La Súplica De Heran

Sentí la puerta que se abrió, fuí rápido a ver. Miré mi reloj y me di cuenta que era muy temprano para su salida.

--Mami? ¿Qué pasó? Vienes toda transpirada.

Me contó todo lo que pasó y una vez más me di cuenta que era la carrera correcta la que estaba estudiando.

Hacía un mes del suceso de los hombres. No quise contarle nada a mamá, pero ella algo sospechó, notó mi nerviosismo, pero no siguió preguntando nada más. No volví a ver a Herán, todos los días me decía que no me importaba, pero mi corazón cada día sufría por no verlo. Yo misma lo alejé, yo no era una chica para él.

Era todo lo contrario a mi, guapo, gracioso y egocéntrico.

Dos horas después llegaron mis tías, tía Odette tenía un auto, se llamaba Rasputín era un Lada muy viejo y destartalado, había tenido mejores días cuando ella lo compró, pero servía para movilizarse, era la conductora oficial del grupo. Cuando salíamos a pasear o a trabajar nos apretujabamos las cuatro y nos íbamos con todas nuestros ollas y utensilios, Rasputín nos trasladaba por toda la ciudad. La empresa de las tres estaba tomando fuerza y cada vez eran más solicitadas. Se estaban consolidando, yo estaba feliz por las tres.

Traían de todo para comer, hoy sería una noche de chicas. Todas alojarían en casa, eran mujeres adultas, pero responsables. Mamá y tía Odette bebían cerveza, y vino, era noche de viernes. Tía Camila por sus creencias religiosas no bebía.

Mamá nos contó con detalles todo lo que le había sucedido. Reaccionamos de distintas maneras. Yo una vez más sorprendida de la astucia de mamá. Tía Odette enojadísima y con picardía quería ir a ofrecerse para ocupar el puesto vacante y arreglarse a la "Vieja", según ella merecía unas buenas cachetadas.

--Tu siempre tan correcta mujer por Dios, esa vieja altanera se merecía unas caricias.

--Tranquila Odette. Existe el Karma querida, no lo sabré yo. Dijo Tía Cami.

Todo quedó en silencio.

--Amiga no digas eso. La vida es injusta a veces. Tú no hiciste nada malo. Mamá se levantó y la fue a abrazar, también lo hizo tía Odette.

Yo presenciaba la escena como una espectadora. Pero sentí el dolor de ella y el apoyo de ambas . Luego de unos largos minutos se secaron las lágrimas y se separaron. Había hechos de sus vidas que desconocía y me gustaría saber. Cómo el porqué de las lágrimas de tía Camila.

La noche transcurrió con música y anécdotas. Me preguntaba cuando tendré yo historias para compartir y hacerlas reír como ellas lo hacían conmigo. Me dió sueño y me dormí, las sentía conversar y reír y no sentí nada más.

Me desperté de improviso, eran sueños malos. Me faltó el aire.

Me levanté y fuí corriendo a pie pelado al jardín. La casa estaba en silencio, no vi la hora, pero ellas dormían.

Todo era falso, mi imaginación me jugaba una mala pasada. Había amanecido .

Creí que era una fantasía, pero no, era él.

Salí al camino y ahí estaba, fumando.

--Que haces aquí?

--Esperando que uno de estos días me invites a desayunar. Dijo sonriendo, noté rara su cara.

No supe que decir. Me sentí por primera vez sin palabras.

-- Llevo muchos días esperando que sintieras mi presencia y veo que por fin hoy lo logré.

--No lo creo, me desperté por una pesadilla.

--Jaja me haces reír Rosario, tuviste una pesadilla y fue conmigo?

--No, no fue contigo, solo un sueño malo.

--Noto algo raro en tu cara, te pasó algo?

--Ellos me encontraron y vinieron con compañía.

--Que pasó?

--No te preocupes, no sé fueron sin mis caricias.

Traté que el amanecer me mostrara su rostro y no quité mi mirada hasta que el cielo se fue aclarando y lo vi.

Estaba muy lastimado. Su ojo izquierdo estaba aún entrecerrado. Y sus pómulos tenían magulladuras que ya cambiaban de color.

Me sentí tan culpable.

--Cuando sucedió?

-- Hace varios días, pero si yo quedé así, a ellos no les fue tan bien.

--Lo lamento tanto.

--Espérame un momento, me vestiré.

Me había dado cuenta que estaba con piyama aún.

