Mi nombre es Fernanda, vivo en una época donde las mujeres vivimos esclavas de las normas morales, de los valores, ética y las disque buenas costumbres de la sociedad.
Hoy estoy en el fango, cometí el peor error de mi vida, creer en las promesas de amor de un falso hombre y aquí estoy embarazada, siendo la peor mujer para la sociedad, la gente me mira mal, me hace un lado y todos me dieron la espalda por qué soy una mujer indecente.
Pero la vida me tenía que abrir los ojos a golpes, entender que no todos son buenos y no todos son malos, como la mujer que se convirtió en mi suegra, ahora no se ¿debo odiarla o quererla?
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CAPÍTULO 15
Agache mi cabeza y una lagrima salió de mis ojos, Jorge se dio cuenta y se paró en seco, limpio mis lágrimas, acaricio mi rostro en ese momento me dijo. – No te pongas triste, no tienes que preocuparte por estas cosas, si quieres puedes dejármelo a mí, se a quien pedírselo y además esta persona es alguien que te quiere mucho, creo que se pondrá feliz en el momento que le diga que nos vamos a casar.
Fernanda ¿te gustaría venir conmigo? Te puedo asegurar que no te trataran mal, esta persona fue una de las únicas que te defendió cuando todos te atacaban, ¿vamos?
Yo me le quede mirando realmente no podía adivinar de quien hablaba, no le conteste, solo moví mi cabeza en un sí y él tomo mi mano, me llevo a la casa que teníamos a un lado, ahí vivía la señora Pina y el señor Hugo.
El señor Hugo era un trabajador del ferrocarril, trabajaba junto con mi padre, de hecho, era su jefe; la señora Pina era una mujer noble, que nunca se metía en problemas y por lo que sabia odiaba los chismes, era alguien devota, estaba apegada a Dios.
Eran las dos personas más respetadas del pueblo, tenían un hijo de nombre Ángel, que se encargaba de recoger en una carretilla la basura del pueblo y la tiraba a las afueras del pueblo en un lugar baldío, que se designó para la basura.
Su casa era de las más grandes y hermosas del pueblo, era de las pocas que había de material; nos acercamos a la puerta y Jorge toco tres veces, esperamos unos segundos cuando el señor Hugo nos abrió la puerta.
Tengo que decir que me puse nerviosa, aprete la mano de Jorge y agaché la cabeza, realmente sentí algo de vergüenza al ver al señor Hugo, un hombre tan perfecto, honorable y tan noble, me sentía pequeña al estar enfrente de él.
Hugo nos dio las buenas noches y nosotros contestamos su saludo, nos hizo pasar a la sala, que era bastante elegante, muebles acojinados, hasta tenían una televisión era cuadrada y grande; en el pueblo pocas familias podían darse este lujo y ellos tenían una, que en el momento que entramos me di cuenta de que la estaban viendo.
La señora Pina apago la televisión para atendernos y mando a Ángel a su habitación; en estos tiempos los menores de edad no podían estar en pláticas de adulto y Ángel solo tenía 13 años, como respeto para nosotros su padre le ordeno que se fuera a su habitación y el jovencito solo nos dijo con permiso, educadamente se retiró.
El señor Hugo nos invitó a sentarnos y la señora Pina nos ofreció algo para tomar, nosotros aceptamos un vaso de agua; nos trajo el vaso de agua y unas galletas que ella había ordenado.
Cuando la señora Pina se sentó al lado de su esposo, Jorge empezó a decir. – Disculpen por molestarlos a estas horas, pero queríamos pedirles que fueran nuestros padrinos de bodas, nos vamos a casar el próximo sábado.
Se que esto es algo precipitado, pero es lo que nosotros queremos y para nosotros sería un honor que fueran nuestros padrinos de boda, ¿si pueden?
