Alpha

Ben se acercó un poco más a donde se encontraba Selene cortando flores y colocándolas ordenadamente en una especie de caja de madera. La observaba con fascinación, no podía creer que después de tanto, la diosa Luna había decido darle una segunda oportunidad, ahora bebía enamorarla y hacerla lo más importante de su vida, aunque claro, ya lo era.

- ¿Lleno todas sus expectativas, señor Meier? - pregunta poniéndose de pie junto a él, para mirarlo de frente, aunque ella era bastante alta, 179 cms, él tenía casi 2 metros de altura y la diferencia era notable.

- Creo que rebasa mis expectativas, señorita Dumont. - dijo coqueto, asombrándose a sí mismo, él es serio a pesar de ser amable.

- Entonces me doy por bien servida, ¿le gustaría acompañarme a tomar el té?, mi madre prepara el mejor.

Ambos caminaron hacia el porche donde reposaban una mesa y sillas de mimbre. Él rodó la silla para que ella se sentara, si algo no había olvidado pese a que vivía en el bosque casi salvaje, eran sus modales. Al estar sentados, ella prosiguió a servir muy ceremoniosa, el té, todo bajo la atenta mirada del alfa frente a ella.

- ¿Le gusta con leche?¿Cuántos cubos de azúcar? - indagó curiosa, quería empezar a conocer sus preferencias y gustos.

- Sin leche y sin azúcar, por favor, gracias.

- Y cuéntame señor Meier, ¿hace cuánto vive en el territorio de mi familia? ¿Por qué jamás lo vi?

Parece que iba a lidiar con una mate muy curiosa.

''Es tan preciosa, mira sus pequitas, parece una muñequita de porcelana''. - suspiraba enamorado Gunther.

''Lo es, es una muy linda señorita''. - apoyaba.

- Suelo estar mucho tiempo en mi cabaña, también vivo cazando pues me gusta comer carne, sobre todo si es fresca. - dijo muy sugerente.

Una punzada palpitó justo en el centro de todo, llevando el aroma picoso a las fosas del lobo que sonrió con malicia.

¿Lo sabía? ¡Claro que sí! Ella había crecido entre lobos y sabía que él había olfateado la nueva sensación que ella estaba experimentando.

''¿Lo hueles? ¡Mmmm! Huele a gloria, la quiero marcar ya, al diablo Antoine y Eon''. - habló entre aullidos de emoción, Gunther.

- Entiendo, pero hay presas que requieren más tiempo y dedicación para poder ser cazadas y comidas.,

- Por supuesto, la mejor presa para el final. - su voz sonó ronca.

Selene soltó un risilla coqueta, lo tenía encantado porque no era de las que se ruborizaba, ella sabía que era su dueña, así que al paso que van, ella sería quien lo reclamaría a él.

- Y aparte de cazar presas inocentes, - bateó sus tupidas pestañas - ¿qué más le gusta hacer?

- El amor... - susurró esto - ujumm... soy un lobo aburrido, me gusta cortar leña, - la mente de la chica imaginó ese monumento sin camisa y lleno de sudor, se mordió el labio inferior, a lo que el lobo levantó la comisura izquierda de su boca - cocinar y... - se acercó un poco - cazar.

Ya para esos momentos, la rubia era todo un océano en su parte baja, ese lobo si que sabía ser sensual.

- ¿Y a usted, señorita Dumont? - preguntó una vez se alejó apenas.

- A mí me gusta recolectar flores para estudiarlas, me gusta leer un buen libro, mi escritora favorita es Simone de Beauvoir... - ahora se acercó ella - también me gusta ver leñadores. - el rubio le dio un gruñido que causó una risilla en ella - en fin, me gustaría verlo realizar sus actividades cotidianas.

Vaya que era toda una coqueta descarada esa humana, la diosa Luna si que le había dado caldo y plato fuerte, estaba más que seguro que ella sería quien llevaría las riendas en esa relación y el más que encantado se dejaría domesticar por esa linda humana.