Nick era el típico chico popular, arrogante y seguro de sí mismo, mientras que Rafaela era sencilla y sin pretensiones, un blanco fácil para sus burlas. Una fiesta inesperada crea una conexión improbable entre ellos, pero el orgullo y los temores de Nick hacen que la aleje.
Años después, incapaz de olvidarla, se da cuenta de que Rafaela fue la única capaz de cambiar su corazón. Ahora, Nick está dispuesto a hacer cualquier cosa para encontrarla de nuevo y demostrar que el tiempo no ha borrado lo que siente por ella.
NovelToon tiene autorización de Drica Samoura para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 2
En las semanas siguientes, la rutina de provocaciones entre Nick y Rafaela continuó como de costumbre. Para todos los que los rodeaban, eran solo dos adolescentes molestándose el uno al otro, pero para Rafaela, algo había cambiado. Empezó a fijarse en Nick de una manera que la hacía sentir incómoda. Cuando él reía a carcajadas con sus amigos o hacía sus infames bromas, aunque fueran irritantes, era difícil ignorar el brillo en sus ojos.
Y lo que más la incomodaba eran las otras chicas. Nick siempre estaba rodeado de chicas populares, principalmente Victoria, la niña mimada de la clase. Victoria era hermosa, su cabello largo y brillante siempre estaba suelto, su ropa de marca y el perfume que usaba dejaban un rastro por donde pasaba. Parecía perfecta, y Rafaela se consideraba todo lo contrario.
A la hora del recreo, como Ava había faltado ese día, Rafaela se sentó en un rincón del patio con su almuerzo. Desde lejos, observaba a Nick apoyado en la pared con dos amigos y tres chicas a su alrededor. Victoria, como siempre, estaba pegada a él, riéndose exageradamente de cualquier cosa que decía.
Una opresión se apoderó del pecho de Rafaela. Era un sentimiento que no sabía nombrar, pero que la inquietaba. Bajó la mirada hacia su almuerzo, intentando concentrarse en otra cosa, hasta que escuchó una voz que la hizo congelar.
_¡Eh, Rafaela! La voz de Victoria sonó alta y clara, llamando la atención de todos los que estaban cerca.
Rafaela la miró, desconfiada, mientras Victoria se acercaba con su sonrisa venenosa.
_Te voy a dar un consejo, ¿vale? Empezó Victoria, con voz dulce pero cargada de sarcasmo. _Será mejor que le quites los ojos de encima a Nick, porque él nunca se fijaría en alguien... como tú. Dijo mientras miraba a Rafaela de arriba abajo.
Rafaela frunció el ceño, intentando defender el porqué de la presencia de Victoria allí.
_Yo no...
_¡Ay, por favor! Interrumpió Victoria, riendo. _Como si no me hubiera dado cuenta de cómo lo miras. Pero, en serio, ahórrate tu tiempo. Nick no tiene nada que ver con chicas que parecen... Victoria la miró de pies a cabeza con desdén. _Con un chico.
Un silencio incómodo se apoderó del lugar. Rafaela sintió que su rostro se sonrojaba y las palabras se atascaban en su garganta. Quiso replicar, pero en el fondo, una parte de ella estaba de acuerdo con su compañera de clase. ¿Quién era ella para competir con chicas como Victoria?
_ ¿Qué pasa conmigo? Preguntó Nick acercándose.
_Parece que está coladita por ti. Dijo Victoria dejando a Rafaela aún más avergonzada.
_Pero ella no es mi tipo, yo nunca saldría con alguien como ella. Dijo Nick mirando a Rafaela sin dejar que se notara que su corazón se aceleraba. _Somos más bien enemigos...
Victoria lanzó una última mirada triunfante y volvió al lado de Nick, alejándose de Rafaela, que se quedó impactada por la situación.
_ Yo tampoco saldría con alguien como tú... ¡Idiota! Dijo con rabia.
En la clase de matemáticas, Rafaela no podía concentrarse. Mientras intentaba resolver un ejercicio, sintió que una nota se deslizaba sobre su mesa. Miró a un lado y vio a Nick sentado en el lugar de Ava, con el rostro apoyado en la mano, observándola con una sonrisa pícara.
Rafaela desdobló el papel, que decía:
"¿Estás enfadada por qué? ¿Victoria te ha atacado?”
Ella miró mal a Nick, que fingió estar muy interesado en la pizarra.
“No es asunto tuyo.”
