Laura, una mujer de 30 años, lucha contra una enfermedad terminal. Su mayor preocupación es el futuro de su hermana menor, Alma, de 15 años, y su pequeña hija, Sofía. Laura decide que su esposo, Máximo, debe hacerse cargo de Alma y Sofía para garantizar su bienestar. En sus últimos días, le pide a Máximo que se case con Alma cuando ella cumpla la mayoría de edad y que adopte legalmente a Sofía para cuidarla como si fuera su propia hija.
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Capítulo 5: El Día Menos Pensado Llegó
El día que Laura había temido durante tanto tiempo finalmente llegó. La casa estaba en un silencio sepulcral, solo roto por el suave murmullo del monitor de Sofía en la habitación contigua. Máximo y Alma se sentaban al lado de la cama de Laura, sus rostros pálidos y llenos de tristeza.Laura, aunque débil, mantenía una calma serena. Había hecho todo lo posible para preparar a su familia para este momento, y ahora solo quedaba despedirse.—Máximo... Alma... —su voz era un susurro, pero clara y llena de amor.Máximo tomó su mano, sus ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer. Alma, a su lado, tenía la mandíbula apretada, luchando por mantenerse fuerte.—Laura, estamos aquí —dijo Máximo, su voz quebrada por la emoción.Laura les sonrió débilmente, su mirada pasando de uno al otro.—Quiero que sepan cuánto los amo. Ustedes son mi razón de ser, y saber que estarán juntos cuidando de Sofía me da paz.Alma asintió, su garganta cerrada por la emoción.—Laura, prometo cuidar de Sofía. La amaré y protegeré siempre, como tú lo harías.Laura miró a Máximo, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y gratitud.—Máximo, gracias por aceptar mi última voluntad. Sé que no será fácil, pero confío en que podrás ser un buen esposo para Alma y un padre maravilloso para Sofía.Máximo asintió, sus lágrimas finalmente cayendo.—Haré todo lo que pueda, Laura. Te lo prometo.Laura respiró hondo, sintiendo que el final se acercaba. Cerró los ojos por un momento, reuniendo las fuerzas para sus últimas palabras.—Quiero que sean felices. Que encuentren la manera de ser una familia amorosa, a pesar de todo. Siempre estaré con ustedes, en sus corazones. Recuerden eso.Alma no pudo contener las lágrimas más y se inclinó sobre la cama, abrazando a su hermana con cuidado.—Te amo, Laura. Siempre te amaré.Máximo se unió al abrazo, rodeando a ambas mujeres con sus brazos.—También te amo, Laura. Nunca te olvidaremos.Laura sonrió una última vez, sintiendo el amor de su familia envolviéndola. Cerró los ojos, su respiración volviéndose lenta y regular hasta que, finalmente, se detuvo.El silencio en la habitación era absoluto. Máximo y Alma permanecieron abrazados, sintiendo la ausencia de Laura como un peso inmenso en el aire. Después de un momento, Máximo se levantó y tomó a Sofía en sus brazos, llevándola junto a Alma.—Vamos a superar esto juntos —dijo Máximo, su voz firme a pesar del dolor.Alma asintió, acariciando la cabeza de Sofía mientras miraba el rostro sereno de Laura una última vez.—Sí, por Laura y por Sofía —respondió, su determinación renovada.Mientras salían de la habitación, ambos sabían que su vida había cambiado para siempre. Pero también sabían que, unidos por el amor y el recuerdo de Laura, encontrarían la manera de seguir adelante y cumplir con su última voluntad.El sol comenzó a ponerse, bañando la casa en una luz dorada. A pesar de la tristeza, había una sensación de esperanza en el aire, una promesa de que, con el tiempo, encontrarían la manera de ser la familia amorosa que Laura siempre había deseado para ellos.