En el antiguo jardín de la mansión, la mesa de té estaba meticulosamente dispuesta para dos, mientras el sol de la tarde bañaba el escenario con suavidad. El hombre, impecable en su apariencia pero distante en su mirada, apenas prestaba atención a la dama frente a él. Sus cabellos rubios danzaban con la brisa, pero su expresión reflejaba tristeza y resignación. Con voz serena pero cargada de pesar, ella deslizó un documento sobre la mesa, diciendo: "Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia."
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Capitulo 5
Edith, con la invitación en manos temblorosas, se retiró apresuradamente de la oficina de Lucian. Una extraña mezcla de emociones la envolvía, y con pasos inciertos, se encaminó hacia el jardín de la mansión. Entre las flores que adornaban el lugar, encontró refugio, un rincón donde la confusión que reinaba en su mente pudiera encontrar algo de calma.
Se ocultó entre las sombras de las plantas, con la mirada perdida en la invitación que sostenía. Un suspiro escapó de sus labios mientras intentaba comprender la complejidad de los recientes acontecimientos.
- Edith: Es absurdo...
Murmuró consigo misma, con la voz quebrada dejando escapar un suspiro cargado de frustración. ¿Por qué Lucian había decidido entregarle la invitación personalmente, cuando siempre lo había hecho a través de los sirvientes? ¿Por qué ahora, cuando ella intentaba evitarlo, él mostraba ese extraño comportamiento?
Edith se aferró a la invitación, sintiendo cómo las preguntas sin respuesta la acosaban. La fragilidad de sus pensamientos se reflejaba en sus manos temblorosas. Mientras permanecía oculta entre las flores, intentaba encontrar claridad en medio de la maraña de emociones y contradicciones que la rodeaban.
Edith se preparó para la fiesta en el palacio real con una mezcla de nerviosismo y resignación. A pesar de sus dudas y confusiones, se vistió con elegancia, eligiendo cuidadosamente cada detalle de su atuendo. Mientras se miraba en el espejo, trató de poner en orden sus pensamientos, pero la incertidumbre seguía pesando sobre ella como una sombra.
Cuando Lucian le ofreció su mano para escoltarla al carruaje, notó que Edith lo miró con detenimiento, como si estuviera sopesando una decisión importante.
A pesar de la aparente indecisión, Edith aceptó finalmente la mano extendida de Lucian. Para él, era un gesto que simbolizaba la normalidad, pero en la mente de Edith, resonaba un susurro triste como un eco persistente.
- Edith: [por última vez hagamos esto]
El silencio entre ellos, que para Lucian era una rutina, resultaba atroz para Edith. Cada paso hacia el carruaje parecía llevar consigo el peso de lo irrevocable.
La fiesta en el palacio real resonaba con la alegría y la celebración, pero la ausencia del Rey y la Reina le confería un tono peculiar. Organizada por el primer príncipe de Avalonia, Erick de Avalonia, la ocasión marcaba sus éxitos en la expedición a las tierras inexploradas del norte, que resultó en la expansión del territorio de Avalonia. Aunque no era un festejo menor, la preocupación por la salud de la Reina había llevado al Rey a permanecer a su lado.
Edith y Lucian entraron al majestuoso salón del palacio real, donde la luz de las lámparas doradas creaba destellos sobre las paredes adornadas. Los susurros de la nobleza llenaban el aire mientras todos observaban la entrada de la pareja. Edith, con su elegante vestido, se sentía incómoda bajo las miradas intensas que la escrutaban.
Edith, de naturaleza tímida, se sentía incómoda con las miradas pretenciosas que la rodeaban. Cada par de ojos que la escrutaba parecía penetrar su timidez, haciendo que se sintiera expuesta y vulnerable.
Mientras tanto, Lucian irradiaba una confianza imponente con cada paso que daba. Su porte elegante y su mirada firme no pasaban desapercibidos, y Edith no pudo evitar sentirse atraída por la seguridad que emanaba de él. Sin embargo, esa misma imponencia que admiraba en Lucian también la hacía sentir aún más pequeña y vulnerable en comparación.
