Entre Las Estrellas... TU

Sally...

¿Dónde puedo ubicar mis cosas? Pregunto intentando no verme tan nerviosa aunque por dentro esté consumiéndome el susto. Siento mi corazón latir dentro de cabeza. Ni cuando presenté el exámen para entrar a este trabajo me asusté tanto como lo estoy en este momento.

Con una amabilidad, caballerosidad y cortesía casi ridículas me enseña un escritorio que me había mandado a colocar dentro de su oficina. Hacíamos una L con nuestros puestos de trabajo. Por lo que él tendría un amplio rango de visión de mi puesto y yo del suyo. ¡Genial! Cómo si ya no fuese difícil para mí hacer esta colaboración, ahora tendrá la oportunidad de tenerme a la vista en todo momento. -refunfuño mentalmente-

De pronto él me dice ¿Todo bien doctora Brent? Ups. Creo que ahora entiendo el por qué mi padre ha intentado toda la vida quitarme la mala maña de hacer caras y gestos cuando estoy pensando en algo que no es precisamente lo mejor. Según él No sabes disimular Sal... Deja de murmurar y de hacer malas caras. Un día te darás cuenta de que todos podemos darnos cuenta que algo te pasa. Y parece que llegó el día.

Eeeemmmm... Si, todo bien Dr. Johnson, no hay problema. El papel de mentirosa no es lo mío. El se me queda mirando y yo desvío la mía. A este hombre tan intimidante no puedo sostenerle la mirada. Decido seguir en lo mío. No sé cuándo ni como, la hora del almuerzo había llegado.

Dra. Brent, quisiera ir a almorzar conmigo? Pregunta el hombre por el que estoy intentando no hacer caras. Con mi familia suelo ser la persona más feliz y extrovertida que puedo ser. Obviamente, ellos son los únicos verdaderos amigos que tengo así que en casa es muy fácil ser yo, en mi oficina también porque soy yo sola. Pero ahora estoy con este hermoso (porque no puedo negarlo) hombre.

¿Que respondo? No, pero sería muy descortés, si, sería desesperado, aparte yo no como en restaurante a menos que sea con mis padres. Aparte, estoy ahorrando dinero porque me sueño con ir al polo norte a ver una aurora boreal, o sueño con ir a Japón y ver esas hermosas esculturas en las rocas y quedarme hasta cuando sea de noche y ver las estrellas sin la contaminación lumínica que hay en la mayoría de las ciudades del mundo.

No me doy muchos lujos, ando en transporte público porque cada centavo que ahorro es para ayudar a mis padres con los gastos de la casa y para mis gastos personales y mi meta de ahorro. Seguramente este hombre no tiene nada que ver con la humildad. Todo en esta oficina es costoso. Su celular es de alta gama, su computador es de los más avanzados. Su ropa y su perfume que inunda todo el lugar se que son caros.

Si... Ya lo sé... Aparentemente he prestado demasiada atención a todas las cosas que hay dentro de este lugar. Pero es inevitable hacerlo. Estoy demasiado pensativa hasta el simplemente me dice: Vamos que por supuesto yo la voy a invitar Dra. No sé preocupe por eso. Y de todas formas si no viene conmigo, entonces simplemente pido algún delivery y comemos aquí juntos. Usted decida. La determinación brilla en sus ojos. Lo he visto antes en mis propios ojos y en los de mis padres cuando no me dejan más opción que aceptar sus planes.

Cómo usted quiera Dr. Está bien. Gracias por la invitación. -Acepte casi entre dientes- Entonces voy al baño y ya regreso por usted. Si se va, tengo contactos en el área de vigilancia y la encontraré de todos modos. -Dijo todo presumido mientras guiñaba un ojo- Volteo los ojos mientras veo su espalda al alejarse de mi. Por la cabeza me pasa el salir huyendo, pero eso sería demasiado infantil.

Me siento y sigo hurgando entre las cosas que están encima de su escritorio. Una mujer que parece modelo de Victoria Secret's está abrazada a él y se ve que hay mucho amor allí. Debe amarla mucho. ¿Y como no? Con semejante mujer imagino que no hay mucho margen para otras mujeres. ¡Que bueno que yo soy inmune a eso del amor! Se quien soy, como soy y un hombre como el Dr. Johnson está fuera de mi liga.

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Felipe...

