Tercera parte! En emisión asique no se desesperen que vamos a paso lento pero seguro. Escribo con mucho amor asi que espero lo mismo de ustedes 🖤
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Cap 4
Cap 4
El entrenamiento me ha dejado agotada, pero siento que aún tengo más para dar. Mi tío se retira para descansar con mi tía, y yo me quedo sola un rato más, lanzando cuchillos al muñeco que ya pronto necesitará ser reemplazado. Los nervios me traicionan, y fallo un par de veces antes de lanzar el último. Justo cuando suena "Am I Evil", sonrío, pero antes de ir a recoger los cuchillos, siento unas manos sujetando mi cintura.
—Es de mala educación dejarme en visto —susurra cerca de mi oreja, con esa voz suave que siempre me desarma—. Qué mala eres.
Me suelta y giro para darle un golpecito en el hombro, pero no puedo evitar reírme por su intento de regaño.
—Estás muy grandecito para esas tonterías. ¿Qué tienes, dieciocho? —Me río más mientras él va a recoger los cuchillos.
—Ya quisiera tener tu edad otra vez —responde, lanzando uno de los cuchillos hacia el muñeco—. Todo sería más fácil para mí.
—¿Qué, también quieres casarte conmigo? —pregunto con sarcasmo. Veo cómo se detiene justo antes de sacar el último cuchillo del muñeco. Su mirada gris y oscura me atrapa por un segundo, esos ojos que comparten la misma frialdad de todos los Volkov.
—Así es... —me dice con una sonrisa apenas perceptible, acercándose y entregándome la mitad de los cuchillos—. Me gustaría que me aceptaras, aunque sé que te va a costar elegir a uno.
Lanzo uno de los cuchillos hacia el muñeco, clavándolo en lo que debería ser el hígado.
—¿Y si no elijo a ninguno? —respondo sin mirarlo directamente—. ¿Qué tal si no tengo planes de casarme por ahora?
Se ríe, pero su tono es distinto, más sombrío. Lanza su cuchillo, y este se clava justo entre los ojos del muñeco.
—Si decides eso, más de uno se irá desilusionado, incluyéndome. Mis hermanos le pidieron tu mano a tu madre incluso antes de que nacieras. Han estado compitiendo por ti desde entonces —dice, con una pausa que me obliga a mirarlo—. Si piensas que están cerca de ti por algo fuera de esto,—Enseña el anular de su dedo. — estás equivocada. Dimitri creo que no está interesado, pero y yo si quiero tenerte, como todos los demás.
Sus palabras me golpean. Él tiene razón, Aiden y Ares siempre estuvieron detrás de mí, atentos a cada detalle de mi vida, y eso me hizo sentirme más cercana a ellos, sintiéndome especial, ahora todo tiene sentido. El cariño que les tengo es más profundo, más íntimo, pero ahora me doy cuenta de cuánto he estado ignorando lo demás.
—¿Y tú? —pregunto, mirándolo directamente—. ¿Tú solo quieres casarte conmigo por el poder que me acompañará como el resto de mis primos?
Vlad me observa, sin desviar la mirada, y con una calma que no esperaba, responde:
—No, quiero que seas mía porque me gustas. —Sus palabras me descolocan. Enarco las cejas, buscando alguna mentira en sus ojos, pero no la encuentro—. Desde que cumpliste quince, dejaste de ser esa niña pequeña y empezaste a convertirte en la hermosa mujer que eres ahora.
Su confesión me deja pensando. No sé cómo procesar todo esto de golpe. Los cuchillos, los compromisos, los sentimientos que no estoy lista para enfrentar... simplemente no puedo.
—No voy a aceptar a ninguno, Vlad. No se lo digas a nadie —susurro, viendo cómo la sorpresa cruza brevemente su rostro—. Quiero hacer otras cosas antes de siquiera pensar en un compromiso.
Él lanza el último cuchillo sin fallar, y yo hago lo mismo. Cuando terminamos, me quito los guantes de cuero y me doy cuenta de lo tarde que es. Son las dos de la madrugada.
—¿Sabias que mis hermanos tuvieron a alguien hasta hace poco? ¿verdad? —dice con un tono más suave, más cercano—. No te lo digo para tirarles tierra, pero creo que no es justo que te comprometas sin haber vivido un poco antes. —Vuelve a sonreír.—No diré nada de lo que me dijiste. Será nuestro secreto.
Lo miro fijamente, intentando procesar todo lo que acaba de decir. Me habla con una honestidad que no esperaba, y por un momento, casi le agradezco.
