mía es una chica que acaba de cumplir la mayoría de edad ,por cosas del destino tendrá que convivir con un viejo amigo de su padre, que vuelve a la ciudad , lo que ella no sabe y el no le a dicho a nadie es que es ceo de una poderosa empresa, el encontrará el amor en ella , apesar de tener todo en su contra
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nuevo profesor
Estefan: Lo siento mucho, la verdad es que venía a hablar contigo sobre lo que pasó. Toqué la puerta pero nadie contestó. Entré para ver y te vi en el baño. Cuando quise salir, alguien venía así que me tuve que esconder. No pienses mal de mí, yo no quería verte desnuda, lo prometo. ¿Te imaginas qué hubiera pensado tu padre si me hubiera visto aquí metido?
• Mía: sea como sea, no sabes que es de mala educación entrar a un cuarto si nadie te invita. Sabes que no voy a seguir con esto, mejor vete de mi cuarto antes de que alguien se dé cuenta de que estás aquí. Además, tengo que cambiarme.
•Estefan, espera, no escuchas los pasos afuera Mia. No puedo salir todavía. Además, que te puedo ver, tú para mí eres una niña, no te preocupes.
•Mía: ¿qué estás diciendo, niña? No parabas de mirarme, tuve que pedirte que voltearas para que dejaras de mirarme. ¿Y crees que no vi cómo sonreías? Así que mejor cállate, no me hagas hablar y sal de mi cuarto.
•Estefan: ¿Cómo se te ocurre que yo te mire con esos ojos? Eres la hija de mi amigo, así que no pienses ni malinterpretes nada. Y claro que me voy de una vez de tu cuarto. Quédate tranquila que no vi nada. Salgo del cuarto de inmediato y me quedo pensando en todo lo que dijo. La verdad es que su cuerpo sí me cautivó, pero obviamente no puedo decirle eso. Tengo que dejar de pensar en su cuerpo, es una niña delante de mí. Mejor trato de buscar una cita, tal vez esté falta de cariño, eso tiene que ser.
•Mia :saco a Estefan de mi cuarto y me voy a cambiar con mucha rabia. ¿Quién se cree diciéndome que soy una niña delante de él que no tiene ojos? Soy toda una mujer que puede complacerlo como cualquier otra. ¡Qué rabia me da! Mejor me olvido de ese tonto, voy a dormir para relajarme. Amaneció, me bañé y cambié, no alcancé a comer nada. Me voy corriendo al colegio, en el camino me compro un ponqué para no entrar a clases con el estómago vacío. Entro a clases, Laura me está esperando en nuestro asiento, la saludo y ella me devuelve el saludo con un beso en la mejilla.
• Laura: Hola amiga, ¿cómo te sientes hoy? ¿Ya estás mejor? Tu padre ya no está en casa, ¿verdad?
•Mía: sí, amiga, ya se fue con Sara. Ahora estoy sola en casa con el pesado de Estefan. ¡Qué estrés! Ven, ¿y el maestro? ¿Por qué no ha llegado? Qué raro, ya que siempre es muy puntual.
• Laura: Sí, amiga. Eso mismo estaba pensando. Qué raro. Bueno, ¿me vas a contar qué te pasó con Esteban ahora?
• Mía: Ese hombre es un pesado. Justo cuando le iba a contar a Laura todo lo que había pasado con Estefan, él entra con la coordinadora al salón. Yo me sorprendo y trato de hacerle gestos preguntándole qué hacía aquí. Él me miró, me dio una sonrisa disimuladamente y empezó a presentarse.
•Estefan: Hola, muy buenos días. Mi nombre es Estefan, mucho gusto. Estoy aquí porque su maestro pidió licencia por tiempo indefinido debido a problemas de salud. A partir de ahora, yo seré su maestro. Espero que nos llevemos bien y se puedan adaptar a mi forma de enseñanza. Muchas gracias por su atención. Así que comencemos con las clases.
•Mia: Laura me mira, yo pongo cara como si no entendiera nada. El que está precisamente en mi salón de clases. No puedo creer que mi suerte sea tan mala. Estefan hace como si no me conociera, y yo hago lo mismo. Trato de prestar atención en clases, ya quiero que termine para poder hablar con él. Me llama y empieza a hacerme preguntas de la clase. Me sorprende ya que no estaba prestando atención.
•Estefan: Señorita Mia, si no le parece importante mi clase, se puede retirar, no hay ningún problema. Y si se queda, espero que empiece a prestar más atención.
•Mía: qué rabia, no puedo creer que me haya regañado delante de todos. Le digo: 'No se preocupe, profesor, ya prestaré atención. Gracias'. Terminan las clases y le pido que me regale un poco de su tiempo, ya que no entendí algo de la clase y necesito que me ayude. Él asiente y nos quedamos solos en el salón.
•Estefan: ¿Qué es lo que no entendió, alumna? Dígame rápido, ya que tengo que ir a otro salón a dar mi clase.
• Mía: no te hagas el gracioso. ¿Qué diablos haces aquí? ¿Esto lo haces para vigilarme, verdad? ¡Ay, es que odio a mi papá y a ti siempre queriendo arruinar mi vida!.
•Estefan: Se equivoca alumna, esto lo hago porque es mi trabajo. Cuando llegué aquí fue por esto, así que no se haga ideas equivocadas. Es una coincidencia que precisamente me tocara su grupo, pero solo es eso. Si no tienes nada acerca de las clases para preguntar, me retiro y le doy como consejo que preste más atención en mi clase, ya que cuando se reprueba es muy difícil recuperarla.
• Mía: este hombre es un loco bastardo. Será mejor no pensar en él. Voy por Laura, nos sentamos en la cafetería y de repente se nos acerca el estúpido de Carlos. Pienso que este día no podría estar peor, pero le pregunto: ¿qué quieres?.
•Carlos: Hola Mía, qué gusto volver a verte. Necesito hablar contigo sobre lo que pasó con Valeria. Te juro que ella me envolvió, yo no pude hacer nada, estaba bajo la influencia del alcohol. Yo te amo a ti, por favor recapacita y vuelve conmigo. Sabes que hacemos una gran pareja y además, soy un buen partido. Así que no lo pienses mucho, bebé. Ven, dame un beso.
•Mía: ¿Qué te pasa, estúpido? ¡Te doy una bofetada (pam)! Quiero que sepas que no me importa si fue por culpa del alcohol o no. ¡No quiero verte nunca más en mi vida, piérdete estúpido!