CONQUISTANDO A UN MUJERIEGO

ANGIE

Mientras Fabricio, conduce el auto, además de cantar, todos los géneros musicales a todo pulmones, incluyendo el vallenato, el cual me encanta, también bajamos los vidrios de las ventanas del auto para disfrutar del viento en nuestros rostros y sentirnos libre y felices por estar juntos de nuevo.

Unos minutos más disfrutando de nuestro viaje en carretera y llegamos al departamento de Henry. Fabricio me ayudo con las maletas, para juntos podamos subir al elevador y así poder llegar al departamento de Henry.

En el último piso se encuentra el departamento de Henry, en cuanto las puertas del elevador se abrieron sigo a Fabricio, hasta la puerta este saca unas llaves de sus bolsillos y abre la puerta y me permite entrar.

El departamento es el típico de un hombre soltero y mujeriego que pasa poco tiempo no casa, paredes de color gris y blanco, tonos neutros en la cocina, todo este departamento afirma que ninguna mujer ha colocado ningún detalle en él.

Saber eso me agrada porque eso quiere decir que Henry no mintió cuando dijo que nunca trae a sus conquistas a este departamento.

—Te llevaré a tu habitación —Fabricio interrumpe mis pensamientos y yo lo sigo.

—¿Recibiste la invitación de la familia? — indagué mientras camino detrás de él.

—Sí, pero no sé si sea conveniente asistir a esa cena —responde Fabricio y abre la puerta de una habitación, con los mismos tonos de color que el recibidor y la cocina.

—Yo no iré si tú no asistes, no tendría sentido para mí verlos, si no es para que te dejen en paz de una buena vez —le hice ver mi apoyo, pues él es a quien más han lastimado estos años.

Yo no he sufrido tanto como Fabricio, pues aunque me peleé con mis padres, pude cumplir mis sueños, conocí varios países, escribí algunos libros y nunca pasé hambre o me faltó un techo donde dormir.

Por el contrario, siempre me sobro donde dormir y que comer, aunque para Fabricio así no fueron las cosas, mis tíos, mis abuelos, y mis padres le cerraron todas y cada una de las puertas laborales que valían la pena

Mi familia lo condena por ser gay y eso no tiene nada de malo, todos tenemos derecho a escoger a quien amar y quien nos hace felices, sin importar nuestras preferencias sexuales, todos somos seres humanos y merecemos respeto y aún más si todos compartimos la misma sangre.

—Gracias, hermosa, creo que podemos ir, pero a la primera falta de respeto hacia cualquiera de los dos, saldremos de ahí, porque si nos quedamos mucho tiempo escuchando sus ofensas los voy a ofender aún más y entonces ya no habrá ninguna esperanza para que me dejen en paz — responde Fabricio, previo porque ambos ya sabemos la familia que tenemos.

—Lo sé y te apoyo, a la primera ofensa nos vamos de fiesta y nos olvidamos para siempre de la familia —hicimos lo mismo que hacíamos de niños, lo juramos por el meñique jajajá

—Bueno, toma una ducha descansa, que yo prepararé algo para la cómoda, sabes que no podré quedarme con ustedes hasta dentro de dos días, pues la dueña de la pieza donde vivo solamente puede ir a recoger la llave en dos días y no puedo dejar ese lugar sin que ella lo revise primero —aclara Fabricio

—Entiendo, pero sin importar lo que pase con la familia ahora que regrese, pues no volverás a vivir en un lugar así, si la familia no te deja en paz vendrás conmigo y seguiremos nuestra vida lejos de nuestras familias, pero siendo libres y felices —aclare y él me abrazó por un momento.

—Está bien, aunque podrías aprovechar estos dos días, que no estaré aquí para seducir a nuestro amigo —mi loco primo con cara pícara y traviesa

—No me le voy a ofrecer si es lo que insinúas, yo quiero que él se enamore de mí, no que simplemente tenga sexo conmigo como lo hace con todas una sola noche y luego se olvide de mí. Yo vine a enamorar a ese mujeriego, no a ser una más del montón— aclaré a mi primo, quien al parecer olvida por qué vine.

—En verdad deseo que todo te salga bien hermosa —Fabricio deja un beso en mi frete y me deja sola en la habitación para que me duche y descanse un poco.

Tomo mi maleta más pequeña y la coloco encima de la cama, la abro y saco ropa cómoda que ponerme, un short, una camisa de tiras finas, ropa interior y las pantuflas.

No saldré hasta mañana y Henry llegará hasta en la noche, así que quise estar lo más cómoda posible.

Entro a la ducha y abro la tina, estuve bajo el agua un buen rato hasta que me sentí más relajada. Al salir de la ducha seca mi cuerpo y me coloco la ropa que escogí, luego seco mi caballo y me recosté un rato en la cama.

No sé cuanto tiempo dormir, pero creo que fueron algunas horas por qué, Fabricio me despertó porque ya la comida se estaba enfriando, así que simplemente me coloque de pie, camine al baño, me lave el rostro y luego salí a la cocina donde me siento en la pequeña isla junto a Fabricio y juntos comemos.

—Oye esta noche, cuando Henry, llegue, me iré en taxi, pues, el auto de Henry es muy costoso y si lo llevo a ese barrio donde vivo de seguro me asesinan para quedarse con él —me informa Fabricio mientras comemos en armonía los dos.

—No me gusta que vivas en un lugar así, me siento culpable, debí volver antes o enviarte un boletín de avión para que salieras del infierno en donde nuestra familia se empeñó en tenerte —comentó triste por la situación de mi primo

—Eso no fue tu culpa hermosa, ellos decidieron eso por sí solos, cada uno ha librado sus propias batallas, y ninguno de los dos se merece la familia que tenemos, así que simplemente nos toca mirar para adelante, asistir a esa cena y esperar lo mejor —Fabricio siempre con su gran sonrisa.

—Tienes razón, mejor terminemos de comer y me cuentas todo lo que ha pasado estos años que llevo fuera y si hay algún club nuevo en donde podamos divertirnos este fin de semana —cambie de tema emocionado, prometí divertirme mientras aclaraba las cosas de mi pasado y conquistaba a Henry y es lo que haré.

La conversación con Fabricio, fue como si los años no hubieran pasado y simplemente fuéramos un par de adolescentes hablando y contándose todos sus íntimos secretos, todo estaba tranquilo y sereno, hasta que la puerta del departamento se abrió tan de repente que me asusté.

—Fabricio, Angie, regrese antes, se canceló la sesión de fotos de la tarde, así que vine a unírmeles, ¿dónde están? —Henry hablo desde el recibidor y los nervios me invadieron.

Se supone que no lo vería hasta la noche, estaba mentalizada para eso y ahora resulta que llego antes y yo estoy con ropa demasiado cómoda y hace cinco años que no nos vemos, quería que cuando nos recontáramos todo fuera mágico y perfecto.

Ahora Henry simplemente verá a una chica desarreglada y sin nada de gracia, ¿y ahora que voy a hacer? Él no puede verme así.