Rome Fantasy

-Entonces, Drina, por favor repórtalo.

-Sí, entonces desde la primera vez que llegaron a la ciudad fortaleza…

Después de que Mario y los demás se marcharon, Drina le dio su informe a la reina Eldaria y al Consejo de Ancianos.

-Eso es todo.

Cuando Drina explicó completamente las circunstancias de lo que sucedió en la ciudad fortaleza, la habitación quedó incómodamente silenciosa.

-… Bueno, según tu historia, tal vez tengamos que cambiar nuestra percepción de ellos.

-Nuestro juicio inicial fue un error inesperado ¿no?

Aunque la abrumadora fuerza del ejército de Roma había sido informada a la Reina Eldaria por Drina, al no haber visto la actuación del ejército romano ella misma, le resultó extremadamente difícil de creer. Sin embargo, después de escuchar los reportes de otros oficiales que dijeron lo mismo, fue fácil ver por qué el Ejército Imperial fue derrotado.

Pero, por supuesto, es peligroso restarle importancia al poder de Roma. Después de todo, todo el Ejército Imperial fue repelido por un pequeño país. La reina Eldaria y los aristócratas inicialmente pensaron que se debía a la suerte, sin embargo, al enterarse del poder de las legiones romanas, sus rostros palidecieron.

-Frente a una nación tan poderosa, ¿nuestra actitud fue errónea como dijo Drina?

-Sí, por supuesto. Sin embargo, no deberíamos juzgar con tan poca evidencia.

Los dos aristócratas estaban murmurando entre sí cuando de repente, el más gordo comenzó a hablar.

-¡No digas eso! Deberíamos matar a ese hombre ahora, ya que no tiene escolta.

Los demás nobles empezaron a alborotarse ante las palabras del gordo aristócrata.

-¡¿Te atreves a hacer algo así?! ¿No nos matarían los soldados que trajo?

-¡Qué tontería! Después de escuchar el discurso de Drina, incluso si es de otro mundo, no puede usar magia y no tiene ningún poder especial. Además, solo tiene un pequeño territorio, ni siquiera es la mitad de nuestra tierra nacional. Entonces, ¿cómo puedes tenerle miedo?

El orgullo del aristócrata era visible, sentía que la magia era suprema.

-¿De verdad estabas escuchando la historia del Drina? Incluso si no tiene magia ni poderes especiales, ¿no has visto los informes? Ni siquiera podemos ganar contra el imperio, ¿cómo podemos ganar contra él?

-Ganar contra el Imperio probablemente se debió a la suerte. Si matamos a ese hombre e invadimos Roma rápidamente, deberíamos ganar.

-¿Cómo puedes ser tan optimista?... ¿Y sabes dónde está Roma? ¿O esperas que revisemos cada metro del Bosque Demoníaco? Además, por la historia del Drina, no parece que haya sido cuestión de suerte, ¿verdad?

-Bueno…eso…

Los aristócratas comienzan a discutir ruidosamente en la sala del trono.

-Silencio.

La reina Eldaria alza la voz y toda la sala queda en completo silencio.

-Drina, ¿has visto la nación de Roma, verdad?

-Sí.

-Si luchamos contra Roma, ¿podremos ganar?

-Con el debido respeto, quiero dejar esto en claro: es imposible ganarle a Roma.

Los nobles que escucharon las palabras de Drina comenzaron a murmurar entre ellos, ella los ignoró y continuó.

-El poder militar y la fuerza de Roma no se pueden comparar con los nuestros. Los otros nobles que vieron a los romanos en la ciudad fortaleza dirían lo mismo. Además, mira esto.

-Eso… ¿qué?

-Es un regalo del emperador Marius.

La reina Eldaria se quedó atónita al ver los dos objetos blancos que le entregó Drina.

-¿Esto es… sal?

-Como dice Su Majestad, es sal. Lo otro es lo que Marius llama azúcar, es un endulzante mucho mejor que la miel.

-Una cosa así…

Drina llamó a los guardias, quienes trajeron numerosos paquetes de sal y azúcar. Los aristócratas que vieron esto protestaron.

-Esto es parte de los productos que el emperador Marius presentó para su uso. Esto incluye 1 tonelada de sal, 1 tonelada de azúcar, 2 toneladas de pimienta, así como especias como cilantro y mucho más.

-Mucho…

Como prueba de amistad, la reina Eldaria había recibido grandes cantidades de artículos tan caros. Finalmente comprendió la diferencia de poder entre las dos naciones. Hablando de los nobles, sus ojos estaban pegados a la gran cantidad de azúcar y sal que se apilaban actualmente en la sala del trono.

-Emperador Marius y Roma: debo formar una alianza con ellos pase lo que pase.

Mientras la reina Eldaria murmuraba esto, una persona desafió el murmullo.

-Su majestad, no debería.

-Ansuro Cander.

Se decía que el Anciano Ansuro tenía mucho poder, incluso más que la Reina Eldaria. Habían circulado muchos rumores de que era el gobernante en la sombra del país.

-Puede que no tengamos un ejército fuerte, pero en términos de expansión territorial, nosotros…

-Ansuro, no estoy preocupada.

Las palabras de Ansuro fueron interrumpidas por Drina.

‐…¿Ah, sí? ¿Y por qué no estás preocupada?

-Sin esperar una recompensa, Roma ayudó a erradicar a los monstruos del Bosque Demoníaco y repelió al Ejército Imperial.

-…Espera un momento Drina, ¿¡es cierto que el emperador Marius quemó acano con la migración de monstruos!?

La reina Eldaria levantó la voz de sorpresa al oír esto.

-Es cierto.

