir, me duele, debí detenerla el día del baile de fin de semestre, y evitar que se desilusionara de esa manera de Pablo. En sus ojos pude ver una profunda tristeza, algo en ella se había roto y en parte era mi culpa, me burlé de su dolor.
Todas las vacaciones me la pasé perdido en el alcohol, me sentí el hombre más cobarde del mundo, quise buscarla y pedirle disculpas por todo mi mal comportamiento, pero que creen, no tuve el coraje, hoy la volvía a ver, está tan hermosa como siempre, esa sonrisa me encanta, pero en sus ojos no veo ese brillo. Sé que trata de evitarnos, cosa que entiendo.
Así transcurre una semana, y yo solo me dedico a admirarla de lejos, teniendo una batalla conmigo mismo, en sí debo o no acercarme a ella, que es lo más malo que pueda pasar. Después de tanto pensarlo me acerco ella, estaba saliendo del salón.
- Hola Claudia.- le digo.
- Hola Alejandro.- me contesta y sigue caminando.
- Podemos hablar.- ella se detiene, apenas me escucha.
- Cómo de que Alejandro, de que podríamos hablar tú y yo.- me pregunta.