Rafaela cogió el lápiz y escribió debajo. Dobló la nota y la devolvió. Nick la leyó, riendo por debajo, y garabateó otro mensaje devolviéndole el papel.
"Le diré que pare, solo yo puedo meterme contigo, ¿vale? Solo yo puedo hacerlo. Eres mía! ”
Al leer la respuesta, Rafaela sintió un escalofrío en el estómago. Apretó los labios, irritada, pero no pudo evitar sentir una chispa de algo parecido al alivio. Al menos, con Nick, nunca se sentía invisible.
A pesar de ello, Rafaela recordó las palabras de Victoria, que resonaban en su mente como una herida abierta: "Él nunca se fijaría en alguien como tú".
Volvió a mirar a Nick, que ahora dibujaba algo al azar en la esquina del cuaderno. Tal vez Victoria tuviera razón. Después de todo, para él, ella no era más que un blanco fácil para sus bromas.
" No puedo gustarle" pensó Rafaela.
Aquella noche, Rafaela se encerró en su habitación y se quedó mirando su reflejo en el espejo. Por mucho que nunca se hubiera preocupado por su aspecto, las palabras de Victoria se habían quedado grabadas en su mente como una sombra.
_Quizás debería cambiar... Dijo pensando en su cumpleaños número diecisiete que sería el sábado. _ No soy tan fea...
Rafaela se apartó un mechón de pelo, imaginando cómo sería dejárselo crecer. En el colegio, siempre se burlaban de ella por parecer "un chico", pero ahora le dolía más de lo normal. Y Nick... Bueno, él no ayudaba. Él la notaba, pero no de la forma en que a ella le gustaría.
_Si comprara ropa nueva... Tal vez algo más femenino... pensó, mordiéndose el labio mientras escuchaba la puerta del salón abrirse con la llegada de su padre.
Con esas ideas en la cabeza, Rafaela corrió hacia el salón, donde encontró a su padre sentado en el sofá, con una sonrisa de oreja a oreja.
_Papá, ¿puedo hablar contigo? Empezó ella, vacilante, dando un abrazo a Carlos.
_¡Claro, hija! Respondió él, más animado de lo habitual. _ Pero primero tengo que contarte una novedad. Antes de que Rafaela pudiera decir nada, su padre la interrumpió. _¡Hija, tengo una noticia increíble!
_¿Qué noticia? Rafaela sintió curiosidad.
_¡Me han ascendido en el trabajo! ¡Por fin han reconocido mi esfuerzo! Voy a ser gerente de la nueva sucursal.
_¿Nueva sucursal? Repitió Rafaela, con el corazón empezando a acelerarse.
_¡Sí, sí! Solo que hay un pequeño detalle... El padre dudó, ajustándose la gorra en la cabeza. _La sucursal está en otra ciudad. Vamos a tener que mudarnos.
Rafaela se quedó helada; estaba contenta por su padre, pero no se esperaba esa noticia.
_¡¿Qué?!
_Tranquila, hija, va a ser una gran oportunidad para los dos, y voy a ganar un sueldo mucho mayor. ¡Vamos a empezar una nueva vida! Carlos sonrió, como si eso lo arreglara todo.
Pero para Rafaela, el mundo parecía venirse abajo.
_¿Y el colegio, papá? ¿Mis compañeros? Acabamos de mudarnos a este barrio... Intentó argumentar, sintiendo que la voz se le quebraba.
_¡Harás nuevos amigos, Rafa! Respondió Carlos como si fuera lo más sencillo del mundo. _Y entre tú y yo, no es que te guste tanto este sitio, ¿verdad? Solo llevas dos meses en este colegio y ya te has quejado varias veces de un tal Nick.
Rafaela abrió la boca para responder, pero se contuvo, recordando las veces que se había quejado del colegio. Tal vez lo había dicho alguna vez, pero ahora todo parecía diferente. El colegio era donde estaba Nick. Donde ella, incluso con todas las provocaciones, estaba empezando a entender lo que sentía.
Corrió a su habitación y cerró la puerta de golpe.
_ Hija... Rafa... Ella no respondió, necesitaba estar sola.
_¿Por qué ahora? Susurró sintiendo las lágrimas correr por su rostro.
Tumbada en la cama, Rafaela abrazó la almohada y pensó en lo irónico que era: justo cuando empezaba a preocuparse por su aspecto, cuando estaba dispuesta a cambiar, todo se iba a acabar.
_¿Echará Nick de menos aunque sea un poco? Se preguntó, con el corazón encogido.