Entré corriendo, miré la hora y eran casi las siete. Fui a la cocina y avivé el fuego de la cocina.

Entré al dormitorio de mami y estaban las tres durmiendo juntas.

Encendí la luz y abrí las cortinas. Tosí...

--Disculpen, tenemos un invitado a desayunar.

Las tres se sentaron al unísono fue muy chistoso.

--Quien?

--Un amigo. Y está esperando afuera.

--Porque no me avisaste?

--Llego de improviso. Perdón, se lo debo mamá.

Se miraron entre las tres y se tiraron al suelo rápido.

--Y tú que esperas para vestirte?, hazlo entrar Estas toda fea me dijo tía Odette.

--Chicas un café cargado obra milagros. Rápido Rosi nos necesita.

--Que haces aún aquí?

-- Cámbiate muchacha y hazlo entrar. Aunque demoralo en el jardín mientras nosotras preparamos el desayuno.

Me vestí con la rapidez del ladrón.

Lo hice como siempre ni muy arreglada para que no sospechara que era importante para mí. Un jeans, camiseta y amarré mi largo cabello.

Salí, él seguía fumando, ya estaba claro y podía ver el gran daño que lucía su hermoso rostro. Sentí un gran dolor de ver cuánto tiene que haber sufrido los primeros días con esos golpes.

--Herán?

--Estás invitado a tomar desayuno con nosotras.

Él me miró y se sorprendió. Botó el cigarrillo y lo aplastó con su pie, me siguió.

Adentro todo estaba reluciente. Ni señas de vasos y platos sucios. Las tres lucian como si jamás hubieran trasnochado. Las tres correctamente vestidas y peinados, sincronizadas eran sorprendentes.

Se que secretamente quedaron impresionadas por el tamaño y a pesar de tener el rostro lastimado él seguía siendo guapo.

--Buenos días, soy Herán.

--Señoras, lo lamento por llegar así de improviso

Le presenté a mami, sé que físicamente no nos parecíamos en nada. Ella lo saludó con desconfianza.

Luego fue el turno de tía Camila y tía Odette, que lo observaron con gran detenimiento y lo saludaron con tranquilidad.

Pasamos a desayunar. Mamá preparó una Paila de huevos para él, que se comió y pidió permiso para rasparla.

--Señora déjeme decirle que esta es lejos la mejor Paila de huevos que he comido. Mi mamita no cocina muy bien. A ella nadie le enseñó, y después fue demasiado tarde.

Conversamos de muchos temas, ellas le preguntaron que hacía? Con quién vivía? Y a la vez ellas le contaron un poco en lo que trabajaban y sus proyectos, la mañana se fue rápido, luego él se levantó y se despidió de todas. Yo lo acompañé al jardín.

--Ahora entiendo por qué eres así, tienes una bonita familia, con una madre de una gran fuerza y unas tías que te ven como un tesoro.

-- Muy diferente a mi vida. Me dijo con tristeza

--Y tu papá Rosario?

--Nunca lo conocí, no me hizo falta, siempre hemos sido mamá y yo. Tía Odette y Camila, son hermanas de la vida de mami. Pero todas tenemos un lazo indisoluble.

--No te gustaría conocerlo?, todos los hijos deseamos conocer a quien nos engendró

--Quizás fue como mi padre. Que se burló de mi mamá y la engañó, la dejó conmigo de tres años. Mi mamá ha sufrido mucho.

--Tienes más hermanos?

--No, dos hermanitas adolescentes, los malos hombres la han rodeado siempre a mamá, ella es una mujer muy débil e inocente . Que aún cree en los hombres.

Pensé dentro de mí, se puede ser tan inocente con tres hijos? No quiero ser prejuiciosa. Alejé esos malos pensamientos de mi cabeza.

--El viernes llega un circo. ¿Quisieras ir conmigo?

No quería mirarlo y delatar mi mirada emocionada.

--Tengo que preguntar a mamá. Pero no creo que se oponga. Salgo a las seis de clases.

--Perfecto, iremos a la función de las siete y de ahí te voy a dejar.

-- Hasta el viernes entonces.

Cerré la puerta del jardín y me di vuelta, no quería que creyera que lo estaba mirando.

Entré corriendo a la casa sin poder dejar de sonreír, cerré la puerta y las vi a las tres sentadas, mirándome.

--Tome asiento señorita, tienes mucho que contarnos.

No todo podía ser felicidad, mi silencio tendría consecuencias.

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