En Otra Piel

Menos mal que todo es fantasía pensó Celeste, es increíble que le pida algo así acaban de casarse...

Pensando en ello se quedó profundamente dormida, llegó el lunes extrañamente, llegó un ramo inmenso de rosas, eran de parte del señor Lisandro. Esto la molesta en gran manera...

 ¿Que le pasa a este tipo? Yo no puedo recibir este tipo de regalos... hablaré con él.

La otra monjita, por eso no podemos recibir regalos o cosas los hombres se confunden Celeste aún eres joven, pero lo ideal es hacerte un traslado a otra localidad...

No, no por favor hermana, yo arreglaré esto en cuanto tenga una oportunidad hablaré con este señor...

Espero que entiendas Celeste, tú eres la que corres peligro, no sería la primera vez que un hombre se obsesiona con una hermana, y la única perjudicada serás tú.

No, permitiré que eso ocurra, me gusta acá hermana deme una oportunidad, si vuelve a llegar algún regalo yo me voy a donde usted quiera...

Bueno está bien, pero por favor no salgas sola no quiero que te vaya a pasar algo malo, nosotras solo nos tenemos a nosotras mismas y a Dios por supuesto, pero no hay que confiarse. Las personas pueden ser realmente mala Celeste...

Si, hermana lo tomaré en cuenta...

Por la tarde de ese mismo día, llega el señor Lisandro un hombre joven a la verdad no súpera los 30 años.

Lisandro...

Un hombre si lugar a dudas de muy buen aspecto... pero Celeste ha vivido para servir a Dios y a las personas y aunque se ha preguntado por lo que sería él amor en su corazón no hay lugar para un hombre le prometió fidelidad a Dios... Y no está dispuesta a romper sus votos...

Hola buenas tardes, hermana Celeste.

Hola, me alegro de que esté acá.

¿De verdad? Responde Lisandro con emoción.

Sí, necesito devolverle sus rosas... Son muy lindas, eso lo puedo asegurar, no tuve el valor de votarlas, pero como entenderá, no puedo recibir obsequios de manera personal, esto me puede ocasionar problemas, y lo más probable es que me cambien de región...

Lamento si le causé problemas... Yo solo quiero una amistad con usted...

Me alegra que quiera una amistad, ya que no puedo ofrecerle nada más, espero y lo entienda y no se ofenda...

Le aseguro, hermana Celeste que no le volveré a causar problemas...

Eso me tranquiliza señor Lisandro... Hasta luego...

Hasta luego hermana... No me rendiré tan fácil, serás mía pensó, Lisandro se marchó decepcionado a su casa.

¿Hablaste con el señor Celeste?

Sí, hermana ya hablé con el, me aseguro que no volvería a ocurrir, me parece que se avergonzó, por lo ocurrido.

Espero que sea así, de verdad Celeste, no quisiera que alguien les causará algún daño a las que estamos en este lugar, soy mucho mayor que tú en este mundo y hay gente muy mala...

Si señora...

Las semanas pasaron era la cuaresma los días previos a la semana santa y se iban a hacer una serie de eventos religiosos y ellas estaban empapadas en estas actividades por lo que no tuvo tiempo de leer en varios días.

Hermana, ha vuelto a ver a su admirador dijo una de las hermanas...

Jajaja qué cosas dices? Claro que no...

Es un hombre muy atractivo...

Si lo es, es elegante y tiene muy buen aspecto, pero yo solo tengo ojos para mis niños... Y para servir a Dios por supuesto...

Celeste jamás se imaginó que ya la hermana se había aliado con aquel hombre, para una cita, o eso fue lo que él le hizo creer, para la semana santa ya tenían todo organizado, ella la llevaría a un lugar donde la subiría a un auto un par de horas y luego la regresaría, porque él le hizo creer que ya ellos tenían un romance, y la hermana creyó todas las mentiras que ya le había dicho este hombre.

Los días pasaban lento para Lisandro estaba ansioso, aunque él creía sus propias mentiras... Si yo me traigo a Celeste para mí, casa ella, estará feliz sé que está enamorada de mí como yo de ella. Pensó Lisandro...

Señor... Esa señorita quizás no esté interesada en usted lo ha pensado? Además es una monjita servidora de Dios... ¿Y si Dios lo castiga por hacer esto?

¿Qué cosas dices? Ella me ama yo lo sé se sonroja cuando me ve, yo estoy seguro de que ella será feliz a mi lado.

El día llegó... Lisandro estaba hecho un manojo de nervios... Coloco escoltas en la casa la tendré a la fuerza unos días luego ella decidirá quedarse estoy seguro de esto... Compro una casa bastante alejada del pueblo, para sus locos planes.

Las actividades de la semana santa se estaban efectuando...

Celeste... Llama la hermana…

Dime...

Me puedes acompañar a ver al niño que te dije que estaba enfermo... Y oramos para que se mejore.

Mmmm bueno, dame unos minutos. ¿Solo iremos tú y yo? Mi intuición me dice que no que es esto tengo como un susto extraño...

Vamos Celeste no seas así por favor... No quiero ir sola y ya le dije a la mamita del niño que íbamos a ir a orar por él a su casa...

Bueno, vamos... Al caminar como dos cuadras había un auto negro estacionado, no pensó nada malo total era semana santa y había mucha gente de visita al pueblo que aprovecha estos días, para vacacionar... Cuando ya estaban cerca del auto la hermana se quedó atrás y Celeste prácticamente iba hablando sola, siente unos pasos detrás de ella le ponen un pañuelo en la cara un poco de cloroformo y ya no supo más de si...

Donde estoy? Despertó Celeste un par de horas después.

Mi ángel...

¿Que? ¿Señor Lisandro? ¿Usted, que estoy haciendo en este lugar? Empezó a gritar... Auxilio, auxilio, por favor alguien que me ayude.

Calmate. calmate mi amor soy yo...

Usted, usted está loco, yo soy una servidora de Dios yo no puedo amar a un hombre, me casé con Dios entienda.

Lo sé, dame un par de días por favor te demostraré cuanto te amo...

Llévame a la casa parroquial por favor, yo no puedo estar acá. ¿La gente pensará mal de mí si entiende?

Solo un par de días, por favor...

Debo calmarme pensar con cabeza fría.

Esta bien, pero prométeme que serán un par de días, que no me va a lastimar por favor.

No, como podría, estoy perdidamente enamorado de ti, y tú te enamorarás de mi ya verás. Ven organicé una cena, pero me gustaría que te cambies de ropa, te coloques algo diferente, me complaces por favor.

Con mucho temor asintió...

Raúl lleva a la señorita a su habitación...

Si señor. Responde el empleado.

Celeste.