A medida que avanzaban por el salón, se encontraron frente al primer príncipe, Erick de Avalonia.
Edith y Lucian avanzaron con elegancia hacia el primer príncipe, Erick de Avalonia, quien los recibió con una sonrisa cortés. Edith, a pesar de sus nervios iniciales, mantuvo su compostura con una gracia impecable mientras extendía sus felicitaciones al príncipe.
La etiqueta y elegancia de Edith frente al príncipe eran notables, incluso bajo la intensa mirada del noble. Su porte refinado y su voz tranquila reflejaban una educación cuidadosa y un respeto por las formalidades de la corte. La intensa mirada del príncipe, que había intimidado a muchos en el pasado, parecía deslizarse sobre Edith sin dejar rastro.
Mientras Erick mantenía un pequeño intercambio de formalidades con Lucian, Edith no pudo evitar que su atención se desviara hacia un hombre de formidable porte que se encontraba junto al príncipe. Su rostro imperturbable llevaba la marca del tiempo, con fríos ojos azules y un cabello negro que contrastaba con la palidez de su tez. Era, sin lugar a dudas, hermoso, pero su simple presencia imponía respeto.
Edith se preguntó en silencio quién podría ser ese hombre. No parecía un noble que ella conociera, y su aura sugería algo más. Hasta que sus miradas se encontraron, y Edith se estremeció, instintivamente, desvió la mirada, pero no antes de que Lucian notara su gesto y la observara de reojo con curiosidad.
El príncipe, aparentemente satisfecho por haber despertado la intriga de Edith, decidió satisfacer su curiosidad. Con un gesto de orgullo, señaló hacia el hombre y anunció.
- Erick: Nada de lo que se ha logrado sería posible sin este hombre.
Edith observó con cautela al hombre, cuyo nombre fue revelado seguidamente.
- Erick: Cedric Blackwood... Mi mano derecha.
- Edith: [Cedric Blackwood]
El nombre que resonó en la mente de Edith. Sin embargo, la falta de algún título noble junto a su nombre la sorprendió.
- Edith: [¿Un plebeyo entre la nobleza?]
La pregunta resonó en su mente mientras intentaba asimilar la información.
Edith miró con sorpresa al hombre recién presentado. No es que tuviera prejuicios hacia los plebeyos, pero le resultó extraño y sorprendente que alguien con ese estatus estuviera al lado del príncipe y además fuera reconocido por él. Esto significaba que era alguien de increíbles habilidades y méritos. La admiración de Edith por Cedric creció en ese momento, impresionada por su posición y el reconocimiento que había recibido.
Sin embargo, la reacción de Lucian fue todo lo contrario. Mientras Edith miraba con asombro y respeto a Cedric, Lucian lo ignoró por completo, mostrando arrogancia y superioridad. A pesar de que fue presentado por el mismo príncipe, Lucian lo pasó por alto y se dirigió nuevamente hacia Erick.
- Lucian: Deberíamos ir a saludar a otras personas. Que la fiesta sea amena Majestad.
La actitud de Lucian avergonzó a Edith, quien, al retirarse con él, dedicó una mirada de disculpas al príncipe y al caballero Cedric Blackwood. Su gesto buscaba compensar la falta de cortesía de Lucian, pero sabía que sus disculpas apenas podían mitigar la impresión inicial.
Mientras se alejaban, el príncipe torció una sonrisa en su boca y comentó a Cedric.
- Erick: No te preocupes, él, el Duque, es... alguien así.
La expresión en el rostro del príncipe indicaba una comprensión tácita de la naturaleza de Lucian, aunque sus palabras dejaban entrever que no era la primera vez que presenciaba esa actitud.
Qué pasó con el Duque? Eso ya no lo dices en la historia, me gustaría saber🤔
me encanto al principio mucha descripción y alargue para describir las situaciones per después exelente