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Ecos De Un Amor Eterno

Ecos De Un Amor Eterno

Status: En proceso
Genre:Romance / Romance paranormal / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

¿Crees en el destino? ¿Alguna vez conociste a alguien que parecía tu alma gemela, esa persona que lo tenía todo para ser ideal pero que nunca pudiste tener? Esto es exactamente lo que le ocurrió a Alejandro… y cambió su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El sacrificio

El aire en la cabaña se había vuelto insoportablemente pesado. Las paredes parecían cerrarse sobre ellos mientras el espíritu antiguo tomaba forma frente al altar, su silueta difusa iluminada por un brillo espectral. La voz profunda y cavernosa resonó una vez más, llenando cada rincón.

—La maldición no puede romperse sin un sacrificio verdadero. Uno de ustedes tres debe morir para liberar a los demás.

Alejandro, Luna e Isabel se miraron con ojos desorbitados, procesando las palabras que acababan de escuchar. El reloj de arena, ahora apagado, descansaba sobre el altar como un símbolo inerte de su destino compartido.

La revelación que divide

—¿Matar a alguien? —Luna rompió el silencio, su voz un hilo tenso de incredulidad—. Esto no puede ser real.

—Es real —respondió Isabel con amargura—. Lo ha sido durante siglos. ¿No lo ves, Luna? Todo esto es culpa de tu amor condenable.

—¿Culpa mía? —Luna giró hacia ella con furia—. Tú fuiste quien nos traicionó, quien nos separó una y otra vez.

Alejandro interrumpió, colocando una mano en el hombro de Luna.

—¡Basta! Esto no es culpa de nadie. Estamos aquí ahora, y tenemos que encontrar otra solución.

El espíritu, impaciente, alzó su voz.

—No hay otra solución. Uno debe elegir la muerte. La elección es vuestra, pero el tiempo se acaba.

La batalla de las emociones

Isabel dio un paso adelante, su rostro endurecido.

—Es sencillo. Yo he cargado con esta maldición durante demasiado tiempo. Si mi muerte es lo que se necesita, entonces que así sea.

—No —respondió Alejandro de inmediato—. No te dejaré hacer eso.

Luna lo miró, incrédula.

—¿Qué estás diciendo? No puedes salvarla a costa de todo. ¡Ella intentó destruirnos!

Alejandro se pasó una mano por el cabello, su rostro mostrando el peso de la decisión imposible que enfrentaba.

—No puedo simplemente mirar cómo alguien muere, Luna. No así.

—Siempre el héroe, ¿verdad? —escupió Isabel con sarcasmo—. Pero esta vez no se trata de ti, Alejandro. Déjame hacer esto.

El espíritu observaba la discusión con algo que parecía deleite, disfrutando de la tensión que había provocado.

Una decisión inesperada

Luna dio un paso al frente, su rostro resuelto.

—Si alguien debe sacrificarse, seré yo.

—¡No! —gritó Alejandro, agarrándola del brazo con fuerza—. No voy a perderte de nuevo.

—Ya me has perdido antes —respondió Luna, su voz temblorosa pero firme—. Si esto significa que tú puedes vivir, entonces valdrá la pena.

Isabel dejó escapar una risa amarga.

—Qué noble. Pero tú no entiendes, Luna. Alejandro no te elegirá a ti si no estás aquí.

Las palabras de Isabel cortaron como un cuchillo, pero Luna no retrocedió. En cambio, se volvió hacia el espíritu.

—¿Qué pasa si me ofrezco? ¿Se romperá la maldición?

El espíritu asintió lentamente, su voz reverberando con una nota casi complacida.

—El sacrificio debe ser voluntario. Si tú lo haces, los otros serán libres.

Alejandro se interpuso entre Luna y el altar.

—No. Esto no está pasando.

—Déjame hacer esto, Alejandro —dijo Luna, con lágrimas en los ojos—. Déjame salvarnos.

Un giro inesperado

Antes de que Luna pudiera moverse, Isabel tomó la daga ceremonial que descansaba sobre el altar.

—¡Basta de discusiones inútiles! Si alguien tiene que morir, será Alejandro.

Con un movimiento rápido, Isabel avanzó hacia él, pero Alejandro, reaccionando por instinto, la detuvo, torciendo su brazo y haciendo que la daga cayera al suelo.

—¿Te has vuelto loca? —exclamó Alejandro, todavía sujetándola.

Isabel lo miró con una mezcla de furia y dolor.

—No estoy loca. Estoy cansada de ser la que siempre pierde.

Luna recogió la daga del suelo y la sostuvo con manos temblorosas.

—¡Basta! Ninguno de nosotros va a hacer esto.

El espíritu se movió hacia ellos, su presencia aún más intimidante.

—El tiempo se agota. Elegid ahora, o todos pereceréis.

El sacrificio verdadero

Alejandro, viendo que no había salida, se giró hacia Luna, sus ojos llenos de amor y desesperación.

—Si alguien debe hacerlo, seré yo.

—¡No! —gritaron Luna e Isabel al unísono.

Pero Alejandro ya había tomado la daga de las manos de Luna. Caminó hacia el altar, sus movimientos lentos pero determinados.

—Esto termina hoy.

Antes de que pudiera actuar, Luna corrió hacia él, abrazándolo con fuerza.

—No puedo dejarte hacer esto.

Isabel los observó, la envidia y la tristeza reflejándose en su rostro. Finalmente, algo en ella pareció romperse.

—Tal vez... tal vez esto siempre fue mi papel.

Se acercó al altar, tomando la daga de las manos de Alejandro.

—Si mi sacrificio puede detener esto, entonces lo haré.

Alejandro intentó detenerla, pero Isabel levantó una mano.

—No discutas. Déjame hacer algo correcto por primera vez.

El clímax impactante

Antes de que nadie pudiera reaccionar, Isabel clavó la daga en su propio pecho, dejando escapar un suspiro de alivio mientras su cuerpo caía al suelo.

El espíritu dejó escapar un rugido ensordecedor mientras la luz del altar se intensificaba, iluminando la habitación como un sol ardiente. Alejandro y Luna retrocedieron, sosteniéndose mutuamente mientras el cuerpo de Isabel desaparecía en un remolino de energía brillante.

Cuando la luz se desvaneció, el espíritu habló por última vez.

—El sacrificio ha sido aceptado. La maldición está rota. Pero recordad, cada elección tiene su precio.

Un silencio inquietante

La cabaña quedó en silencio, el reloj de arena reducido a cenizas. Alejandro y Luna se miraron, sus rostros marcados por el dolor y el alivio.

—¿Realmente terminó? —susurró Luna.

Alejandro asintió lentamente, aunque en el fondo no estaba seguro.

—Eso espero.

Los dos salieron de la cabaña, dejando atrás los restos de su tragedia compartida. Pero mientras caminaban hacia la noche, una sombra se movió en la distancia, observándolos con ojos que brillaban en la oscuridad.

¿Realmente el sacrificio fue suficiente, o las sombras de su pasado aún los acechan?

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Violeta Itzae Gonzalez O.
Parece bueno, echale ganas y actualiza pronto! Gracias!
CaloAldo: muchas gracias
total 1 replies
Valito.C
porfa no tardes en subir los cap
CaloAldo: Claro que si, ya hay más capítulos disponibles
total 1 replies
(^~^)Ara~Ara_sempai
Va a ser popular
CaloAldo: Paso a paso.. /Heart/
total 1 replies
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