"Susurros en la Noche" es una novela de romance y misterio que sigue a clara y Alex, dos jóvenes unidos por la trágica desaparición de sus madres, mientras desentrañan oscuros secretos en un antiguo faro que conectan sus destinos.
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Secretos Revelados
La casa de Doña Rosa estaba impregnada de un aroma a hierbas secas y madera envejecida. Clara y Alex se sentaron en el pequeño salón, rodeados de retratos enmarcados de generaciones pasadas. La anciana los observaba con una mezcla de preocupación y curiosidad, como si estuviera sopesando el peso de sus palabras.
“¿Por qué el faro es tan importante?” preguntó Clara, rompiendo el silencio que se había instalado. “¿Qué sucedió realmente allí?”
Doña Rosa suspiró, sus ojos reflejando un profundo conocimiento. “El faro ha sido un lugar de esperanza y desolación. Durante años, ha guardado secretos que muchos prefieren olvidar. Sus madres, Clara, estaban involucradas en algo más grande de lo que imaginan.”
Alex se inclinó hacia adelante, su voz llena de urgencia. “¿Qué tipo de involucramiento? ¿Qué les pasó?”
“Todo comenzó con la leyenda del guardián,” comenzó Doña Rosa, su voz temblando ligeramente. “Se decía que el faro era un punto de conexión entre este mundo y otro. Aquellos que buscaban respuestas a menudo eran atraídos por su luz, pero no todos regresaban.”
Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. “¿Y nuestras madres? ¿Estaban buscando respuestas?”
“Sí,” respondió Doña Rosa, su mirada fija en Clara. “Ambas creían que podían desentrañar un misterio que había atormentado a sus familias durante generaciones. Pero lo que encontraron fue algo que no podían controlar.”
“¿Qué encontraron?” preguntó Alex, ansioso por conocer la verdad.
“Un ritual antiguo,” explicó Doña Rosa. “Se decía que podía abrir un portal a otras dimensiones, pero también podía traer consecuencias devastadoras. Sus madres, impulsadas por el amor y la desesperación, decidieron intentarlo.”
Clara se sintió abrumada por la revelación. “¿Intentaron abrir un portal? ¿Eso fue lo que las llevó a desaparecer?”
“Exactamente,” asintió Doña Rosa, su voz llena de tristeza. “El ritual se llevó a cabo en el faro, pero algo salió mal. Las luces del faro brillaron intensamente, y luego… silencio. Nadie volvió a verlas.”
Alex apretó los puños, su frustración palpable. “¿Y si hay una manera de traerlas de vuelta? ¿Podemos intentar el ritual de nuevo?”
“No es tan simple,” advirtió Doña Rosa, su tono grave. “El portal puede ser inestable. Lo que se abre puede no cerrarse. Deben estar preparados para enfrentar lo que venga.”
Clara miró a Alex, sintiendo la conexión entre ellos fortalecerse. “Si nuestras madres intentaron esto por amor, nosotros también debemos hacerlo. Necesitamos respuestas, y si eso significa arriesgarnos, lo haremos.”
Doña Rosa los observó con una mezcla de admiración y temor. “Si están decididos, necesitarán más que solo valor. Deben encontrar los elementos del ritual, que están repartidos por el pueblo. Cada uno tiene un significado especial.”
“¿Cuáles son esos elementos?” preguntó Alex, su determinación creciendo.
“Primero, necesitan un medallón como el que encontraste,” dijo Doña Rosa, señalando el objeto en la mano de Clara. “Luego, deben conseguir una vela de cera de abeja, que simboliza la luz en la oscuridad. También necesitarán agua del océano, que representa la conexión entre los mundos, y finalmente, un objeto personal de cada una de sus madres.”
Clara sintió el peso de la responsabilidad. “¿Dónde podemos encontrar esos objetos?”
“Las velas se venden en la tienda de la señora Elena, el agua del océano está a solo unos pasos del faro, y los objetos personales… eso dependerá de ustedes,” explicó Doña Rosa, su voz suave pero firme. “Recuerden, el amor es poderoso, pero también lo es el miedo. No dejen que la oscuridad los consuma.”
Con el corazón acelerado, Clara y Alex se levantaron, agradeciendo a Doña Rosa por su ayuda. Mientras salían de la casa, el aire fresco de la noche les dio un renovado sentido de propósito.
“Primero, vamos a la tienda de la señora Elena,” sugirió Alex, su mente ya en marcha. “Después, podemos ir al océano. Juntos, encontraremos lo que necesitamos.”
Mientras caminaban por las calles desiertas, Clara no podía evitar sentir que estaban a punto de cruzar un umbral. La búsqueda de sus madres los llevaría a un camino lleno de peligros, pero también de esperanza. La conexión entre ellos se sentía más fuerte que nunca, como si sus destinos estuvieran entrelazados en una danza antigua.
Al llegar a la tienda, la señora Elena los recibió con una sonrisa cálida. “¿Qué les trae por aquí a estas horas?”
“Necesitamos una vela de cera de abeja,” respondió Clara, sintiendo la urgencia en su voz. “Es para un ritual.”
La expresión de la señora Elena cambió, como si entendiera más de lo que decía. “¿Un ritual? Deben tener cuidado. La luz puede ser tanto una guía como una trampa.”
“Lo sabemos,” dijo Alex, su mirada decidida. “Pero necesitamos hacer esto.”
La señora Elena asintió, y tras unos momentos, les entregó una vela de cera de abeja, su superficie brillante reflejando la luz de la tienda. “Tómala. Y recuerden, el amor verdadero siempre encuentra el camino.”
Con la vela en mano, Clara y Alex se dirigieron hacia la playa. El sonido de las olas rompía en la orilla, creando una sinfonía que resonaba en sus corazones. Al llegar, Clara sintió la conexión con el océano, como si el agua le hablara, recordándole a su madre.
“Necesitamos llenar un recipiente con agua,” dijo Alex, mirando hacia el horizonte. “Esto es un paso más cerca.”
Mientras recogían el agua, Clara sintió una oleada de emociones. “Estamos más cerca de descubrir la verdad, Alex. No podemos detenernos ahora.”
“Lo sé,” respondió él, su voz firme. “Lo haremos por ellas.”
Con el medallón, la vela y el agua del océano, solo quedaba un último paso: encontrar los objetos personales de sus madres. Clara sabía que sería un desafío, pero estaba decidida a enfrentar cualquier obstáculo.
Continuará...