Verla llegar a mi oficina es una delicia para mí. Es una mujer definitivamente como ninguna otra que haya visto. Mira todo como con temor y asombro y eso me da ternura. Al preguntar si está bien, su reacción es graciosa. En ese momento, descubrí que no es tan tímida como parece y que hace caras cuando algo le genera aunque sea un poco de incomodidad. Ha ido despacio en lo de organizarse en el escritorio que pedí que trajeran para ella. Y cabe destacar que jamás hubiese imaginado que la persona con la que iba a trabajar sería alguien tan llamativa y misteriosa como ella.

Se llegó la hora del almuerzo y sinceramente mi estómago gruñe como si tuviese dentro de mi una especie de monstruo. Yo también en este momento me estoy debatiendo entre invitarla a comer o no. Nunca he sido un hombre solapado que esconda sus verdades intenciones con alguna chica. Por el contrario, siempre me he caracterizado por ser a veces hasta ofensivamente sincero.

No espero mas y la invito a almorzar, para encontrarme con la respuesta más demorada que me hayan dado en la vida. Su carita pensativa y esos ojos que no dejan de hipnotizarme bailan con inquietud y la duda también se refleja en ella. Probablemente está pensando en que va a tener que pagar la mitad de las cosas. Pero conmigo eso JAMÁS será así. Conmigo una mujer jamás pagaría nada mientras estemos juntos. Llámenlo machista si quieren pero mi padre, los abuelos y mis tíos me enseñaron que las mujeres aunque trabajen y tengan su propio dinero, jamás deben pagar nada.

Finalmente me canso de esperar su respuesta que para mí fue eterna y le digo que no hay forma que se escape de este almuerzo. Veo también su intensión de correr de aquí tal como lo hizo frente al elevador así que le advierto para que no lo haga. Seremos compañeros de trabajo por al menos unos 14 a 18 meses. Por lo que necesitamos pasar la etapa de los desconocidos lo más pronto posible.

Voy al baño lo más rápido que puedo y vuelvo. Al hacerlo, la veo mirando la foto que tengo en el escritorio de mi pequeña Paola. Sonrío de medio lado porque probablemente piense igual que todas las personas que ven esa foto. Que mi hermana es mi pareja. Pienso con fastidio. Dra... ¿Lista para salir? Pregunto sacándola de su pensamiento. Asiente y la voy guiando hacia mi auto. Cuando llegamos al parqueadero, camino hasta mi auto y cuando ella finalmente descubre cuál de todos es, casi se le cae la mandíbula de la sorpresa.

¿Este es su auto Dr. Johnson? La miro sin entender a qué se refiere. Si. Le comenté ¿Que tiene de malo? ¿Nunca había visto un clásico? pregunto un tanto frustrado. De hecho... Es mi sueño hecho realidad. Responde como si estuviese viendo una visión. Le abrí la puerta y entro casi con estrellas en los ojos. Cuando me subí, al encender el auto, esa mujer parecía estar precisamente en el espacio o algo así. Entonces me di cuenta de que efectivamente, le encanta mi auto.

Disfrutaba el sonido como quien escucha un concierto de su artista favorito. Y es que mi Camaro es una auto de colección, lo tengo en negro y pues el motor suena como una sinfonía en los oídos correctos. De los 3 autos que tengo, este es mi bebé. Me lo regaló el abuelo Nate cuando cumplí 16 y desde ese entonces con mi propio dinero lo fuí poniendo como yo quise.

Mis padres tienen dinero, y mis abuelos también, pero ellos han decidido que a los que no tenemos como sueño ser CEO de algún negocio de los muchos que papá ha comprado, ellos le manejan su cuota de dinero. Invierte y gana y así van. Ellos solamente hacen un cheque mensual por las inversiones que hacemos y nos entrega un balance trimestral para ver como van nuestros negocios. Y pues si, tengo dinero aparte del que también gano por mi trabajo.

Vivo como quiero gracias a saber esperar, trabajar duro por la carrera que siempre quise y dejar que los que saben manejen mi dinero por mi.

Cuando arranqué el carro, su cara era como ver la cara de una niña pequeña cuando ve el peluche gigante de la feria. Sus ojos brillaban y su sonrisa no podía esconderse. De pronto habló y dijo Papá debería ver ésto. Lo amaría. Entonces puedo deducir que su relación con su papá es muy importante para ella. Sonrío y le digo... Cuando quieras podemos ir con él para darle una vuelta a el también. Su cara se transformó y dejó de tocar todo como si la hubiese regañado.

Me produjo gracia, pero a la vez aprendí que cuando está relajada no es tan ensimismada como lo estuvo siendo hasta que se subió al auto. Poco a poco voy a ir descubriendo como eres en realidad Dra. Brent, eso es seguro.