Bruja Imperial

Me acomodo en la silla con elegancia, cruzando la pierna y tomando la copa entre mis manos. Una sonrisa maliciosa se dibuja en mis labios mientras observo las miradas boquiabiertas que me rodean. Sin embargo, sé que su incredulidad no se debe a mi transformación, sino a la duda que tienen sobre mi capacidad para proteger y defender al reino.

-Hija mía - dice mi madre, con un tono de preocupación en su voz - ¿qué es lo que estás diciendo? Entiendo que tengas el deseo de ayudar, pero no estoy segura de si eres la mejor opción para liderar esta lucha.

Sus palabras penetran en mi corazón, generando dudas y cuestionamientos en mi interior. Mi madre siempre ha sido una voz de sensatez y sabiduría, y valoro su opinión más que ninguna otra. Sin embargo, también siento una chispa de determinación ardiendo en mi interior, impulsándome a seguir adelante.

- Estoy de acuerdo con mamá - dice mi segunda hermana mayor, Beatriz, mientras dirige una mirada de desaprobación hacia mí-. Eres la mejor hermana del mundo, pero admitámoslo, eres muy miedosa e incapaz de hacerle daño a alguien. Hasta al pequeño Eugene le sale más valentía que a ti.

Las palabras de Beatriz golpean mi corazón, dejando una sensación de incomodidad en el aire. Sé que su comentario está impregnado de frustración y desconfianza, pero no puedo evitar sentirme herida por su falta de fe en mí. Mi mente se apresura a encontrar una respuesta adecuada, una forma de demostrarles a todos que soy más capaz de lo que creen.

- Lo sé, Beatriz. Antes solía ser inútil, pero ahora ya no seré así - suspiro, intentando transmitir confianza en mis palabras. - Empuñar una espada es difícil y agotador, un trabajo extenuante para los humanos, jajajaja - intento bromear, pero el silencio que me rodea revela que mi humor no es comprendido. - Pero nosotros somos diferentes, ¿verdad? ¡Somos mil veces mejores que ellos! No necesitamos espadas cuando podemos hacer magia. Sé que no soy la mejor en el arte de la magia, pero aún así les mostraré que puedo hacer las cosas bien. Coordinaré los hechizos, impartiré clases de autodefensa y les aseguraré que sobreviviremos.

Mi padre se encuentra sorprendido por mis palabras, sus ojos reflejan una mezcla de asombro y orgullo. Su rostro se ilumina con una sonrisa radiante, y las lágrimas ruedan por sus mejillas mientras aplaude emocionado. El sonido de sus aplausos llena la sala, contagiando a todos los presentes.

Me levanto de la silla con determinación y mis ojos escanean la sala, encontrando a cada uno de mis seres queridos con expresiones de apoyo y esperanza en sus rostros. Las lágrimas se mezclan con mi sonrisa mientras les prometo solemnemente:

- No permitiré que ninguno de ustedes se lastime ni en lo más mínimo. Haré todo lo que esté a mi alcance para proteger a nuestro Reino y a cada uno de sus habitantes. Me convertiré en la mandataria que necesitamos y, si es necesario, en la villana del imperio.

La sala estalla en aplausos y aclamaciones, mientras todos expresan su apoyo y confianza en mí. En medio del júbilo, siento la energía y la esperanza llenando el aire. Acepto el peso de mi nuevo rol con humildad, consciente de los desafíos que enfrentaré y la responsabilidad que recae sobre mis hombros.

Con cada mirada de confianza y cada palabra de aliento, mi determinación se afianza. No permitiré que ninguno de ellos se lastime ni en lo más mínimo. Defenderé a nuestro reino con todas mis fuerzas y utilizaré mis habilidades de liderazgo y magia para guiar a nuestro pueblo hacia un futuro próspero y seguro.

Mi padre se acerca y coloca una mano reconfortante sobre mi hombro.

- Confiamos en ti, hija -me dice con voz suave pero llena de confianza. -Sabemos que darás lo mejor de ti y nos guiarás por el camino correcto.

Sonrío, agradecida por su apoyo incondicional. "Gracias, papá. No les defraudaré. Juntos superaremos este desafío y protegeremos todo lo que amamos".

El espíritu de unidad y valentía se apodera de la sala, llenándola de una nueva energía. Ahora, todos estamos dispuestos a luchar con todas nuestras fuerzas por la libertad y la justicia de nuestro reino. Sabemos que no será un camino sencillo, que los desafíos serán enormes y las adversidades constantes, pero confiamos en nuestras habilidades mágicas y en nuestra capacidad encontrar soluciones.

Mi padre, con urgencia en su voz, me insta a compartir cualquier idea brillante que pueda tener para comenzar a organizarnos de inmediato. Todos los ojos están puestos en mí, esperando una respuesta que pueda guiar nuestros pasos en esta misión tan crucial.

Respiro profundamente, sintiendo la presión y la responsabilidad sobre mis hombros. Sé que no puedo defraudar a mi familia ni a mi reino. Reúno mis pensamientos y, con determinación, comparto mi plan. Se que no soy experta en este tipo de cosas pues carezco de experiencia, pero desde regresé en el tiempo he estado pensando en un montón de estrategias para protegernos.

- Escúchenme atentamente. Nuestro primer paso es establecer una red de comunicación segura y confiable. Necesitamos estar conectados en todo momento para compartir información y coordinar nuestras acciones. Propongo que utilicemos nuestras habilidades mágicas para crear una red de mensajería telepática. Esto nos permitirá comunicarnos de forma instantánea y sin la posibilidad de ser interceptados por el imperio.

Mi padre asiente, mostrando su aprobación, mientras el resto de la familia se muestra intrigada por la idea. Continúo explicando mi plan con entusiasmo.

- Además, debemos formar grupos de entrenamiento para mejorar nuestras habilidades mágicas y tácticas de combate. Cada grupo estará liderado por un miembro que haya demostrado destreza en determinada habilidad.. De esta manera, compartiremos conocimientos y nos fortaleceremos mutuamente.

Observo las caras de todos los miembros de la reunión, percibiendo el interés y la confianza crecer en sus expresiones. Me siento alentada y continúo con mi propuesta.

- También debemos de marcar nuestros anhular la relación con otros Reinos, los cuales no hacen más que humillarnos y dejarnos en desventaja.

La sala se llena de murmullos y asentimientos. Mi familia se muestra receptiva y emocionada ante estas ideas. Veo en sus ojos la determinación y la confianza que necesitamos para llevar adelante este plan audaz.

- Y por último, pero no menos importante, siempre debemos recordar de nuestro propósito en esta lucha, pues eso es lo que nos mantendrá firmes en nuestro entrenamiento.