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Otra Manera De Ser Un Ángel

Otra Manera De Ser Un Ángel

Status: En proceso
Genre:Romance
Popularitas:1.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Anaeli Rios

Ángel de la Luna, es la mujer más hermosa que he visto en mi vida; es una niña de alta sociedad y yo solo soy su escolta personal.

NovelToon tiene autorización de Anaeli Rios para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

EL CHICO DE LOS OJOS VERDES

Contemplaba absorto, la insólita situación, en la cual esa niña hermosa era la protagonista; sus ojos adornados de largas y rizadas pestañas, se abrieron desmesuradamente y un atisbo de indignación sin justificable razón, oscureció su semblante.

-¿Qué clase de asqueroso y repulsivo vínculo puede existir entre estos dos mortales?- Pensó. Ahí estaba él, en primera fila, divisando a unos pocos metros y detrás de la pared, como ese hombre abría la puerta y la invitaba a pasar, lanzándole una sonrisa picaresca y una mirada lujuriosa.

Tras cerrar la puerta, Alberto estaba dispuesto a dejar fluir sus más íntimos deseos, aquellos que había tratado de reprimir desde hacía un tiempo; era su momento, obtendría la más dulce de las gratificaciones.

- Disculpe la tardanza profe, recojo el documento y me retiro.

No había terminado su frase, cuándo sus enormes manos abrazaron su estrecha cintura, sentía la respiración agitada cerca de su cuello y en medio de sus piernas su excitación era evidente, ejercía presión contra su cuerpo y su temperatura corporal aumentaba con intensidad.

-¡No! ¡Suélteme!- le decía mientras trataba con todas sus fuerzas de liberarse de su abrazo.

-¡Quiero besarte! ¡Déjame besarte!

- Aléjese- grito exasperada, ¡no sabe acaso quien soy, voy a destruirlo!

Dispuesto a marcharse para olvidar aquella nefasta escena, escucho un grito desesperado casi suplicante que provenía de aquel recinto, ante tal angustioso alarido, desvió su camino y regreso acuciado, para romper por la fuerza el picaporte que mantenía confinada a la dama.

- ¡Suéltela malnacido!. El odio carcomía todo su ser y con inminente furia, golpeo en el rostro al sujeto que tenía delante, causante de ese nivel de alteración, bastante inusual en él.

-¿Quién eres? -refunfuño el profesor- Lárgate inmediatamente de mi oficina.

- ¿Qué demonios pensaba hacerle? la estaba lastimando-grito enfurecido.

- No digas estupideces, ella vino sola a mi despacho a esta hora, nadie la obligo, además, es una chica mayor de edad, no he cometido falta alguna, no se por qué se asombra tanto.

Luna estaba demasiado asustada para articular palabras, parada atónita, desconcertada, no musitaba sonido alguno y cómo si de una descarga eléctrica se tratase, la voz del chico que la defendía le llegó a sus oídos.

- ¡Joven, saqueme de aquí por favor!,- estiro su delicada mano para posarse sobre su camisa y su mirada suplicante inundada de lágrimas, penetro profundamente en los ojos verdes del chico que tenía en frente; este la miro con infinita ternura, quería abrazarla, tal vez consolarla, pero se abstuvo.

-!Bien!¡Salgamos!- no sin antes fulminar con la mirada al deplorable personaje que aún quedaba en el lugar.

- Se lo agradezco tanto, tanto- Decía la inocente señorita con voz entrecortada, al mismo tiempo que ocultaba con la palma de sus manos sus ojos nublados, preparados para llorar.

Sus manos se posaron en sus hombros, ella levantó la mirada, sus grandes ojos de color cielo, su pequeña nariz sonrojada, sus labios entreabiertos, que dejaban ver la curvatura perfecta de su arco de cupido, lo dejaron sin aliento por un segundo, era demasiado hermosa, más de lo que había podido observar días atrás.

- No quiero verla llorar señorita- le dijo dulcemente, suavizando su expresión facial y sonriendo tímidamente- ¿Cuál es su nombre?

- Ángel de la Luna- respondió- entre tanto, se secaba las pocas lágrimas que aún quedaban, con la yema de sus finos y largos dedos.

Él ya lo sabia... lo sabía desde hacía mucho tiempo, conocía su nombre, solo quería que ella pensara en algo más, para que dejara de llorar.

