Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
NovelToon tiene autorización de Nellyth para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap 3
Elena con ayuda de Juan comenzó a caminar por la cabaña, sus piernas entumecidas en cuatro días ya estaban un poco mejor, ya podía emitir palabras sin dificultad y las vendas de su rostro ya no estaban aún así no se animaba a verse, sabía que le dolería como nunca ver su aspecto.
Tenía quemaduras en sus mejillas y largas cicatrices en todo el rostro, además una que bajaba desde la parte izquierda de la frente hasta la mejilla derecha, aún así, lo que más le dolía aparte de todo fue lo que vivió con los dos asquerosos, parece que a ellos ni les importo como se veía ni la sangre en su rostro, su misión era destruirla mucho más y lo lograron.
Aún intenta recordar lo que sucedió luego, pero lo último que recuerda es al segundo hombre sobre ella y luego solo oscuridad.
Javier veía de a poco el progreso de Elena, al paso de tres semanas ya caminaba normalmente, en ocasiones solo se quedaba pérdida mirando a la nada y aun seguía sin mirarse en un espejo.
—Maestro —le dice Juan sentado a su lado en la entrada de la cabaña, frente a ellos Elena sentada en un kiosko, perdida en sus pensamientos una vez más —podemos buscar un cadáver fresco, alguien común y que no tenga familia.
—¿Qué dices? —Javier se giró para mirarlo, Juan hizo lo mismo.
—Sé que le preocupa lo que ella siente en relación a su rostro, usted sabe de aquel método…
—Estás loco, eso es muy peligroso.
—¿Qué método? —Elena tenía agudos sus oídos, los entrenamientos ayudaban a eso por lo que escuchaba aquella discusión y caminaba hacia ellos —¿Hay alguna forma de ayudarme?
—¡No! —Javier se levantó —este chico sólo habla tonterías —dicho esto se giró entrando a la cabaña.
—¿Cuál es la forma?
—Cambio de rostro —Elena lo miraba incrédula —tu rostro fue destruido y no hay forma de recuperarlo, con un cadáver que aún esté fresco es posible.
—¿Realmente eso existe?
—Si, aunque tiene riesgo. —Juan se levantó —es una opción, sin embargo, el maestro ya dijo que no.
Elena quedó con aquella espina en su cabeza, había una forma y solo necesitaban un cadáver, una mujer sin familia y que su muerte sea reciente.
No volvieron a hablar de aquel tema por una semana, sin embargo, la visita apresurada de un hombre con una mujer en sus brazos podría ser la solución.
“Max” —pensó Elena al verlo desde afuera a través de la venta. Es un hombre alto, de cabello negro largo, su barbilla es bien definida y sus ojos azules, aún con su hanfu puesto se musculoso.
—Ayudela, usted es el médico milagroso y el único capaz de sanarla. —dijo el hombre al dejarla sobre la cama, Javier se sentó a su lado a chequear el pulso. Elena podía verle el rostro a Javier y la preocupación que tenía. —Ella no puede morir.
—¿Hace cuánto tiempo está enferma?
—No lo sé —este comenzó a caminar de un lado al otro intentando recordar —creo que hace cinco meses, solo tosía y el médico de la familia dijo que sanaría.
—¿Le recetó algún medicamento?
—No, pero hace meses empeoró y el médico le envió esto… —le entrego una receta que reviso— sin embargo, en lugar de mejorar se deterioró más, ya no lograba levantarse de la cama y me vi obligado a buscarlo a usted.
Javier se levantó, se giró hacia el hombre que se detuvo.
—¿Se recuperará?
—La verdad es poco probable que eso pase, ella está envenenada y no es algo nuevo, ese veneno tiene acción lenta por lo que estoy seguro que tuvieron que darle una pequeña cantidad por mucho tiempo, sus órganos están dañados. —Max tenía sus ojos abiertos a más no poder, llegó hasta ese lugar tan lejano solo para que su esposa fuera sanada y por lo que dice Javier será imposible —de haber venido antes pudiera haber hecho algo, pero ahora no hay nada que hacer.
Max se fue hacia Javier a quien agarró de la ropa —debes salvarla, tú eres el médico milagroso y eso lo que busco, un milagro. Por favor, salva a mi esposa. —aquel hombre que se ve rudo, parece un niño suplicando a Javier —no puedes dejarla morir.
—¡Lo siento! —Max miró a su esposa, quien había abierto sus ojos y lo miraba con una sonrisa, ella entendió lo que quiso decir Javier.
—Max — dijo con dificultad y él se sentó a su lado tomándole la mano entre las suyas. —Todo estará bien, debí escucharte, yo sé que es mi culpa, creí en ellos al ser tu familia.
—Te dije que querían dañarte, debí irme contigo hace mucho tiempo. Perdoname.
—No es tu culpa, Max, te amo.
Javier salió de aquella habitación, realmente aunque lo intentará nada podría hacer, el veneno había penetrado profundamente cada órgano de aquella mujer.
Elena se había alejado, ver Max solo le dio una idea de la cual se arrepintió, no escucho lo que dijo Javier así que no sabe la gravedad en la que está esa mujer.
Recordó a Max quien es el segundo hijo del duque Ruiz quien tiene veinticinco años, es un hijo legítimo al ser hijo de la esposa legal aunque esta falleció a los años de este haber nacido, lo que le permitió a su padre casarse nuevamente, está dio a luz dos hijos, aún así Max es quien recibirá el título de su padre cosa que molesta a esta mujer.
Max sufrió muchos agravios entre esos el matrimonio que no pidió. Los primeros dos años de matrimonio se mantuvo alejado de ella al pensar que era una ficha que puso su madrastra a su lado, sin embargo, poco a poco se dejó llevar y ambos se amaron.
Con el pasar de los meses los ataques hacia Max cesaron, poco se iban a imaginar que el foco pasaría a Andrea, el temor de la madrastra a que está quedará embarazada la llevó a darle medicamentos abortistas en exceso dejándola completamente estéril, esto lo supieron tiempo después tras un chequeo médico.
Aunque ese debía ser el momento para irse y olvidarse de todos, Max no quería perder, ver qué aquella mujer le robó la oportunidad de ser padre le dolió y quería luchar.
Todo se detuvo hasta hace unos meses que su padre enfermo, eso parece ser lo que llevó a su madrastra a darles muerte, sabe del amor que tiene Max hacia su esposa y ella es un blanco fácil, a pesar de todo lo malo bastaban solo dos palabras bonitas para que bebiera cualquier cosa que le dieran.
Max dentro de aquella habitación lloraba a un lado de su esposa, quien lo abrazaba con una sonrisa, ella sabía que moriría aún así no tenía dolor, tomaron malas decisiones que los llevaron a este momento.