El Reinado De Juliette

Juliette no tardó mucho en llegar a la tumba de los Smith. Se arrodilló ante esta y dejó un ramo de flores sobre ella. La pareja habían sido enterrados juntos, bajo la misma tierra tal y como ellos habían dicho que quería que fuese; no sabían si sus almas se separarían después de la muerte o no, pero ellos querían que al menos sus cuerpos permanecieran juntos después de esta.

Emir observaba a la joven; no quería que pasara lo mismo que minutos antes. Pero de pronto un guardia se acercó a él y le susurro algo a el joven. Emir frunció el ceño ante aquello y soltó un suspiro.

— Juliette, tengo que irme ¿Estás segura que puedes tú sola?

— Estoy bien, no te preocupes, ve debe de ser muy importante — Respondió la albina sin quitar los ojos de los nombres grabados en aquella tumba.

Aquello no lo convenció del todo, pero era cierto que era algo importante lo que se le había comunicado. Finalmente se decidió a dejar a la joven sola en aquel lugar inundado de tumbas y velas por doquier.

— Sra Mikaela, realmente quería compartir una última cena con usted. Lo lamento. No podré probar de nuevo el delicioso sabor de aquel maravilloso pan que preparo para mi, pero lo guardaré el recuerdo de su sabor en mi corazón — Sonrió levemente tocándose en medio del pecho con ambas manos. — Descanse en paz.

— William… Yo… Conseguí… Yo la conseguí William… la medalla — A la albina se le hacía un nudo en la garganta. No podía decir completa una oración.

— Conseguí la medalla, cumplí mi parte, te dije que la conseguiría rápido — Juliette mostró la medalla que colgaba de su cuello con una ligera sonrisa — Ahora vas a volver ¿verdad?

— Por favor dime que vas a volver… Yo…no sé qué haré… ¿Puedes cumplir tu promesa? — Dijo con los ojos llorosos. Pero no tardaron en salir las lagrimas. Juliette no pudo evitar el llanto.

— ¿Por qué me hacen lo mismo que ella? ¿Por qué me prometen algo y luego me abandonan? ¿Por qué me dan falsas ilusiones? ¿Qué tan malo es estar a mi lado?, sé que soy problemática pero... ¿Porque?

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Mientras tanto Emir se encontraba en una reunión. Donde estaban, reyes o representantes de otro reino.

— ¡Hay que matarla! ¡Es un peligro para el resto! — Exclamó uno de los allí presentes.

— ¡Por favor caballeros, no creo que haya que llegar a ese extremo! — Contestó otro.

— Es una máquina asesina. ¡Terminó con 2 ejércitos en menos de un día! — Replicó otro.

— ¡Así es, mi hombre que se dirigían para ayudar la vieron! Dijeron que se veía como un monstruo, ¡estaba salpicada de sangre por todas partes! No tuvo piedad por nadie.

— ¡Estoy de acuerdo! ¡¿Por qué tenemos que ser piadosos nosotros con ella?! ¡En primer lugar que hace ella como guerrera! ¡Es una mujer!

— Disculpen mi manera de hablar pero, aquel “monstruo”, aquella “guerrera” que no debería estar, les salvo el maldito trasero a todo ustedes, asi que mejor ¿por que no cierran el hocico y dejan de ladrar de una buena vez?, Gracias. — Hablo enojado, pero manteniendo la calma, a todos los allí reunidos Emir.

— Emir tiene razón, ella ha salvado a mucho ustedes, además la tarea que se le dio por parte de todo este consejo fue exterminar al enemigo y ella lo hizo. Dijo el Rey Oliver.

Todos los presentes se quedaron en silencio.

— Les propongo lo siguiente, daremos de baja a Juliette temporalmente, después de todo ella también es humana, y tuvo heridas “graves” por lo tanto debe de guardar reposo — Emir sabía que las heridas no eran gran cosa para Juliette, pero de todas formas le preocupaba y quería que descansara como una persona “normal”

— Creo que es justo.

— Si concuerdo con el.

— Lo aceptaré pero solo por ahora.

— Esta bien caballeros, ya que hemos llegado a un acuerdo, creo que podemos dar por finalizada esta reunión, le informaré de los detalles en unos días. — Concluyó el Rey Oliver.

Todos asintieron y se retiraron en silencio de la gran sala. Oliver se quedó a solas con Emir.

El azabache soltó un suspiro.

— Emir, ¿sabes cómo se encuentra Juliette?

— Se supone que ahora está en el cementerio.

— Emir, no quiero molestarte, pero ¿puedes mantenerte a su lado?. Creo que eres una de las pocas personas que Juliette ama.

— ¡¿Qué?! — Emir se sonrojo al escuchar lo último.

— ¿Que de que? ¿No puedes cuidar de ella? entonces se lo pediré a otra persona…

— ¡No! ¡No es eso! ¡Cuidare de ella, téngalo por seguro! — Dijo nervioso el joven

– Oliver sonrió — Está bien lo dejo en tus manos. — Contestó para luego retirarse.

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Días más tarde se anunció que Juliette sería dada de baja por un tiempo indefinido. Con el paso de los días los rumores sobre la albina rondaban por Ino Deseon y otros reinos. La gran parte de los habitantes no la conocen físicamente, pero habían escuchado algo sobre cómo se veía, esto se vio distorsionado por los rumores. Ahora era vista como un monstruo, todos le temían.

La albina ignoró todo aquello, a pesar de que Emir le propuso revelar cómo habían sido realmente los hechos y presentarla nuevamente al mundo. Esto se debía a que la misma Juliette afirmaba que todo lo que se decía de ella era cierto. Se centró en cuidar de los hijos de Amanda tal como lo había prometido.

— Señorita ¿sabe usted cuándo volverá Mamá? — Preguntó el menor de los dos.

— Lo siento, Liam, no se cuando ell…

— ¡Mamá no volverá! ¡Ya te lo ha dicho Liam, no seas ingenuo! — Contestó la mayor de los niños.

— ¡Claro que no! ¡Ella no nos dejaría nunca! ¡Ella nos quiere mucho! — Excuso Liam con los ojos llorosos.

— ¡El que ella nos quiera no la puede salvar de la muerte!

— ¡Niños basta! — Se preocupó Juliette.

— ¡Tú no te metas! Has estado mintiendo desde que llegaste, tu sabes lo que le paso a Mamá, y no quieres decirlo — Reclamo Elliot.

— ¡No, no es eso, es solo que…!

— ¡No digas nada más, no te creo nada! — Se enfado Elliot.

— Juliette, deberías descansar — Propuso Emir.

— Pero es que…

— No puedes hacer nada si ellos no quieren, dejarlos.

— ¡Emir porque estás con esta vieja!

— ¡No soy vieja! ¡Es solo que mi cabello es blanco! ¿Verdad que sí, Emir?

— ¡Alejate de Emir, él se va a casar conmigo, bruja! — Contestó Elliot.

— ¡No creo que pueda casarse contigo! Emir es todo mío — Juliette saco la lengua con la intención de molestar a la niña.

Emir no contestó nada solo se cubrió la cara ruborizada con la mano.

— ¡Mentirosa!

— Claro que no, Emir es mi asistente osea que es mio, no tiene tiempo para casarse con nadie — bromeó infantilmente la albina.

Pasaron el resto del dia discutiendo, o bueno una parte de él, pues Emir les dijo que él no era propiedad de nadie, para luego ofrecerles que cenaran los cuatro.