Yo apenas volteaba a verlos, la verdad sentía que dirían que no, pero en el momento que Jorge termino de hablar la señora Pina se puso de pie y se acercó a mí, hizo que me pusiera de pie me dio un fuerte abrazo, se miraba feliz con la noticia, no espero que el señor Hugo contestara, ella dijo con una voz llena de emoción. – Si queremos ser sus padrinos de bodas ¿Cuándo serán las pláticas del padre?
Yo apenas pude decirles gracias, Jorge fue quien le contesto, le dijo que era el sábado a las 4 de la tarde en la iglesia los esperaría el sacerdote; una vez que contesto el señor Hugo se levantó y lo abrazo con fuerzas, era la primera vez que lo miraba sonriendo, se miraba feliz, parecía que la noticia de la boda lo había hecho sentirse feliz por nosotros.
Tambien me abrazo a mí y me felicito por la boda, los dos se miraban tan emocionados, que empezaron hablar sobre la boda, si ya teníamos todo listo. Jorge fue quien contesto todas sus preguntas y les dijo que ya tenían todo, pero ellos no querían solo ir sin nada, Hugo nos aclaró que ellos iban a darnos los anillos de boda, también pensaban poner un grupo de músicos para la fiesta.
No me esperaba esto, pero me hizo sentir tan feliz que ellos por lo menos no me miraban mal, que se alegraban por nuestra boda; nos quedamos hablando con ellos hasta las 8 de la noche, Jorge los invito a cenar con nosotros y ellos aceptaron, esperamos unos 10 minutos a que la señora Pina se cambiara.
Fuimos al restaurante el pequeño Ángel fue con nosotros, nos sentamos en una de las mesas más alejadas de la puerta; la señora Margarita se acercó a la mesa, era la dueña del lugar junto con su familia, ella siempre se encargaba de tomar los pedidos, su esposo estaba en la cocina, junto con la mamá de la señora Margarita.
La señora Pina pidió un plato de posole, el señor Hugo pidió tres tostadas de pata de puerco, Ángel pidió dos tacos de asada, Jorge pidió cuatro burritos de carne y yo pedí tres quesadillas con carne, con bastante salsa de chile que ellos preparaban.
Jorge sonríe al escuchar lo que pedí sonríe, si fue por el chile, algo que ya me había comentado y tenía razón me gustaban las cosas enchilosas; al terminar de hacer nuestro pedido, la señora Pina dijo. – Margarita, ¿ya felicitaste a Jorge y a Fernanda? ¿se van a casar el próximo domingo? Nosotros seremos sus padrinos de boda, son la pareja perfecta.
Yo volteo a ver a la señora Pina, no me esperaba que ella anunciara nuestra boda, fue algo extraño, ella no era una persona que le gustara el chisme y esta vez la forma en lo dijo, sus palabras se sintieron algo agresivas, como si estuviera deja en claro algo.
Creo que, si lo hizo con un doble sentido porque Margarita volteo a verme con una mirada asesina, parecía que no le había gustado nada la noticia y la escuche decir. – No sabía que Jorge estaba comprometido y menos con Fernanda.
Los felicito por su boda, estaré esperando mi invitación para ir a festejar este gran momento de su vida y claro que tambien felicito a Jorge ya que pronto va a ser papá ¿verdad?
No había duda Margarita estaba molesta con la noticia, tanto que menciono lo del bebé y lo hizo en una forma de pregunta, como si ella supiera algo; lo que dijo no me gustó nada, quería callarla, decirle que no se metiera en mi vida y a demás no era necesario mencionar lo de mi bebé, se suponía que estaba claro que Jorge era el papá ya que se iba a casar conmigo.
Estaba tan molesta, que mi mente se empezó a nublar, no pensaba quedarme callada, tenía que ponerla en su lugar, aunque al final yo me viera más mal al insultar a una persona mayor.
Negocio de la costura y el bordado hacer vestidos para damas con bordados únicos eso a la larga da dinero quien sabe hasta modista llegas ser . Todo es posible