Atrapada Por El CEO Que Cayó Del Cielo

Esa madrugada al parecer Cristopher tenia el sueño muy ligero y se desperto yendo a la habitacion de los abuelos de Aiyana el tomo de ese estante para ropa un traje, se baño y se puso aquel traje pero sobre el traje se puso la ropa que usualmente se ponia de nativo Navajo sin ser visto el traje que traía debajo.

Se le vio escribir algo y se escondió dentro de la misma habitación de sus abuelos el sabia que ella no entraría allí.

Aiyana despertó y buscó con la vista a Cristopher sin encontrarlo al salir de la habitación había una nota sobre la mesita que hizo Cristopher para la sala.

"MI AMOR FUI A CAZAR Y VER LAS TRAMPAS NO ME ESPERES VE AL SUPERMERCADO Y AL OTRO PUEBLO POR LAS PÍLDORAS, TE AMO MI PRINCESA DINÉ".

Aiyana que habia visto actuar extraño esos dias a Cristopher sólo tomo la nota fue a dar de comer a los animales y a cargar la camioneta, le puso la lona que siempre ponia para proteger los productos y entro, solo tomó un vaso de leche no sentía hambre y se vistio como para ir al otro pueblo.



Salió y se fue en la camioneta asegurando bien su portón, se iba rumbo al pueblo sin saber que en la camioneta estaba una carga extra al llegar al supermercado cuando ella estaba estacionando sintió un golpe atrás, pero bajó rápidamente para ver sin encontrar nada.

Habló con la dueña del supermercado, y descargaron la camioneta, y se volvió a entrar al supermercado para cobrar.

Salio del supermercado y se subió a la camioneta, manejo hasta el siguiente pueblo que era una pequeña ciudad con mas movimiento y buses, ella estacionó en la farmacia y algo bajó de la camioneta de la parte tracera escondiendose rapidamente, entre los arboles del parque del costado. Solo la veía caminar tan sensual como una diosa, dueña de esos tacones y con un estilo único al caminar como si fueran sus zapatos de diario caminar o como si ella estubiera en una Passarella de Europa.

Ella salio de la Farmacia y se subió a la camioneta, fue al supermercado y compro algunas cosas que ya faltaban en casa, al regreso ya en su pueblo la paro doña Rosa y ella esperaba problemas pero la señora fue muy amable.

Rosa: "Hijita que linda estas, quiero que me ayudes, mi granja esta en la quiebra y tendré que venderla ya tengo un comprador de la ciudad, solo me quedan algunos animales, que no quiero que pasen a malas manos, hijita me iré más al norte con mi hermana y tengo gallinas ponedoras aunque solo me quedaron cinco, dos vacas que están a punto de parir, ese sinvergüenza de Hania vendió casi todos mis animales, las cosas de valor, mi cosecha de maiz, dejó mi granja vacía y a mi hija embarazada. Él huyo de aquí con el dinero y con la esposa de Yas (viento), vamos a la granja y te ayudo a subirlas a tu camioneta tengo una tabla que sirve de rampa te la regalo también para que las bajes llegando a tu granja".

Aiyana: "Señora Rosa no puedo aceptarlas regaladas usted está mal económicamente, al menos déjeme darles algo por el pago de los animales, pero déjeme preguntarle algo y quiero qué me responda de todo corazón, ¿Por que a mí?, si sabe que yo a Hania lo odio".

Rosa: "Exactamente por eso, porque lo odias y con motivo, fuiste valiente y huiste para no caer en sus manos, después presentaste en video de lo que él era capaz de hacer y lo que te hizo él, pero aquí todos dijimos que tú lo provocaste sin creer en ti, cuando su padre me vino a proponer la unión de nuestros linajes, no dude en aceptar, pero si hubiera creído en tu palabra mi hija no estaría deshonrada y mi linaje manchado".

Aiyana: "Le compraré sus animales aqui tengo dinero, vamos a su granja y los subimos a mi camioneta, algun dia las pagara Hania, al menos con lo que hizo de huir con la esposa de otro será echado de la nación Navajo, vamos suba a la camioneta".

Con la señora fueron a su granja y ella sacó dos vacas de buen tamaño y las cinco gallinas de la misma raza A'shiiké como ella criaba, la señora Rosa le ayudo a subirlas y solo acepto mil quinientos dólares por los animales.

Aiana regresaba contenta a su granja por qué eran buenas vacas y serían buenas para la granja, lo que le acepto Doña Rosa era el precio justo que pagaban por animales en este tiempo.

Abrió su portón entro la camioneta hasta donde estaban en el cobertizo y las bajo con esfuerzo, llamó varias veces a Cristopher, pero él no aparecía, a las gallinas las puso en los gallineros junto con las otras y se fue a su cabaña entro, todo estaba como lo dejo, excepto que sobre la mesa que hizo Cristopher había una carta.

"Mi princesa Diné, mi amor quiero que me entiendas Aiyana ya no estoy en la granja el tiempo de poner en orden todo ha llegado, el día que nos atacó ese animal y caí de cerebro recobre la memoria, pero mi amor por ti sigue intacto y más fuerte, si me fui sin avisarte fue por cobardía mía no soportaría el despedirme de ti, me voy con el alma rota mi amor, pero tengo que protegerte al recobrar la memoria más lo que tú me dijiste muchas piezas encajaron, los que me quieren muerto son gente muy mala, cuídate mucho y espérame mi princesa Diné que yo regresare por ti aunque no sé cuanto me demoré. Te amo con toda mi alma". Cristopher Livington.

Posdata: "Amor tranquila no sufrí para salir tú me llevaste al otro pueblo en la camioneta, hay una bolsa en la caja de herramientas de atrás de la camioneta ahí deje la ropa que traía y me lleve el traje de tu abuelo puesto, te amo mi vida".

Aiyana tomo la carta y se derrumbo, lloró hasta quedar dormida ella amaba a Cristopher y que se vaya sin despedirse, la incertidumbre de si el estaba seguro o si lo podían matar la tenia así de mal, al despertar ella oró a sus dioses pidiéndole protección para su esposo y que cuiden sus pasos a donde vaya.