A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
NovelToon tiene autorización de Corinne Palmer. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La cena.
El día estaba por terminar, y Penélope se dispone a salir de trabajar y en el camino probar golosinas del lugar, quedando enamorada del chocolate. Sus mejillas y labios son manchados por el dulce chocolate, sin importarle que la estén mirando ella continúa en su mundo.
Ese chocolate le había hecho olvidar el mal momento que había pasado con Dennis, y como Evan la defendió en ese momento. Pensó en mudar ahora que tiene trabajo, quería averiguar sobra algunas viviendas en venta pero su sueldo no era suficiente.
Mientras espera el autobús, se pone sus auriculares escuchando su banda de k-pop favorita. El autobús llegó y ella lo abordo, y se sentó al lado de la ventana en donde podía ver como la noche abraza el mar y como la estrellas marcan un camino sin límite.
Cuando se bajo a dos cuadras de la casa de su tía, empezó a escuchar música proveniente de la casa, se quedo unos minutos a fuera y le mando mensaje a su tío preguntándole si podía ingresar, pero no obtuvo respuesta alguna.
—¿Qué haces afuera? — la voz de Dennis, la asusto.
—¡Qué carajo! — dejó caer la bolsa con los chocolates.
—Tus padres no te educaron muy bien. — levanta la bolsa, para sacudirla.
—Eso no te importa. — respondió apretando los dientes.
—Tienes que venir conmigo. — sujetando su mano. — Vamos Croissant. —
—¡No me toques! — lo abofetea.
Aquel golpe, provocó en Dennis una reacción que Penélope no sabía que estaba provocando, aquella bofetada dejó confundido a Dennis, los ojos de Penélope se encuentran con los de él, pero si mirada vacía y relajada, le provocó escalofríos a la menor.
El portón de la casa de la tía se abre y Sofía sale emocionada mirando los como la tensión crece entre los dos.
—¡Penni! Rápido ve con Dennis, se afrocio a dejar que te cambiaras en su casa. — al escucharla, Penélope se sintió culpable.
—¿Vestirme para que tía? — ella evadió la pregunta.
—Dennis por favor, llévatela.— Él a siente y vuelve a sujetar su mano.
Dentro de la casa de Dennis, se arrastrada a su habitación en dónde encuentra una caja verde con un moño blanco sobre la cama y otra más pequeña pero violeta con un moño rosa. Dennis no dijo nada y sólo la soltó saliendo de la habitación, dejándola sola. En el pasillo se recosto cruzado de brazos, pensando en aquellos ojos que su mente recordaba con un sentimiento de preocupación.
—Quita esa mirada. — se golpea la cabeza con la pared.
—¿Dennis? — la vos de la menor, lo alerta.
—¿Que sucede? — pregunto abriendo un poco la puerta.
—No lo sé, yo tampoco se nada. — mintió.
La puerta se abre despacio dejando ver a Penélope vestida como una chica de 25 años y no una de 20 años. Recuerda que su prima Gloria quien le entre las cajas, sonreía de manera traviesa y divertida. Los ojos de Dennis viajan por todo el cuerpo de Penélope, haciendo la sentir incómoda a la menor.
Apenada sale por la puerta, quejandose la pollera ya que se le subía cuando camina, la mirada de Dennis se relaja cuando nota que los labios de Penélope ya no son de color una tono rosa pálido, sino de una bordó fuerte que resalta su piel blanca.
Se acercó a ella, y con una mano cierra la puerta acorralandola contra la puerta, sus mirada se pierde en la mirada de Penélope, en cambio ella se siente pequeña cuando, nota que el cuerpo del contrario es mucho más grande. Dennis, respira lento pero profundo con su otra mano la deja sobre su rostro y con la yema de su pulgar, le quita el maquillaje de sus labios.
—Eso color te queda feo. — agregó alejándose de ella.
—Eres un estúpido. — se te toca el labio.
—Rápido que están esperándote. — aviso, bajando por las escaleras.
Vuelven a la casa de Sofía, y todo parece estar tranquilo y que nada malo pasará, pero las risas de personas, la música que se escuchan proveniente del patio, la hacen poner nerviosa. Se detiene enfrente del portón y Dennis nota su nerviosismo.
—¿Croissant, estas bien? — pone su mano en la boca del estómago.
—No quiero entrar, me quiero ir a mi casa. — su voz se apaga.
—Tranquila, oye mirarme... — sujeta su rostro, con ambas manos. — Te prometo que no es nada malo. —
Ella respira a la par de Dennis, haciendo que se tranquilice sus ojos se vuelven a encontrar, haciendo que aquella tensión que creyeron que se apagó, se encienda de nuevo.
Sus manos bajan a los brazos de Penélope, sujetandola por los codos pero sus dedos quieren seguir subiendo, sus pies dan una paso hacia adelante, haciendo que Penélope levante un poco más su cabeza, para mirarlo a los ojos.
