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El Amor Verdadero

El Amor Verdadero

Status: Terminada
Genre:Completas / Contratadas / Madre soltera / Reencuentro / Matrimonio arreglado / Amor-odio
Popularitas:2.6M
Nilai: 4.6
nombre de autor: viviana ramoa

Todo lo que hace una mamá por el bien de su hijo.
Anastasia una joven mamá que se verá obligada a tomar una drástica desicion para salvar la vida de su hijo.
Podrá Anastasia salvar asu hijo y también encontrar el amor verdadero.

NovelToon tiene autorización de viviana ramoa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

el sueño de toda mujer

Al día siguiente, cuando me desperté, seguí mi rutina de todos los días: levantarme temprano e ir a correr en la plaza del pueblo.

Después de regresar a casa, me aseé y me vestí para ir a la casa del sobrino de Juan. No soy de usar vestidos y esas cosas; mi estilo es más de jeans y remeras. Me puse un jean rasgado y una remera blanca un poco corta, dejando ver mi ombligo. Sin embargo, mi pantalón era de cintura alta, cubriendo perfectamente las estrías que quedaron después de mi embarazo. Eso no me molestaba para nada.

Cuando salí de mi habitación, me encontré con la señora Emma tomando su mate.

—Por tu cara, ya me doy cuenta de que para nada es un buen día para ti — me dijo la mujer que estaba sentada en el sillón verde floral, preocupada por mi, tenia grandes ojeras. Cada día se me más apagada.

—No pude dormir en toda la noche, pensando en lo que va a pasar hoy —respondí, sentándome al lado de la rubia, que me miraba con ternura.

—Cariño, no le des tantas vueltas. No te hace bien, por favor —dijo la señora con lágrimas en los ojos. Le partía el corazón ver a esa pobre mujer, a quien amaba como a una hija—. Sé que nada en tu vida es fácil, que tal vez todo sea injusto contigo, pero... mírate, mi amor, estás totalmente apagada —continuó, limpiando sus lágrimas. Todavía no comprendía por qué la vida era tan injusta con la pobre muchacha.

—Trato de repetirme eso a mí misma una y otra vez: que debo ser fuerte. Y aunque por fuera me vea apagada, por dentro tengo todas las fuerzas para seguir luchando por mi hijo. Te lo juro, voy a salvarlo, eso te lo prometo, Emma —dijo, limpiando las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.

—Yo lo sé, cariño, sé que vamos a encontrar una solución a todo esto y que muy pronto todas tus lágrimas serán solo de felicidad. Solo confía, hermosa —dijo la rubia, levantándose para abrazarla.

—Ve a maquillarte un poco. En serio, hoy lo necesitas, cariño —dijo la mujer, acariciando suavemente los rizos, que cubrían toda su espalda.

—¿Tan horrible me veo? —pregunto en respuesta con una sonrisa, antes de fundirse nuevamente en un cálido abrazo con la rubia.

—No tanto, pero sí necesitas maquillarte. Anda, ve, cariño —volvió a decir, empujándole levemente.

Cuando me dirigía a mi habitación, me encontré con Juan, que venía ya con la maleta en mano, preparado para ir a trabajar.

—Buenos días, Ana —dijo con ternura el viejo doctor, apoyando levemente su mano en mi hombro.

—Buenos días, doctor. Qué guapo se ve hoy —respondí con una sonrisa que mostraba mis perfectos dientes blancos.

—Me siento muy halagado de recibir los buenos días de semejante mujer —respondió el doctor, abrazándome como si fuera su hija, esa hija que Dios jamás le permitió tener.

—¿Te irás a lo de mi sobrino, Ana? —preguntó con cierto interés.

Solté un largo suspiro y, apartando un rebelde mechón de cabello que me estorbaba, respondí:

—Sí, iré a hablar con él. Anoche hice un cálculo de cuánto más o menos voy a necesitar para viajar y cuánto me costará la cirugía para el trasplante. Son muchos gastos todavía, Juan, necesito mucho dinero. Solo espero que tu sobrino pueda prestármelo o... no sé —dije, desesperada.

—Anoche también estuve pensando en eso. Si conseguimos el donante, le practicamos la cirugía de inmediato a Lucas. Solo que la Fundación cubrirá el 25% de los gastos de la operación, y la cirugía cuesta 38 millones, Ana —explicó el viejo doctor, preocupado.

—Juan, necesito mucho dinero. Para viajar, más o menos necesito entre 20 y 30 millones. Si consigo el dinero, tengo pensado irme solo una semana. Tengo algo de dinero en casa y también todo lo que he ahorrado del trabajo. Después podría ver si consigo un préstamo en el banco del pueblo.

—Ya nos preocuparemos por eso después, Ana. Ahora lo importante es que consigas el dinero para viajar y hablar con el padre de tu hijo —propuso el hombre.

—Sí, lo sé, Juan. Solo espero que Óscar quiera ayudarme con mi bebé —dije, bajando la cabeza.

—Yo también, Ana. Es nuestra única esperanza para salvar a Lucas —dijo Juan, soltando un largo suspiro. Deseaba poder ayudarme en esos momentos; no soportaba verme sufrir de esa manera. Era una muchacha tan joven que no merecía pasar por todo lo que ya había pasado. En el fondo, también rogaba a Dios que su sobrino me ayudara, aunque sabía perfectamente que su ayuda me costaría muy caro.

