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La Sangre de Asclepio: El Don de Curación de una Mujer Divina".

La Sangre de Asclepio: El Don de Curación de una Mujer Divina".

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Matrimonio entre clanes / Secretos de la alta sociedad / Reencarnación
Popularitas:1.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Luisa Manotasflorez

La historia de esta mujer es un viaje de autodescubrimiento y valentía en un mundo donde el estatus de género dicta el valor de una persona. Nacida en el seno de una familia noble en Roma, ella desafía las expectativas de su género desde una edad temprana. Despreciando la idea de ser tratada como una simple "vaca para preñar", busca igualdad y reconocimiento por su mente y habilidades, en lugar de simplemente por su género.

Sin embargo, la vida no es fácil para ella ni para su familia. Cuando una guerra obliga a su familia a huir de Roma, se encuentran enfrentando la discriminación y el escrutinio de aquellos que los rodean. La gente no puede entender por qué esta mujer es educada como un hombre y posee habilidades de curación que parecen provenir de los dioses de la salud y la curación de la antigua mitología griega. Sus dones se convierten en una bendición y una maldición, ya que la gente la ve con sospecha y temor, cuestionando si es una bruja o está involucrada en prácticas oscuras.

A pesar de todos los obstáculos, ella no se rinde. Se casa con un senador para protegerse y encontrar un lugar seguro en un mundo peligroso e incierto. Juntos, viajan por varias ciudades, escapando de la furia de un emperador vengativo que busca venganza por la muerte de su padre a manos de traidores. En su viaje, enfrentan desafíos constantes y peligros inesperados, pero su determinación y amor mutuo los mantienen fuertes.

Esta es una historia de resistencia, amor y perseverancia en tiempos de adversidad. Es un recordatorio de que, incluso en un mundo donde el género y el estatus social dictan las reglas, el coraje y la pasión pueden trascender todas las barreras. La protagonista demuestra que el verdadero poder reside en el corazón y la mente, no en el género o el estatus social, y que el amor y la esperanza pueden guiar incluso en los momentos más oscuros de la historia.

NovelToon tiene autorización de Luisa Manotasflorez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 4

** El Amanecer en el Palacio**

Aurelia fue despertada abruptamente por los sirvientes del palacio a las cinco de la mañana. Aún somnolienta, se levantó rápidamente de la cama y se preparó para el día que le esperaba. Aunque no sabía exactamente qué le depararía la jornada, comprendía que debía estar lista para cualquier tarea que se le asignara.

Se vistió con una túnica limpia y se peinó su melena negra, recogiendo su cabello de forma elegante para estar presentable. Mientras realizaba sus preparativos, escuchaba los murmullos de los sirvientes que se apresuraban por los pasillos del palacio, ocupados con las tareas matutinas.

Una vez lista, se dirigió hacia el ala del palacio donde residían el emperador y la emperatriz. Mientras caminaba, trataba de mantener la calma y concentrarse en sus pasos, sin permitir que su mente divagara hacia el nerviosismo que sentía.

Al llegar cerca de la puerta de los aposentos reales, se detuvo y aguardó pacientemente. Podía escuchar a los sirvientes al otro lado de la puerta, moviéndose de un lado a otro para preparar todo para el día. Se preguntó si el emperador o la emperatriz la llamarían para alguna tarea específica.

Mientras esperaba, bajó la mirada hacia sus pies, tratando de calmarse y centrarse en su respiración. No podía evitar sentirse un poco insegura, ya que no sabía con certeza qué esperar. Había oído hablar de las costumbres y expectativas de la corte, pero aún le resultaba extraño estar tan cerca de los gobernantes de Roma.

Finalmente, la puerta se abrió y uno de los sirvientes la invitó a entrar. Aurelia levantó la cabeza y asintió, entrando con respeto. El interior de los aposentos reales era majestuoso, con muebles lujosos, tapices de colores vivos y esculturas de gran belleza. Los grandes ventanales dejaban entrar la luz del amanecer, creando un ambiente sereno y apacible.

