Sofía y Erick se conocieron cuando ella tenía seis años y él veinte. Ese mismo día la niña declaró que sería la novia de Erick en el futuro.
La confesión de la niña fue algo inocente, pero nadie imaginó que con el paso de los años aquella inocente declaración de la pequeña se volvería una realidad.
¿Podrá Erick aceptar los sentimientos de Sofia? ¿O se verá atrapado en el dilema de sus propios sentimientos?
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Una decisión muy importante
La cafetería estaba tranquila esa tarde. Las mesas de madera desgastada y las paredes cubiertas con fotografías en blanco y negro le daban al lugar un ambiente acogedor. Sofía e Ian ocupaban su mesa favorita, junto a la ventana, desde donde podían ver el ir y venir de las personas en la calle. Ian tomaba un cappuccino con un toque de canela, mientras Sofía tenía frente a ella un frappé de caramelo que había pedido junto con un croissant.
- No puedo creer que estemos a punto de terminar el colegio- comentó Ian dándole un sorbo a su cappuccino- ¿Tú ya sabes qué quieres hacer después?
- Más o menos- respondió Sofi mientras jugaba con la pajilla de su frappe- Estoy pensando en estudiar Administración de Empresas, ¿sabes? Leonardo quiere que me haga cargo de la empresa en el futuro, y creo que tiene sentido.
-¿Sentido? Sofi, sentido tendría que estudies algo que te apasione, no lo que otros esperan de ti- dijo Ian levantando una ceja mientras toma un pedazo de su muffin de arándanos)
-No es que no me guste- replicó ella encogiéndose de hombros- Pero, si me hago cargo de la empresa, tendré más tiempo para... bueno, para estar cerca de Erick.
Ian se detuvo, dejando el muffin en el plato, y la miró fijamente, luego cruzó los brazos.
- ¿En serio me estás diciendo que estás basando tu futuro solamente en estar cerca de Erick?
-Si, bueno... No es solo por eso- respondió ella- Es una buena oportunidad, Ian. La empresa es importante para Leo, y quiero hacerlo sentir orgulloso.
- Sofi, no me vengas con excusas- replicó él inclinándose hacia su amiga- Tú siempre has amado el arte, la pintura, la fotografía... ¿De verdad vas a renunciar a eso solo para estar cerca de alguien que ni siquiera está aquí la mayor parte del tiempo?
- Es complicado- dijo ella en medio de un suspiro- Claro que me gusta el arte, pero no sé si podría hacerlo mi carrera. No quiero decepcionar a Leo.
Ian tomó un sorbo de su café y como todo buen amigo decidió serle sincero...
- Mira, entiendo que quieras hacer feliz a Leo, pero tú no puedes vivir una vida que no te gusta. Tienes que vivir pensando en ser feliz. Si no haces lo que amas ahora, ¿cuándo lo harás?- Sofía sonrió levemente
-Suenas como mi conciencia.
-Pues alguien tiene que decirte la verdad. Además, ¿te imaginas cómo sería estudiar arte en Europa?- le dijo él mientras se entusiasmaba con cada palabra- Podrías venir conmigo. ¡Imagínate! París, Roma, Barcelona… todas esas ciudades que te encantaría fotografiar.- Sofía lo miró con algo de nostalgia.
-Sería un sueño hecho realidad, pero no sé, Ian. Me sentiría egoísta si dejara todo aquí.
-Mirá Sofí, pensar en ti no es egoísmo, es amor propio. Y si Erick de verdad es el hombre que crees, él querría que tú seas feliz y sigas tus sueños, no que te sacrifiques por estar cerca de él.
Sofía se quedó en silencio, mirando su frappé como si pudiera encontrar respuestas en el hielo derretido. Ian se recuestó en la silla, dándole espacio para pensar, pero en su interior sabía que esta conversación apenas comenzaba.
La tarde seguía avanzando en la pequeña cafetería. Sofía e Ian seguían charlando mientras los últimos rayos de sol atravesaban el ventanal junto a su mesa. El tema de conversación había cambiado, pero la intensidad permanecía. Ahora hablaban sobre el próximo cumpleaños de Sofía, el tan esperado número diecisiete.
-No puedo creer que en unas semanas vuelva a verlo- comentó llenándose de emoción- Siete meses han pasado desde el cumpleaños de Marco. Siete meses, Ian.
Ian miró la taza de su cappuccino que ya estaba vacía, tratando de ocultar el pequeño gesto de frustración que asomó en su rostro. Conocía a Sofía desde siempre, y verla tan ilusionada con alguien como Erick le preocupaba.
-Ya, siete meses... pero, Sofi, ¿no crees que es demasiado lo que esperas de un solo día? Erick estará allí como siempre, sí, pero no sé si deberías emocionarte tanto.
Sofía frunció él ceño
-¿Por qué dices eso? Claro que me emociona. Es mi cumpleaños, y él siempre ha estado presente. Además...- agregó en un tono de voz bajo- tengo un plan.
-¿Un plan?- preguntó Ian, arqueando una ceja, sabiendo que los planes de su amiga no siempre eran buenos- No me gusta cómo suena eso. ¿Qué vas a hacer?
-Voy a llamarlo. Quiero aprovechar la ocasión para confesarle lo que siento.
Ian dejó su taza en la mesa con algo más de fuerza de la que pretendía, lo que hizo que Sofía lo mirara con sorpresa.
-¿Confesarle lo que sientes?- preguntó incrédulo- ¿En serio? Sofi, ¿te has puesto a pensar cómo podría reaccionar?
- Claro que lo he pensado, Ian- dijo ella cruzándose de brazos- Sé que es arriesgado, pero no puedo seguir guardándomelo. Es como si estuviera estancada, esperando algo que nunca pasa. Necesito saber si hay alguna posibilidad entre nosotros.
-Mira, yo sé que para ti él es… bueno, tu príncipe azul o lo que sea- espetó un tanto ofuscado- pero recuerda que Erick es mucho mayor que tú, Sofi. ¿Qué pasa si no reacciona como esperas?
-Entonces al menos sabré la verdad, y podré seguir adelante- dijo ella- Pero necesito intentarlo, Ian. ¿No te parece que mi amor por él merece al menos eso?
Ian se pasó una mano por el cabello, claramente frustrado.
-No es que no entienda lo que sientes, Sofi, pero me da miedo que te hagas daño- le dijo- Eso que sientes por Erick es complicado… todo esto lo es. Pero si de verdad estás decidida a hacerlo, sabes que te apoyo. Aunque no me guste.
Sofía, sonriendo suavemente le dijo:
-Sabía que lo harías. Por eso eres mi mejor amigo.
-Claro, porque siempre termino apoyando tus ideas locas- dijo él con ironía- aunque me hagan querer arrancarme los cabellos.
-Vamos, no es tan grave- dijo ella, sonriendo- Solo será una llamada.
-Prométeme algo, Sofi- le dijo él mirándola fijamente- Pase lo que pase, no te olvides de quién eres. No dejes que lo que él diga o haga te quite las ganas de soñar.
Sofía tocó su mano con ternura...
-Lo prometo, Ian.
Ian suspiró otra vez, resignado pero dispuesto a estar a su lado. Aunque no estuviera de acuerdo con los sentimientos de Sofía hacia Erick, sabía que su papel era apoyarla y, sobre todo como el buen amigo que era, estar allí para recoger las piezas si algo salía mal.