- ¿Hacia dónde se dirige? Permítame acompañarla.

- En la entrada de la universidad me esperan mis escoltas, si usted es tan amable puede llevarme hacia allá.

Esos ojitos inocentes lo seguían, caminaba a su lado y una desconocida sensación se apoderó de su pecho, ¿qué era ese sentimiento? ¿Por qué su corazón estaba tan alterado? ¿Por qué sentía que le faltaba el aire?, le costaba respirar, concéntrese en aquella caminata nocturna, apacible y en silencio.

- Señorita Luna, la hemos estado buscando, ¿está bien? ¿Dónde ha estado?

- Estoy bien.

- Señorita debemos irnos, es tarde.

- Mañana me puedes buscar en el restaurante por favor, al lado del campus a la 1:30 de la tarde, me gustaría hablar con usted.

No alcanzo a escuchar la respuesta, el auto avanzaba y se perdía en la distancia, dejando atrás el tortuoso día que moría con la llegada de la penumbra.

La noche se hacía eterna, la incapacidad para apaciguar los pensamientos que brotan con tanta intensidad, impedían el descanso de aquellas almas, cuyos mundos habían tenido un breve acercamiento. Cada uno enfocado en interpretar subjetivamente los eventos suscitados, con perspectivas totalmente diferentes, que lo único que compartían era el innegable cúmulo de emociones.

Divisando desde la ventana del edificio, con sus manos sujetando su rostro, puestas cuidadosamente sobre el escritorio estudiantil, observaba con detenimiento, al chico que se organizaba la camisa tres cuartos de color blanca, sencilla, que lucia perfectamente gracias a su tonificado cuerpo, a la vez que recogía su cabello en una media cola y dejaba algunos mechones en la frente, que le daban un aire de niño rebelde.

- ¡Uf!, que niño más lindo, ¿no crees?

Maria Fernanda se sobresaltó, - ¿Qué estupidez estás diciendo? ¿Acaso no sabes quién es?

- Claro que lo sé, es el estudiante becado, creo que se llama Alejandro.

- Es inimaginable que pienses de esa manera, no está a nuestro nivel económico, ¡no seas absurda!

-Yo nunca dije que lo estuviera, solo aseguro lo que es innegable y él definitivamente es muy atractivo. Imagínate que el fuera un heredero, tan guapo, inteligente, estudioso y respetuoso, de seguro muchas chicas querrían salir con él.

- Pero no es así, su mundo difiere mucho del nuestro, es demasiado el abismo que existe; pero ya, dejemos de hablar de él

- Como tú digas Mafe, solo me dio la impresión de que estabas viéndolo desde la ventana.

- Claro que no tonta. Isabel, no vuelvas a decir eso.

Entre tanto, Nicolás ofrecía un sincero agradecimiento a todas las personas y a los ponentes que asistieron al evento, todo ha salido de maravilla, esperemos que nos acompañen en un próximo foro educativo.

El reloj marcaba la 1 y 15, nervioso y con ansiedad se organizaba la camisa y el cabello después de dar por terminado su apoyo en el evento de matemáticas; se marchó a paso lento, las palabras del día anterior resonaban en su cabeza. Entonces la vio, sentada, presuntuosa, cruzada de piernas, leyendo lo que parecía un libro de medicina, era la antítesis de la mujer vulnerable que había conocido ayer; pero no estaba sola, a su lado se encontraba Marcos Rangel, Daniel Palacios y una chica.

Por un instante dudo, sobre si acercarse o no, sin embargo, ella desvió la mirada de su libro y lo vio.

-Joven, acérquese tan amable

- ¿A quién está llamando, señorita Luna? Pregunto Daniel

- Al chico que está allá, le dio señalándolo

-¿Alejandro Beltrán?

- Oh, lo conoces, no sabía su nombre

- Estudiamos en la misma facultad, pero eso no es lo importante, ¿si sabe que él es un estudiante becado, que proviene del proletariado.?

Luna lo miro extrañada y frunció el seño.- ignoraba ese hecho- afirmo.

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ˢⁱᵐᵖ 2ᴅ
😍 Cada capítulo me deja con ganas de más, eres increíble.
Anaeli Rios: Gracias por tus palabras, las apreció mucho
total 1 replies
Thảo nguyên đỏ
Interesante historia
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