El emperador estaba sentado en una mesa, revisando documentos mientras su asistente personal leía en voz alta algunos informes. A su lado, la emperatriz se encontraba de pie, supervisando a los sirvientes que terminaban de preparar la sala.

Aurelia se mantuvo cerca de la puerta, esperando instrucciones. No quería interrumpir, pero también sabía que debía estar disponible para cualquier requerimiento.

El emperador levantó la mirada y la vio, inclinando levemente la cabeza en señal de reconocimiento. "Aurelia, acércate", le dijo con voz tranquila pero autoritaria.

Aurelia se acercó con paso firme pero respetuoso. "Aquí estoy, señor", respondió, esperando saber cómo podía ayudar.

El emperador sonrió ligeramente. "Tengo algunos asuntos que quiero discutir contigo más tarde. Por ahora, ve con la emperatriz. Ella tiene algunas tareas para ti."

Aurelia asintió y se dirigió hacia la emperatriz, quien le dio instrucciones sobre las tareas que debía realizar durante el día. A medida que Aurelia se preparaba para cumplir con sus responsabilidades, sabía que su papel en el palacio iba a ser más significativo de lo que había imaginado.

A lo largo del día, Aurelia se sumergió en su trabajo, ayudando a los sirvientes, supervisando preparativos y asistiendo a la emperatriz en sus deberes. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que tenía una oportunidad única de aprender y crecer en el palacio, y estaba decidida a aprovecharla al máximo.

** El Encuentro con la Emperatriz**

Aurelia caminó hacia donde estaba la emperatriz con paso decidido, preparada para afrontar lo que pudiera suceder. Cuando llegó a su lado, la emperatriz la observó con una expresión altiva, evaluando su apariencia y postura.

"Así que el emperador ha decidido enviarte a mí, Aurelia", dijo la emperatriz con un tono frío, mientras ajustaba su vestido adornado con joyas. "No es como si necesitara más damas en mi séquito, pero supongo que debes ser especial si él insiste en que vengas conmigo".

Aurelia se mantuvo firme, sin dejarse intimidar por el tono de la emperatriz. "Señora, estoy aquí para servirles a usted y al emperador de la mejor manera posible. Espero que pueda aprovechar mis habilidades", respondió con respeto.

La emperatriz levantó una ceja, intrigada por la respuesta de Aurelia. "¿Y qué habilidades son esas?", preguntó con una pizca de sarcasmo. "¿Acaso sabes algo más que las tareas domésticas y las habilidades de una dama de compañía?"

Aurelia no dejó pasar la oportunidad de demostrar su valía. "Señora, tengo conocimientos de lectura, francés, italiano, latín y aritmética", dijo con calma, haciendo una pausa antes de continuar. "También tengo habilidad en el arte del dibujo y la pintura, y he sido instruida en la curación de los heridos."

La emperatriz pareció sorprendida por la respuesta de Aurelia, pero mantuvo su actitud distante. "Esas son habilidades útiles", concedió finalmente. "Sin embargo, en esta corte, hay otras cualidades que se valoran más que esas. Supongo que el emperador confía en ti por alguna razón."

Aurelia, sin dejarse amedrentar por el tono de la emperatriz, agregó con firmeza: "Además, señora, he aprendido a enfrentarme a la adversidad y a salir adelante incluso en las circunstancias más difíciles. Estoy dispuesta a poner mis conocimientos y habilidades a su servicio y al de su esposo."

La emperatriz la miró con atención, evaluando su respuesta y su porte. "Veremos si eres capaz de cumplir con tus promesas, Aurelia", dijo finalmente. "Por ahora, acompáñame. Tengo varias tareas que asignarte."

Aurelia asintió y siguió a la emperatriz mientras ésta se dirigía a una de las salas del palacio. Mientras caminaban, Aurelia reflexionaba sobre la conversación que acababa de tener. Sabía que no iba a ser fácil ganarse la confianza de la emperatriz, pero estaba decidida a demostrar su valía y su capacidad.

