Astrid Morano, hija de la poderosa líder de la mafia italiana, regresa a Estados Unidos con la fachada de estudiar en el exclusivo instituto Blackwood mientras resuelve una misión.
Tres apuestas peligrosas se entrelazan en su vida:
1. Seducción doble: Astrid apuesta con su mejor amiga Nadia seducir a los irresistibles hermanos Escott.
2.Desafío familiar: Su hermano Erick apuesta conquistar a la inalcanzable Nadia, con quién se lleva mal desde la infancia.
3. Amor prohibido: Nadia apuesta que su amiga Meredith no podrá enredarse con el apuesto profesor de matemáticas.
Entre amor, balas y secretos de familia...
Una apuesta que comenzó como un juego, terminó en un amor que cambió todo.
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2. REGRESO A MINNESOTA
Al día siguiente, me subí a un avión con destino a Minnesota.
Después de un vuelo de casi 10 horas, llegué al aeropuerto internacional de Minneapolis-St. El clima fresco y húmedo me golpeó como un abrazo familiar después del calor seco de la Toscana.
Solo tenía en mi mente la misión por la cual había regresado: Averiguar quién es el traídor y recuperar el cargamento.
El cargamento 'Eclipse' contenía armas de alta tecnología y alta cantidades de drogas valiosas, y su pérdida podría debilitar significativamente nuestra posición en el mercado negro.
Mientras esperaba mi equipaje, saqué mi teléfono y revisé los archivos que mi madre me había enviado sobre el caso:
- El robo ocurrió en el puerto de Duluth, Minnesota.
Necesitaba actuar rápido para descubrir al traidor y recuperar el cargamento, pero antes tengo que mantener un perfil bajo durante un mes.
Después de recibir mi equipaje, tome un auto de lujo que Erick había enviado por mí y me dirigí a nuestra propiedad en Lakeville, un exclusivo vecindario de mansiones y jardines perfectamente cuidados, habitado por familias de alto poder adquisitivo y conexiones políticas.
La casa de mi familia apareció ante mí, una impresionante mansión, todo seguia igual. Recuerdos de mi infancia invadieron mi mente, llenándome con un fuerte sentimiento de nostalgia; aquí había vivido las mejores etapas de mi infancia, hasta que mi padre murió y tuvimos que regresar a Italia.
Bajé del auto y me dirigí hacia la entrada de la mansión.
Al entrar a la mansión, me encontré con mi hermano Erick, quién me estaba esperando en la sala principal.
— Bienvenida, pequeña pulga—, dijo, abrazándome fuerte.
—Odio que me llames así — dije devolviéndole el abrazo.
Me separé de él y miré alrededor, notando la familiaridad del lugar, pero también los cambios sutiles que Erick había hecho desde que se mudó aquí hace un año.
—Erick, todo luce impresionante—, dije.
Él sonrió y me guió hacia el interior de la casa.
—Madre quería que te sintieras como en casa mientras estás aquí. Y, por supuesto, también para que puedas enfocarte en tu... misión—, dijo con una mirada seria.
En ese momento, un hombre mayor con ojos penetrantes y una presencia imponente salió de las sombras.
—Este es Marco, nuestro mayordomo y... otro tipo de apoyo—
Después de presentarse, Marco me saludó con una inclinación de cabeza y dijo:
—Señorita Astrid, es un placer tenerla de vuelta en casa. Estoy a su disposición.—
Erick sonrió y continuó:
—Marco te ayudará con todo lo que necesites durante tu estancia. Ahora, ven, te mostraré tu habitación.—
Me guió hasta una habitación espaciosa y elegante con una vista impresionante desde el balcón:
Podía ver nuestro vecindario exclusivo, con mansiones perfectamente cuidadas, y un poco de una habitación de la mansión, justo al frente, cuya ventana quedaba casi en línea con mi balcón.
Sobre la cama, había un uniforme del Instituto Blackwood.
—Mañana mismo empiezas las clases—, dijo Erick. —Madre quiere que te integres rápidamente y mantengas una buena tapadera.
Al rato, sentí el timbre de la mansión, supuse quien era.
Me dirigí a la puerta para abrirla y Nadia, mi mejor amiga desde la infancia, se lanzó a mis brazos con un abrazo fuerte.
—Astrid, ¡cuánto tiempo! Estás aún más hermosa que en mis recuerdos—, exclamó la rubia, retrocediendo para mirarme de arriba a abajo.