—¿Qué hay de Dimitri? —pregunto, porque sé que él también quiere hacerme su propuesta—. ¿Ha venido con las mismas intenciones?
Vlad niega con la cabeza.
—Dimitri te adora, como todos nosotros, pero no te ve de esa manera. Está aquí porque Aiden lo trajo para sumar puntos a su favor. Dimitri está enamorado de alguien más.
Respiro hondo, aliviada por lo que me dice. No sé si podría lidiar con más presiones de este tipo.
—Me alegra escucharlo. Es un hombre increíble y si está con alguien por amor, me hace feliz. —Soy sincera en mis palabras. Lo admiro.
Vlad se acerca una vez más, toma mi mano y la aprieta con una calidez que no esperaba.
—Mis hermanos también te quieren, Dess. Si decides darles una oportunidad, nustras familias se unirán. Pero tambien sé que no estás interesada en los hijos de Theo ni en los de Eliot y todos nosotros seremos espectadores de tus decisiones los siguientes días.
Sus palabras se quedan flotando en el aire, dejándome con un sentimiento de incomodidad y un dolor sutil en el pecho.
—Dices que si elijo a alguno de tus hermanos habré elegido bien, pero no te incluyes. ¿Por qué? —pregunto, intentando entender por qué se aparta de ese juego.
Vlad sonríe con una mezcla de diversión y sinceridad.
—Porque ellos dos están muy por encima del cariño que me tienes a mí, admito que por mi culpa, pero no queria qu sea a si, tan vil y descarado. No quiero entrar en su estúpido juego por ver quién se queda con la chica. Aquí, la chica es de quien la toma primero, y... te lo dije, te quiero, pero no entraré en ese estúpido juego. ¿Entiendes?
Su respuesta me deja pensativa, pero no insisto más. Me acerco y acaricio la mejilla de Vlad, agradecida por su honestidad.
—¿Y qué tienes para ofrecerme, Vlad? —le pregunto con curiosidad.
—Amor. —Se acerca y acaricia mi mejilla suavemente, con una ternura que me sorprende—. No necesito mencionarte lo que ya sabes que tengo, porque para nosotros, eso no importa. Descansa, cariño. Mañana será un largo día.
Besa mi frente y se va, dejándome sola en la habitación.
Mi tío me había puesto al tanto de muchas cosas, pero escuchar a Vlad decir que Aiden y Ares habían tenido una relación hasta hace poco me dejó algo descolocada. No es que me sorprendiera ni nada de eso porque estan en todo su derecho, sino que me duele saber que me lo han ocultado. A estas alturas, confío en que Vlad no está mintiendo. Él siempre ha sido reservado y nunca ha dado que hablar, y eso es algo que lo diferencia de los demás. (Ademas de que es diez años mayor que yo)
Vuelvo a mi habitación, agotada física y mentalmente, y ahí está Aiden, tumbado en mi cama, fingiendo estar dormido. Es tan evidente que me saca una pequeña sonrisa, aunque mi corazón ya no late como antes al verlo.
Algo ha cambiado.
Desilucion le llaman a lo que siento.
—Aiden... —susurro con un tono de falsa paciencia— deja de fingir que duermes y sal de mi cama.
Él sonríe de inmediato y abre esos ojos azules que siempre han tenido un efecto extraño en mí. Se incorpora con calma, como si no tuviera prisa alguna.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto mientras busco algo de ropa limpia para ducharme.
—Vine después de la cena y no te encontré aquí. Luego noté que mi padre también había desaparecido, así que no fue muy difícil sumar dos más dos —responde con esa sonrisa medio arrogante, aunque hoy no me molesta tanto.
Dejo la ropa sobre la silla y lo miro con algo de cansancio. Lo último que quiero ahora es una discusión, y mucho menos que Christopher aparezca y arme un drama si lo encuentra aquí.
—Mejor vete, Aiden. Necesito ducharme y dormir unas horas. Ya tendremos tiempo para hablar mañana —le digo con una sonrisa ligera, intentando que se marche sin problemas.
Pero entonces lo noto. Ese palpitar en mi pecho que siempre sentía cuando él estaba cerca… ya no está. Es como si algo dentro de mí se hubiera apagado sin darme cuenta, y esa realización me asusta un poco.
Porque me siento decepcionada de que, desde el principio para l y para Ares, solo fui un juego.
Aiden se pone de pie lentamente, asintiendo, aunque sus ojos me estudian con detenimiento. Sabe que algo no está bien.