—Así es, Juan. Bueno, tengo que irme porque después iré a recoger a Lucas del hospital —dije emocionada. Era fin de semana, así que podría traer a mi hijo conmigo a casa y pasar momentos únicos juntos.

—Está bien, vete, porque si llegas tarde, capaz que mi sobrino ya no te reciba —dijo el viejo doctor con diversión.

---

**Anastasia**

Después de hablar con Juan, me dirigí a mi habitación para maquillarme un poco y así poder disimular mi mala cara.

Cuando llegué al gran portón de la hacienda, vi a dos hombres armados vigilando.

Me acerque para hablarles.

—Buenos días, vine a ver al señor Antonio —les dije al hombre en un tono muy amable.

Ninguno de los dos me habló, solo uno de ellos me abrió el portón para que pudiera pasar.

Cuando entré, pude observar una gran casa de mas de un pisos que parecía un poco antigua, pero se veía preciosa. Ni hablar del hermoso jardín que la rodeaba. Recuerdo que cuando vivíamos con mi abuelo, siempre me dedicaba a plantar todo tipo de plantas y flores. Me encantan las palntas y las flores.

Me dirigí hacia la gran puerta de la casa.

Frente a la puerta, había cabezas de diferentes animales hechas de barro, que le daban un toque especial.

Sin más, toqué el timbre y, en cuestión de segundos, la puerta se abrió, apareciendo una mujer de unos 60 años, muy hermosa.

—Buenos días, vengo a ver al señor Antonio —le dije a la señora, que me sonrió muy amablemente.

—Usted debe ser la señorita Anastasia —me dijo la señora.

Solo asentí con la cabeza, y luego ella volvió a hablar.

—Pase, señorita. Acompáñeme; el señor la espera en su oficina —dijo, dándome espacio para entrar. Si por fuera la casa era preciosa, por dentro era el triple de hermosa. Sus paredes, sus muebles, todos los detalles eran perfectos, al menos para mí.

Sin más, seguí a la mujer por un corto pasillo hasta llegar a una gran puerta.

—Es aquí, señorita. Toque la puerta y espere su autorización para entrar —me recomendó la señora, que luego se perdió por donde habíamos venido.

Hice lo que me dijo: toqué la puerta y esperé la respuesta del otro lado. Después de unos pocos minutos, que para mí fueron eternos, escuché una voz gruesa y varonil que me permitió la entrada.

La verdad, no estaba tan nerviosa. Después de todo lo que he pasado, ya casi nada me sorprende, o alemenos eso pensaba yo.

Cuando abrí la puerta y entré, pude observar lo linda que se veía esta oficina. En esta casa, todo era perfecto. También pude ver que el señor estaba de espaldas a mí, mirando por la gran ventana de su despacho. No dije nada, solo me distraje observando y apreciando lo hermoso que era todo lo que había allí, hasta que una voz gruesa y fría me sacó del paraíso en el que estaba.

—¿Viniste a observar o viniste a hablar conmigo? —me dijo, dándose la vuelta para clavar su mirada en mí, lo que hizo que empezara a ponerme nerviosa.

No pude evitar tragar saliva ante la intensidad de su mirada. Su aspecto no mostraba amabilidad en lo más mínimo; más bien, parecía frío y sin escrúpulos.

Pero no podía dejar de notar lo perfecto y atractivo que era.

Joder, qué hombre tan perfecto. A pesar de estar cerca de los 40, era guapísimo. Su rostro parecía hecho por los mismos dioses, y ni hablar de su cuerpo. Este hombre era el sueño de cualquier mujer.

Tenía el cabello negro, al igual que los ojos, y la poca barba que se esparcía por su cara lo hacía ver aún más atractivo.

Pero, ¿en qué estoy pensando? Concéntrate, Ana, concéntrate en lo que viniste a hacer.

1
Ana Maria Hernandez Silva
Excelente
Keyla M Borrero
🔥🔥🔥🔥🔥🔥😍
Lorena Angulo
muy buena
Lorena Angulo
que rico 😋🔥🔥
Lorena Angulo
este hombre si es muy pendejo
Lorena Angulo
pues más cobarde sería si se fuera
Lorena Angulo
no entiendo porque no la hecha yaaaa
Lorena Angulo
que le cuesta decir para dónde va 🙄
Lorena Angulo
nada de una vez hecha la de la casa los problemas se cortan de raíz
Lorena Angulo
me hizo llorar ese capítulo 😭😭😭
Ytsora Soto
La leí de nuevo gracia es muy bella , lloro y me entretengo
Leonys Maria Bermudez
Bueno
Lorena Angulo
uno de madre hace todo por su hijo
Benita Tamayo
Bueno
Liliana Gonzalez
y para de ma cada o ye cuaave y por ajatama pe y pesaje cuera
Liliana
gracias autora
Yovana Otero Peluffo
Bueno
Viveros Karina
me encantó la historia bella siga asi
Maria Angelica Guillaume
No aprende mas este hombre!!!
Zulma Gómez
Excelente
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