La emperatriz le asignó tareas relacionadas con la supervisión de los sirvientes, la organización de eventos y la asistencia en reuniones importantes. Aurelia aceptó cada una de las tareas con determinación, sabiendo que su desempeño podría influir en su futuro en el palacio.

A medida que Aurelia avanzaba en su trabajo, notó que la emperatriz la observaba de cerca, evaluando cada uno de sus movimientos. Aurelia estaba decidida a demostrar su valía y no dejar que los comentarios sarcásticos o las actitudes despectivas de la emperatriz la afectaran.

Con el tiempo, Aurelia comenzó a ganarse la confianza de los sirvientes y su lugar en el palacio. Aunque sabía que aún quedaba mucho por hacer, estaba dispuesta a enfrentar los desafíos y demostrar su fortaleza y determinación en este nuevo capítulo de su vida.

**Los Quehaceres de Aurelia**

Desde su llegada al palacio, Aurelia había sido puesta a prueba por la emperatriz con una serie de tareas variadas y desafiantes. Estas iban desde supervisar las labores domésticas hasta ayudar en la planificación de eventos importantes para la corte.

Una de las primeras responsabilidades que se le asignaron fue la supervisión de los sirvientes encargados de mantener los aposentos reales limpios y ordenados. Aurelia observaba con atención, asegurándose de que todo estuviera en su lugar y de que los sirvientes cumplieran con sus labores de manera eficiente. Si notaba alguna deficiencia, la corregía con tacto, brindando instrucciones claras y precisas.

Además, Aurelia se ocupaba de organizar banquetes y eventos en el palacio. Desde la selección de los menús hasta la disposición de las mesas y la decoración del salón, Aurelia demostraba su buen gusto y habilidades de planificación. La emperatriz se percató de la diligencia y el esmero con los que Aurelia llevaba a cabo estas tareas, y aunque nunca lo expresó abiertamente, parecía satisfecha con su desempeño.

El emperador, por su parte, observaba de cerca las actividades de Aurelia cuando tenía tiempo. A menudo, se sorprendía por la rapidez y la precisión con las que ella completaba las tareas asignadas por la emperatriz. Su capacidad para mantenerse tranquila bajo presión y resolver problemas de manera efectiva no pasaba desapercibida.

Otra de las tareas que Aurelia llevó a cabo fue asistir en reuniones y eventos diplomáticos. Su dominio de varios idiomas la hacía una candidata ideal para actuar como intérprete y mediadora en ciertas ocasiones. Además, su conocimiento de la política y los asuntos internacionales le permitía contribuir de manera significativa a las discusiones.

Aurelia también se encargaba de la organización de los jardines del palacio. Bajo su supervisión, los jardineros mantenían los jardines en perfecto estado, asegurando que las plantas y flores estuvieran cuidadas y que los senderos estuvieran limpios y ordenados. Los jardines se convirtieron en un lugar de paz y belleza para los habitantes del palacio y sus visitantes.

Además de estas tareas, Aurelia tenía la oportunidad de demostrar su habilidad en el arte de la curación. Cuando había heridos o enfermos en el palacio, se le pedía que asistiera a los médicos y sanadores. Su conocimiento de las hierbas medicinales y las técnicas de curación era invaluable, y a menudo lograba aliviar el sufrimiento de los pacientes.

Aurelia nunca se quejaba de las tareas que se le asignaban, y siempre las llevaba a cabo con respeto y diligencia. Su capacidad para adaptarse a las demandas cambiantes del palacio y su actitud positiva le granjearon la admiración de muchos.

Con el tiempo, la emperatriz comenzó a confiar cada vez más en Aurelia, asignándole responsabilidades más importantes y delicadas. El emperador, por su parte, continuaba observando con interés y asombro cómo Aurelia manejaba cada tarea con una destreza y dedicación excepcionales.

Aurelia estaba consciente de que su posición en el palacio era precaria, pero también sabía que tenía una oportunidad única para demostrar su valía. A pesar de las dificultades y los desafíos, se mantenía firme en su determinación de sobresalir y hacer una diferencia en su nuevo entorno.