Cuando la voz de Sofía los interrumpe, ambos se alejan con vergüenza y Penélope se acerca a su tía para preguntarle del por qué el cambio de ropa, pero ella sigue sin decirle nada. Sofía la obliga a entrar y Dennis las sigue por detrás, en el patio de atrás dos mesas largas con gente que ella no conoce le aplauden y la gritan "Bienvenida"
Aquella confusión la hace retroceder, ella no quería nada de esto, pero aún así respiro profundo y avanzó a la par de su tía, quien la hace saludar a cada uno de los invitados, presentando los como sus familiares, sus primos, y amigos de la familia que conocieron a sus padre, hasta llegar a las personas principales, sus abuelos.
—Penélope... Quiero presentarte a Justina y Alfonso, García, ellos son tus abuelos. — ganó alegre Sofía.
—Un gusto conocerlos. — dijo evitando el contacto.
—Es obvio que te falta educación. — agregó de mala manera Justina. — ¿Cuantos años tienes niña? —
—Me llamó Penélope, no niña y tengo 20 años. — se expresó tranquila y con una leve sonrisa.
—Como era de esperarse, educada por un Argentino.— se expresó Alfonso. — Pero aquí tenemos una de las mejores academias para señoritas. —
Al escucharlo, Penélope levanta una ceja y sonrisa de lado dejándolo que creyera su propia mentira, en cambio Sofía notó la molestia de su sobrina y mira hacia atrás encontrándose con la mirada de Evan, le hace señales para que la alejara.
—Bueno, Penni... ¿Porque no te vas a tomar algo? — los ojos de la menor se fijan en Alfonso.
—¿Papá porque eres así? — el hombre se encomendó de hombros.
—Esta familia no tendrá a una Argentina como miembro, su padre provocó que mi hija de vuelva una adicta al alcohol... — reclamo, molesta casi gritando.
—Papá baja la voz. Por favor. — imploró Sofía.
Durante la cena, Penélope fingió comer aunque los demás no lo notaron, Dennis que no la había estado observando desde que salió de su casa, si lo notó. Bebida, tras bebida Penélope vaciaba los vasos que Gloria y James le daban, hasta hacer que Evan los regañara. En cambio Dennis que sólo la podía ver a ella, Rogelio notó la manera en la que el hombre ve a su sobrina, se sintió cómodo pero preocupado a la vez.
Los comentarios de Justina hacia la madre de Penélope, que la hacían ver cómo una víctima del alcohol, hace que la menor quiera sacarse los ojos y sevirselos en un trago, pero no había peor cosas que comentar sobre su padre. Alfonso que no tenía ningún problema con eso, agregaba comentarios que molestaban a la menor, haciendo la sentir de menos y para acabar la noche, Gloria no tuvo mejor idea que agregar un tema más a la carga de flechas hacia Penélope. Su gordura.
Antes de que empezará hablar, Penélope nota un moreton en el brazo de Gloria.
—Por cierto prima... — dio un bocado a su comida. — ¿La ropa te queda bien? —
—Gloria, no empieces. — regaño Rogelio.
—Es que siento que no es su talle, siento que debi comprar dos talles más. — Penélope sus pies, mirando el plato de comida.
—Tranquila Prima, la ropa se me acomoda bien
— sonríe apenada.
—¿Cuanto estas pesando? — pregunto Justina.
—No lo sé. — dejó el tener a un lado.
—Deberías dejar de comer un día, y pensar en que un día de estos no encontrarás ropa de tu talla. — con sus uñas rasguño con cuidado sus piernas. — Será difícil conseguir te ropa adecuada. —
—Tranquila yo puedo conseguirla. — respondió de manera apagada.
—Mamá, basta deja que coma. — hablo con una sonrisa.
—Sólo quiero que mi otra nieta, se vea bien ante la familia y la sociedad. — Gloria mira de reojo a Penélope. — Quiero que sea tan hermosa como mi querida Gloria. —
Justina sujeta la mano de Gloria y ambas sonríen feliz, Penélope al ver la escena desvía la mirada y en la otra punta se encuentra con ojos de Dennis quien no la deja de mirar. Aquellos ojos que la hacen sentir de manos recordando lo que él le dijo a Evan afuera de la tienda de velas. Cierra los ojos y vuelve a respirar profundo, siente ganas de vomitar pero no quiere levantar sospechas al hacerlo justa en la cena, las risas y conversaciones llenan el lugar.
Evan que notó lo incomoda que Penélope esta sujeta su mano y ella lo observa, pero no puede ignorar la sensación del hombre de la punta de la mesa, que no deja de observarla. Intenta sonreír pero no puede, intenta comer pero las náuseas no le permiten abrir sus labios, intenta borrar esos comentarios de su casa pero las voces lo repiten.
Ese noche, Penélope quería morir. Esa misma noche, sólo durmió en el suelo llorando por su padre, por su abuela que la cuidaba antes de mudarse. Lloro hasta quedarse dormida. Como otras noches.