-¿Es… así? En ese caso, la presidenta Nagato ya nos ayudó 3 veces.

-…

Ante las palabras de Drina, el Ansuro guardó silencio y comenzó a reflexionar.

* * *

Después de que los aristócratas y nobles abandonaron la habitación, solo quedaron 4 personas.

-He recibido la confirmación del emperador Marius para prestar ayuda al Reino deBrigan. Sus condiciones son que asumirán un papel estrictamente defensivo. La única excepción será cuando aparezca otro héroe.

-Entonces… a menos que aparezca un héroe, ¿tendremos que invadir el imperio nosotros mismos? ¿Solo intervendrán si el Ejército Imperial invade nuevamente el Reino de Brigan?

-Sí. Porque el emperador Marius aún se está recordando tras la transferencia. Por lo que aún no está preparado para invadir otros países.

-Ya veo… lo hiciste bien, Drina. Llevaré a cabo las negociaciones después de esto.

Después de escuchar lo que Drina tenía que decir, la Reina Eldaria inmediatamente comenzó a pensar en cómo avanzar.

-Entonces, ¿Drina?

La expresión de la reina Eldaria cambió en un instante. De una expresión estoica a una sonrisa cálida y agradable mientras le hablaba a Drina.

-…¿Qué es?

‐¿Qué opinas del emperador?

-¡¿Ah, sí?! No… eh… ¿Su majestad?

-No puedes ocultarlo muy bien. Pareces estar demasiado pendiente del emperador, sé exactamente lo que piensas de él.

-¡¡ - !!

Al ver que la Reina Eldaria podía percibir fácilmente sus sentimientos, el rostro de Drina se tiñó instantáneamente de rojo mientras miraba hacia abajo.

-Entonces, ¿qué pasa con eso, Drina?

La reina Eldaria parecía un carnívoro acorralando a su presa.

-Su majestad es demasiado mala…

Después de hacer una mirada que parecía reprocharle a la reina Eldaria, Drina comenzó a hablar después de haber tomado una decisión.

-…Me encanta.

-¡¡Oh!!

A pesar de haber provocado esta reacción, tanto Drina como la reina Eldaria se tiñeron de rojo. La reina Eldaria mostraba una expresión de sorpresa.

-¡¡Su Majestad!!

-¿Ah, sí? ¿Me excedí un poco? Lo siento.

Al ver que Drina se había enfadado, la reina Eldaria se disculpó.

-Bueno, creo que sois compatibles el uno con el otro. Tendremos una reunión con él después de esto, ¿por qué no le proponemos matrimonio?

-¿Su Majestad, qué?

-Es costumbre que Conilde haga este papel para profundizar la relación entre nuestros dos países, pero ver a Drina feliz también me haría feliz. Tal como están las cosas ahora, la relación entre los dos países no es firme. El emperador Marius parece estar consciente de Drina, por lo que debería estar bien.

-... Agradezco su atención, Su Majestad. Pero él ya está casado con esa mujer llamada Julia.

-Hmm... supongo que podría aceptar concubinas.

Drina miró a la reina Eldaria con una expresión tonta por un corto tiempo, sin embargo ella respondió con una voz alegre.

* * *

La reunión entre el Reino de Brigan y Roma sobre una alianza se desarrolló sin problemas, contrariamente a las expectativas de todos.

Como resultado, se había formado una alianza, aunque sus términos eran estrictos y estaban sujetos a cambios en cualquier momento.

-Se firmó una alianza militar... o supongo que es más bien un pacto de no agresión. Parece que todavía desconfían de nosotros, bueno, no se puede evitar. Después de todo, instalamos una base cerca de su ciudad fortaleza.

La razón por la que la reunión no salió tan bien como se esperaba se debió a Ansuro.

Aunque la reina Eldaria certificó la construcción de la base mediante una aprobación ex post facto al comienzo de la reunión, Ansuro señaló que se había construido una base en su territorio de manera egoísta y sin aceptación. Le dijo a Mario que mostrara sinceridad y ofreciera concesiones, lo que hizo que el tratado fuera totalmente unilateral.

Por eso, a las personas que habían seguido a Mario desde Roma les aparecieron venas azules en la frente. Julia en particular temblaba de ira.

-Hmm… la alianza está formada. Ahora, discúlpenme.

-Estoy molesto. La reunión ni siquiera ha terminado, pero él se va con indiferencia.

Los pretorianos y senadores lo despidieron con expresiones como si quisieran matarlo a apuñaladas.

-Lo siento, emperador Marius.

La autoridad de la reina Eldaria es inferior a la de Ansuro, por lo que no podía interferir. En cambio, se disculpó por la forma en que actuó.

-Porque la Reina Eldaria es amable, no te preocupes por eso.

Mario, consciente de la lucha de poder en el Reino de Brigan, acepta las disculpas de la Reina.

Como el ambiente en ese momento era malo, la reina Eldaria estaba dudando sobre cómo abordar el tema del matrimonio.

En ese momento, Conilde irrumpió de repente en la habitación. Detrás de ella había un guardia con el rostro pálido y nervioso.

-Conilde, ¿por qué estás aquí?

-¿…? La reunión aún no ha terminado, madre.

Uno de los escoltas de la reina Eldaria se interpuso instantáneamente frente a Conilde. Sin embargo, Conilde se dirigió directamente hacia Marius, sentándose sobre sus rodillas y acurrucándose junto a él.

La reina Eldaria y los aristócratas que vieron esto quedaron estupefactos. Julia apretaba los puños mientras temblaba de rabia y celos.

-Madre. ¡¡¡Quiero casarme con Marius!!!

-…

Todos en la sala estaban congelados, el comentario de Conilde había detenido la reunión por completo.