—Claro, me voy —dice, pero se queda parado frente a mí—. Pero primero dime, ¿Qué te dijo? Tienes mala cara, y te conozco demasiado bien.
Sus palabras son cuidadosas, pero hay un peso en su voz que me indica que no se irá sin respuestas.
Suspiro, cansada de tanta presión, y decido que es mejor soltarlo todo de una vez.
—Mi tío fue a regañarme por mi comportamiento en la mesa, además de que está de acuerdo con papá en que no necesito ir a la universidad. Dicen que solo me distraerá de mis “obligaciones y entrenamiento”. —Le miento descaradamente por primera vez, mis palabras salen con frustración, y me cruzo de brazos—. ¿Por qué no me dejan en paz? Solo quiero vivir un par de años con normalidad antes de que todo se trate de…
Aiden no me deja terminar.
—Compromiso —interrumpe, y su tono es tan seco que me hace fruncir el ceño de inmediato.
—Iba a decir el control de la organización —corrijo, sintiendo un nudo formarse en mi estómago—. ¿De qué compromiso hablas?
Me hago la tonta fingiendo que no estoy enterada de nada.
Aiden se acerca un poco más, su expresión más seria ahora.
—Pensé que lo sabías. Por eso estamos todos aquí, los mayores, digo —me mira con una mezcla de compasión y algo más, algo que no sé descifrar del todo—. Ares no sabe guardarse un secreto. Creí que te lo había dicho antes de que todos llegáramos.
Me quedo en silencio, procesando lo que acaba de decir. Mi mente empieza a correr, conectando los puntos que no había visto antes.
—Pues no, no me dijo nada, y enterarme así no es nada agradable —mi tono es más amargo de lo que pretendía, pero no puedo evitarlo—. No quiero comprometerme, Aiden. Son mis primos. ¡Es una pésima idea!
Aiden se queda quieto, observándome en silencio. Su mirada, que siempre había sido cálida y protectora, ahora se vuelve más oscura, más... fría. Puedo ver el desengaño en sus ojos, esa chispa que tenía antes se apaga lentamente. Y lo peor es que sé por qué. Sabe que no lo elijo, sabe que no lo quiero de esa manera.
Ya no, a ninguno de los dos.
—Pensé que lo sabías —repite con una amargura apenas contenida. Pero lo que no dice pesa más. Sabe que, entre todos, él no es mi opción. Y eso, me doy cuenta, le molesta muchísimo, sus planes quee ya llevan dieciocho años acaban de derrumbarse. — Vinee a propopnerte matrimonio y ahora resulta que no quieres casarte. ¡Genial!
Me acerco y tomo su mano con suavidad, tratando de mitigar la molestia que veo en él.
—Aiden, por favor, no quiero que esto cambie las cosas entre nosotros —susurro, pero en el fondo sé que es una súplica inútil.
Él retira su mano de la mía lentamente, su mirada ahora, tan oscura como el cielo sin estrellas.
—Ya lo cambió, Dess.—Dice con la voz grave. — Habia esperado por ti, por tu mayoria de edad.
Me duele muchísimo dos cosas, primero haber sentido algo por el y segundo saber que él, solo estaba interesado en la posicion que tendré en el futuro.
—¿Qué te hizo pensar que yo te veia de otra forma que no sea como mi familia, Aiden? Te quiero muchísimo, pero deberías ver que soy muy joven para ti, incluso para Ares, Dimitri y los demas chicos, tienen mi edad, pero tampoco me traen, si algun día me comprometo, no será con ninguno de ustedes. ¿Pudes entenderme?
Niega con la cabeza alejándose de mí.
—No he estado con nadie esperando este momento. —Lanza la mentira que abre mis ojos. — Solo espero que te cuides ahí afuera y no pierdas el enfoque que tienes ahora.
Mentiroso de mierda.
Asiento y vuelvo a tomar mi ropa para darle entender de que la conversación ha terminado.
—Solo quiero preguntar. —Dice antes de alejarse para tomar la manija de la puerta. — ¿Te gusta alguien más?
—Si, pero no te dire nada, asique vete. —Lo sabrán en su momento.
Él se va y yo entro a la ducha.
Mañana por la mañana dejare claras muchas cosas y si se atragantan con el desayuno me importa un carajo.
Parece que Desirée si sabe lo que quiere y de tonta no tieene un pelo. ¿Que dicen?
¡Que facil hubiera sido la vida de Roisin y Sam si hubieran crecido en este entorno!
Puntos extras para mi siniestra...