Sarah Miller a sus 22 años, ya tenía toda su vida planeada, se casaría con el hombre que amaba Jason Cooper, con quien compartía una relación hacia 4 años. Nunca imagino que su vida cambiaría radicalmente, por los actos de una noche, y esto ocasionaría que de igual manera perteneciera a la familia Cooper.
¿Puedes enamorarte de alguien de la noche a la mañana?.
Acompañame a leer esta gran historia en donde encontraras: Amor, traición, dolor, odio, romance y venganza.
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Capítulo 4
Steven la tomó de la mano y salieron del club, llamó a su chófer e ingresaron en la lujosa camioneta.
- Vamos te llevo\, dime en donde te estas hospedando.
Ambos ingresaron a la camioneta, ya en el interior Steven siguió besándola, ella se recostó en su pecho y sin más se quedó medio dormida.
Steven: ¡Ey!, Tú, despierta, oye dime a donde te llevo. Mujer bonita.
Él le hablaba, pero ella no estaba en sí, en un momento desesperado ella empezó a besarlo, subió a horcajadas sobre él, quien no pudo controlarse y le siguió el ritmo, al observar los ojos de ella completamente dilatados; Steven comprendió que ella lo deseaba, él empezó a restregar su erección contra la feminidad de Sarah, quien gemía en su boca.
Steven: Llévanos al hotel.
Pudo decirle a su chófer de manera agitada.
Al llegar al sitio Steven, bajo con Sarah quien se tambaleaba igual que él, ambos reían mientras se besaban. Subieron a la Suite, Steven tomó el rostro de Sarah entre sus manos.
- Eres muy hermosa.
Sarah solo jadeaba con cada caricia que él le daba.
Sarah: Calor, tengo mucho calor.
Decía mientras se quitaba la ropa de manera apresurada.
Steven también hizo lo mismo hasta quedar solo en bóxer.
Él la levanto y Sarah enredo sus piernas en la cintura de él, quien ya estaba desesperado, porque su erección dolía.
- Eres muy hermosa.
Le repetía mientras repartía besos por su cuello.
Sarah: Por favor, quítame este calor.
Le pedía entre jadeos.
Steven la recostó de manera delicada en la cama y subió sobre ella sin dejar caer todo el peso de su cuerpo. Retiro el sostén para observar esos grandes y hermosos pechos, roso con la yema de sus dedos los dos pezones de la chica, quien jadeaba de manera suplicante. Steven la observo y sonrió al notar lo sensible que era a su tacto. Continúo besando el cuello de Sarah, bajo a sus pechos allí tomo uno con sus manos y el otro con su boca mientras lo saboreaba de manera sutil.
Sarah: Por favor, quítame este calor.
Le suplicaba.
Steven bajo su mano derecha hasta la feminidad de Sarah y pudo notar que estaba bastante mojada, se colocó entre las piernas de Sara y empezó a rosar su erección contra el sexo de ella, después retiro sus bragas mientras continuaba masajeando y saboreando sus senos.
Sarah lo acariciaba de una manera salvaje, el hombre estaba encantado pues asumía que a ella le gustaba lo rudo igual que a él.
Iba a sacar un preservativo de la gaveta, pero se arrepintió pues quería sentir a aquella rubia, piel con piel sin que tuvieran ningún tipo de barrera.
Él siguió besándola retiro sus bóxer y se introdujo de golpe. Esto hizo que Sarah se arqueara y pegara un grito doloroso.
Sarah: Aggg duele, duele mucho.
Sollozaba y las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas.
Steven se sintió miserable, esa mujer había decidido darle lo más preciado y el pensando que era una libertina, la tomó de una manera brusca.
- Lo siento\, lo siento mucho hermosa no sabía que eras virgen.
El seco las lágrimas de Sarah y se quedó observándola detenidamente esos hermosos ojos dilatados en donde se podía ver la pepita azul en lo más profundo.
Él la besó, pero esta vez de manera tierna, Sarah siguió el beso, pero de manera apasionada.
En ese punto Steven comprendió que ella quería continuar y él se encargaría de darle a mejor noche de su vida. De sus labios bajo a sus pechos los chupaba de manera delicada y rosaba su lengua con cada pezón, fue bajando lentamente hasta llegar a su abdomen, paso su lengua por el ombligo de la chica, después bajo a su feminidad allí empezó a rosar sus pliegues con su lengua, empezó a jugar con su clítoris pasando su lengua por arriba y por abajo.
Sarah se sentía en el paraíso, aunque no estaba en sus cinco sentidos, la sensación que ese hombre ocasionaba era maravillosa, sentía su vientre bajo arder y estaba al límite de explotar en un sin fin de sensaciones.
Steven: sabes delicioso.
Decía de manera agitada mientras se bebía el orgasmo que había ocasionado en la chica. Minutos después subió a su boca quería que ella probara sus propios fluidos, mientras la besaba se introdujo nuevamente de manera delicada, el dolor fue inevitable pero las atenciones del hombre hicieron que ella se fuera acostumbrando a su gran tamaño. Cuando Steven sintió que había roto la barrera se quedó inmóvil por un momento esperando la reacción de Sarah, ella gemía y jadeaba, aunque el dolor que sentía hizo que se le escapara una pequeña lágrima.
Steven: Ya pasó, ahora será más fácil y así no dolerá tanto.
Le decía de manera tierna mientras limpiaba la lágrima con sus dedos.
Él continuo con su labor de adentro hacia afuera, continuó con embestidas de manera fuerte pues le dolía no poder enterrarse por completo en ella. Él sentía como la estrechez de Sarah estrujaba su miembro y esto lo tenía al bordo de la locura, no se quería correr aún, pues deseaba causar otro orgasmo en la joven, quien minutos después llegó al límite del clímax, Steven le siguió sin salir de ella. Era la primera vez que él se corría dentro de una mujer y la verdad en ese momento no se arrepentía pues la sensación era maravillosa. Él cayó sobre la chica y poco a poco salió de ella, se recostó a un lado y la atrajo hasta su pecho. Minutos después ambos se quedaron dormidos.