Estéfano Ocampo un hombre acostumbrado a ganar.
Natalia Alcocer, una chica rebelde que hace lo que ella quiere y no lo que le ordenan.
Yair Gallego un hombre dulce y amable.
Después de 5 años de no verlo Natalia sigue enamorada de su primer amor.
Pero ahora deberá enfrentarse a la obsesión de un hombre que hará todo lo posible para que ella se case con el.
¿Aceptará el matrimonio?.
¿Podrá olvidar a su primer amor?.
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capítulo 6.
Todo estuvo igual los siguientes 4 años, pero en segundo de secundaria todo cambio, cuando las otras chicas notaron su belleza y se volvió el chico más popular de toda la escuela ¿y como no iba a serlo? si aparte de guapísimo, (imaginarlo como quieran), era inteligente, amable, bondadoso, y se decía que si familia era muy rica, eso era lo que menos me importaba, yo solo sabía que estaba enamorada de de él y que el nunca se iba a fijar en una chica como yo teniendo la posibilidad de salir con chicas que aparte de inteligentes y hermosas tenían su mismo estatus social.
Por esa razón me aleje de él, mejor dicho el ya no tenía un segundo para hablar conmigo, siempre tenía a alguien encima ya sea una chica o un amigo, el único momento que no cambio era cuando el jugaba y yo lo veía en las gradas, ambos nos sonreímos como siempre.
Fin del Flashback.
Llegué a la empresa de mi padre.
Subí a mi oficina, llevaba unas horas trabajando cuando el teléfono de mi escritorio sonó.
— Señorita Natalia el señor Ocampo quiere verla.— Me informó Niki.
— Dile que no tengo tiempo para visitas.— Colgué.
A los pocos segundos alguien tocó mi puerta.
— Adelante.
— ¿Estás muy ocupada.? — Preguntó Ocampo. ¿Acaso no ve lo que estoy haciendo.?
— Así es, di lo que tengas que decir y vete. —Hablé sin verlo a la cara.
— ¿No recibiste mis flores?.
— ¿A eran tuyas?. — Pensé que éste tipo era inteligente, pero enviarme flores demuestra que no lo es.
— ¿No leíste la tarjeta?.
-- No tuve tiempo, María las tiro a la basura apenas llegaron. — Hubo un silencio incómodo.— Si es todo lo que viniste a decir te pido que salgas.
— Quería invitarte a comer.
Tocaron la puerta de nuevo.
— Adelante.
— Señorita Natalia los empresarios de América ya están aquí.
— Voy en seguida — Me levanté y tomé los documentos. — Lo siento señor Ocampo pero el deber me llama.
Salí de mi oficina, llegué a la sala de juntas.
— Good morning gentlemen. (Buenos días señores) ( Hable en inglés).
Ellos me barrieron con la mirada. ¿De verdad era necesario que hicieran eso.? Sólo lo pensé pero no dije nada. Ellos me saludaron y dieron algunas sonrisas.
— El contrato está aquí. Por favor revísenlo. — Tomé asiento y Nikki repartió las carpetas.
Ellos revisaron el contrato, no había nada fuera de lo normal, pero seguían poniendo excusas, después de una larga discusión gane la batalla y cerramos la negociacion.
Me despedí de todos cordialmente, y salí antes de que se les ocurriera invitarme a comer.
Es lo que normalmente hacen. Por ende hago todo lo posible por ser muy formal y no tener ningún tipo de conversación personal. Algo que se vez en cuándo pasa.
Caminaba por el pasillo cuando me tope con ese loco que me envió flores hoy.
— Si ya terminaste ¿podemos ir a comer?.
Justo lo que les decía hace un momento.
— Lo siento señor Ocampo pero yo no como, hago la dieta de solo desayuno y agua.
— Desayunemos mañana.
— Desayuno a las 7 de la mañana.
— Te veo en tu casa a esa hora.— Salió sin recibir mi respuesta.
Pero que sujeto tan persistente, solo espero que después del desayuno desaparezca de mi vida y olvide de la estúpida idea de casarse conmigo.
7 de la mañana del día siguiente.
La verdad no desayuno a esa hora, incluso pensé que no llegaría.
Hasta que María fue por mi al gimnasio y me avisó que "mi cita" estaba aquí.
¿Mi cita?, esto no es una cita.
Llegué al comedor, Estéfano me miró sorprendido, supongo que es porque traigo puesta ropa deportiva, estoy sudada y sin maquillaje.
— Buenos días Natalia, tan hermosa como siempre. — Supongo que era sarcasmo. Me da igual. Lo único que quiero es que desaparezca pronto. Estoy segura que después de verme comer lo hará.
No respondí nada, me senté y le pedí a María que sirviera el desayuno.
Devoré todo lo que ella puso en mi plato, incluso me serví más.
Todo era parte de mi plan para alejarlo de mi, un hombre como el está acostumbrado a ver a las chicas con lindos vestido, maquillaje bien perfumadas y a la hora de comer solo sea fruta y ensalada.
Yo le pedí a María que preparara pizza, pechuga empanizada, arroz, café, jugo de naranja y un poco de fruta.
Cómo todo eso delante de él con la intención de desagradar.
Mi plan no puede fallar.
