Un Omega Disfrazado~

Aunque Elliot no sabía si sentirse aliviado o angustiado, observó con incredulidad cómo Cassian bebía el supuesto vaso con laxante sin titubear. Su ceño se frunció, alarmado.

—¿J..Joven Amo? ¿Qué estás haciendo?

Cassian dejó escapar un suspiro dramático y llevó una mano a su abdomen con expresión de dolor fingido. En realidad, solo había bebido agua, pues nunca le había echado laxante, solo quería asustar a Elliot y a Celine para que no lo tomaran.

—Agh... —Cassian gimió con supuesto dolor, inclinándose levemente hacia adelante.

Elliot se puso de pie de inmediato, su instinto le decía que debía llamar a Rosa, pero al escuchar la fuerte lluvia golpeando el techo de la campaña, dudó.

—Voy a arriesgarme... —decidió, reuniendo valor para salir bajo la tormenta.

Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso fuera de la tienda, sintió un leve tirón en la manga de su camisa. Cassian había extendido una mano para detenerlo y, sin previo aviso, apoyó su cabeza en el regazo de Elliot.

—¡Joven Amo!

—Esta posición puede aliviar mi dolor de estómago... —susurró Cassian con una sonrisa, sin levantar la cabeza.

Elliot se quedó inmóvil, sin saber qué hacer.

—¿De verdad...?

—Prueba a acariciar mi cabello, seguro que el dolor se alivia más rápido —agregó Cassian con voz melosa.

Elliot, ingenuo y dócil como un cordero, creyó en sus palabras sin dudarlo. Con un gesto tímido, deslizó sus dedos por el cabello de Cassian, masajeando suavemente su cuero cabelludo.

—¿Así está bien, Joven Amo?

—Sí... así está bien.

—Pero... ¿qué tiene que ver la cabeza con el estómago...?

—No hagas muchas preguntas, o me dolerá más... —Cassian reprimió una sonrisa.

—Está bien...

Elliot cerró la boca, obediente, y continuó acariciándolo en silencio. Pronto, el sonido de la lluvia y la calidez de la cercanía de Cassian hicieron que sus párpados se sintieran pesados. Sin darse cuenta, ambos se quedaron dormidos.

Cuando la tormenta se calmó, la señora Rosa y algunos sirvientes fueron a revisar la situación. Al encontrar a Cassian y a Elliot profundamente dormidos, se miraron entre sí con complicidad.

—¿Deberíamos despertarlos, señora?

—No hace falta, déjenlos descansar.

Los sirvientes asintieron y se retiraron en silencio.

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A la mañana siguiente, Elliot despertó con un sobresalto. Se llevó una mano a la frente, aún algo aturdido, y parpadeó varias veces.

—¿Eh...?

Se giró rápidamente, pero ya no vio a Cassian a su lado.

—¿Cómo puede ser? ¿Por qué nadie me despertó...?

Salió apresurado de la tienda, solo para sentir una molesta picazón recorriendo su piel.

—Necesito darme un baño... —murmuró, sintiendo cómo el polvo negro irritaba su piel.

Sin embargo, apenas había dado unos pasos cuando un par de sirvientes lo detuvieron.

—Por fin te despiertas, Elliot. Rápido, llévale la comida al joven amo. Él está en la piscina.

—¿Eh? Pero anoche él estaba enfermo... ¿Ya se siente mejor? ¿No fue a la universidad? —preguntó, aún confundido.

—Será mejor que se lo preguntes tú mismo. Está esperándote.

Resignado, Elliot pospuso su baño y tomó la bandeja de comida antes de dirigirse a la piscina.

Al llegar, lo primero que vio fue a Cassian nadando en el agua cristalina. Su torso desnudo brillaba bajo la luz del sol, y gotas de agua se deslizaban por su piel bien definida. Elliot sintió que su garganta se secaba.

—J-Joven amo... —llamó con timidez.

Cassian emergió del agua al escuchar su voz y nadó hasta el borde de la piscina con una expresión tranquila.

—¿Por qué no me despertó, Joven amo? —protestó Elliot antes de continuar. —¿Cómo está su estómago? Le traje el desayuno...

—Déjalo ahí —ordenó Cassian, señalando el borde de la piscina.

Elliot obedeció y colocó la bandeja en el lugar indicado, pero la picazón en su cuerpo era insoportable.

—Me retiro, Joven Amo...

Intentó alejarse, rascándose los brazos y el cuello con disimulo, pero Cassian notó su incomodidad.

—¿Te pica el cuerpo? —preguntó con una mirada inquisitiva.

—Sí... Necesito volver a mi habitación...

Elliot retrocedió unos pasos, apretando los labios con frustración. Justo cuando estaba a punto de irse, sintió algo sujetando su tobillo.

—¿Eh...?

No tuvo tiempo de reaccionar. En un instante, Cassian lo jaló con fuerza hacia el agua.

—¡Aaaaah! —Elliot soltó un grito antes de caer con un gran chapoteo.

El agua fría lo envolvió por completo, y su instinto de supervivencia se activó de inmediato. Empezó a mover los brazos y las piernas con desesperación, pero sus movimientos eran torpes y descoordinados.

—¡No... no sé nadar!

Cassian, quien al principio esperaba que saliera por sí solo, se quedó en shock al notar que Elliot realmente se estaba hundiendo.

Con el corazón latiéndole con fuerza, nadó rápidamente hasta él y lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo contra su pecho.

Cassian estaba a punto de ver la verdadera apariencia de Elliot.

"No debo sorprenderme..." pensó, pero no pudo evitar contener la respiración por un instante, el alfa estaba emocionado.

...