Los Pensamientos del Emperador**

El emperador se encontraba en su despacho, ocupado en los asuntos de estado que requerían su atención. Estaba revisando informes sobre la expansión del imperio, el progreso de las obras públicas y los asuntos diplomáticos con otras naciones. Su mente estaba absorta en las decisiones que debía tomar para mantener el bienestar y la prosperidad de su pueblo.

A pesar de su concentración, el emperador no pudo evitar distraerse cuando escuchó el suave murmullo de una voz familiar proveniente del pasillo. Al asomarse, vio a Aurelia trabajando diligentemente, supervisando a los sirvientes y asegurándose de que todo estuviera en orden.

El emperador observó a Aurelia mientras se movía con gracia y determinación. Su porte era altivo, pero no arrogante. Sus ojos claros y brillantes reflejaban una inteligencia aguda, y su piel pálida resaltaba su belleza única. Aunque su cabello estaba recogido con elegancia, aún caía con suavidad sobre sus hombros.

El emperador no pudo evitar sentirse atraído por Aurelia. Su porte y su actitud eran los de una guerrera, alguien que no se amedrentaba ante los desafíos y que enfrentaba cada tarea con valentía. Apreciaba su dedicación y su habilidad para mantener la compostura en todo momento.

Mientras la observaba, el emperador se sorprendió a sí mismo pensando en lo que podría ser acercarse a ella de una manera más personal. Sentía una emoción electrizante que nunca había experimentado antes. Había algo en Aurelia que despertaba un fuego en su interior, una sensación que lo impulsaba a querer saber más sobre ella.

A medida que continuaba observando a Aurelia, el emperador se preguntaba si ella sentía algo similar. Sus pensamientos eran confusos; nunca antes había considerado a una mujer de esa manera. Sin embargo, no podía negar la admiración y la atracción que sentía hacia ella.

El emperador se dio cuenta de que su posición le permitía conocer a muchas personas, pero ninguna le había causado el mismo impacto que Aurelia. Su presencia en el palacio había traído una nueva chispa a su vida, algo que nunca había anticipado.

A medida que Aurelia continuaba trabajando, el emperador se retiró a su despacho, intentando desviar sus pensamientos de la joven mujer. Sabía que no podía permitirse distraerse con emociones personales mientras tenía tantas responsabilidades como líder del imperio.

Sin embargo, los pensamientos sobre Aurelia seguían rondando su mente, y se dio cuenta de que tendría que manejar estos sentimientos con cautela para mantener su enfoque en sus deberes como emperador. Aunque reconocía la admiración que sentía por Aurelia, también entendía la importancia de mantener su relación profesional y respetuosa con ella.

A lo largo del día, el emperador no pudo evitar cruzarse con Aurelia en varias ocasiones mientras ambos cumplían con sus respectivas responsabilidades. Cada encuentro era una oportunidad para observarla en acción y admirar su dedicación y valentía.

Aunque el emperador trataba de mantener sus pensamientos en privado, sabía que su vida y su relación con Aurelia cambiarían inevitablemente a medida que se desarrollaba esta nueva y emocionante etapa de su vida.

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Lisa Estigarribia
me encanta esta novela la verdad
Luisa Manotasflorez: Gracias por tu comentario 😊 me alegra mucho leer esto
total 1 replies
Lisa Estigarribia
queeeee? Adriano? noooo/Sob/
Lisa Estigarribia
una novela esplendida..y el heredero?
Luisa Manotasflorez: muy pronto esperen
total 1 replies
Lisa Estigarribia
una obra exquisita esta novela. tenes un gran talento, exitos
Lisa Estigarribia
ah y los bbs ya urge unos herederos.!!
Lisa Estigarribia
me encanta esta novela es romántica e historica entretejida en envidias traiciones e inteligencia...una trama atrapante e interesante. Gracias autora tu escritos son fluidos y muy bien elaborados....
Lisa Estigarribia
me gusts...es apasionante....esta historia me atrapa...
Lisa Estigarribia
es una historia apasionante!! Animo💐
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