Sonreí, sintiendo una emoción profunda al reencontrarme con ella después de tantos años.
—Y tú sigues siendo la misma Nadia divertida y curiosa que siempre me metía en problemas—, dije riendo.
Nadia se rió y me tomó del brazo, arrastrándome hacia el interior de la casa.
—Erick está aquí, ¿verdad? No me saludó cuando llegué—, comentó con una nota de ironía en su voz.
Asentí, sabiendo que la relación entre Nadia y Erick siempre había sido tensa desde la infancia.
—Sí, está aquí. Y parece que sigue sin tener paciencia contigo—, dije sonriendo.
Nadia puso los ojos en blanco y dijo:
—Siempre ha sido un aburrido. Pero tú, Astrid, eres la única persona que puede soportarlo.—
Me reí y la llevé a mi habitación, cerrando la puerta para tener privacidad.
—Astrid, estoy tan emocionada de que estés de vuelta en el Instituto Blackwood conmigo—, exclamó Nadia.
—Ya he planeado todo: mañana después de clases, te llevaré a recorrer la ciudad para que te pongas al día de todo lo que te perdiste.—
Sonreí, sintiendo nostalgia por aquellos días.
—Me encantaría. ¿Y en el instituto? ¿Con quiénes voy a compartir clases?—
Nadia sonrió maliciosa.
—Conmigo, por supuesto... y también con Meredith y Hanna. Las tres estamos emocionadas de tenerte de vuelta en nuestro grupo.—
Me alegró escuchar eso, ya que aunque estuve en Italia, siempre mantuve contacto con ellas a través de mensajes y videollamadas.
—Estoy emocionada de verlas también. ¿Qué tal les ha ido en estos años?—
Nadia se sentó más cerca de mí, con una sonrisa traviesa.
—Las cosas en el instituto siguen siendo interesantes, Astrid. Meredith, Hanna y yo seguimos siendo las reinas del grupo de estudiantes... pero tenemos un problema con las porristas lideradas por Patricia y su amiga Sarah.—
Me reí, recordando las rivalidades del pasado.
—¿Siguen siendo tan odiosas como siempre?—
Nadia asintió dramáticamente.
—Peor. Patricia siempre está intentando humillarnos en las redes sociales y Sarah es su sombra tóxica.—
Luego, se inclinó hacia mí con una sonrisa pícara.
—Pero lo mejor de todo... es que Meredith está OBSESIONADA con el nuevo profesor de matemáticas, Jaxon Krasnov —
Me morí de risa.
—¡Eso es genial! ¿Es guapo como dicen las redes?—
Nadia asintió con entusiasmo.
—¡Más guapo! Tiene unos ojos azules impresionantes y una sonrisa que derrite...—
La noche había caído sobre nuestra exclusiva vecindad y Nadia se levantó de mi cama, estirándose con una sonrisa.
—Debo irme, Astrid. Mañana te espero a las 7:30 am en tu puerta, nos vamos juntas al Instituto Blackwood.—
Me reí, sabiendo que vivía a solo dos casas de distancia.
—Perfecto, te veo mañana entonces. Gracias por la charla nocturna.—
Nadia me abrazó brevemente antes de salir de mi habitación.
Mientras la acompañaba a la puerta principal, Erick apareció en el pasillo, cruzado de brazos y con una expresión de fastidio.
—Qué alivio que se vaya. No soporto verle la cara a Nadia—, dijo en voz baja.
Nadia se detuvo en la puerta y se volvió hacia Erick con una sonrisa sarcástica.
—Siempre tan encantador, Erick. Buenas noches, Astrid—
Después de que Nadia se fue, Erick se acercó a mí y cerró la puerta principal, luego se volvió hacia mí con una expresión seria.
—Astrid, necesito saber... ¿qué sabes sobre la misión para recuperar el cargamento 'Eclipse'?—, preguntó Erick.
—No te preocupes por los detalles, Erick. Me voy a encargar de todo—, dije con confianza.
Erick me miró fijamente, buscando más información.
—Astrid, esto es serio. Madre está muy preocupada por la seguridad de nuestra familia y el cargamento ...—
Lo interrumpí con una sonrisa tranquilizadora.
—Lo sé, Erick. Y precisamente por eso, déjame manejar esto. Estoy preparada.—