Orien reencarnó en un mundo desconocido, luego de haber habitado por mucho tiempo en Goren y ahora siendo un mago de alto rango decide aventurarse por el inmenso continente Venus.
¿Qué nuevas aventuras descubrirá Orien Nadali?
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Nueva aventura, siendo un maestro temporal
«No puedo creer que esté ejerciendo el trabajo de docente, increíble». Orien se rascó la oreja nervioso, ni siquiera sabía que hacer cuando entrara por esa puerta. Obviamente, él conocía muchos conocimientos sobre la magia, después de todo Orien era un amante de la lectura, el aprendizaje y la magia en general.
—Y así inicia mi aventura… —Orien susurró con sarcasmo. Los dioses que movían el hilo del destino eran crueles, o lo odiaban. Estaba siendo exagerado.
Orien empujó la puerta haciendo que esta rechine un poco, entró caminando de manera tiesa.
—¡TÚ! ¿QUÉ HACES AQUÍ? —Orien miró al elfo quien tenía heridas en la cara, lo reconoció rápido. Y embozó una sonrisa como planeando un plan macabro.
—Oh, un gusto tenerte en mi clase —la mirada del elfo fue de sorpresa máxima. Orien paseó su vista por el aula, encontrándose a Zura en un rincón apartado, también ella estaba lastimada en el labio.
—No aceptaré eso.
—Pues, sal del aula. La puerta está abierta. —Orien comentó con pereza. Los demás elfos también miraron enojados a Orien, les hería el orgullo ver a un humano como maestro.
—¿Por qué usted será nuestro maestro? —Una elfo de cabello castaño cuestionó.
—Por la falta de profesores en esta escuela, estoy aquí porque el señor Elios me ha pedido un favor, de otra manera no me acercaría a este edificio. —Orien comentó mientras se sentaba en la mesa que estaba delante al costado de la pizarra.
—¿Un favor? —Los susurros se hicieron más fuertes.
—Silencio. Primera regla, no se habla en mis horas de clase. —Todos miraron a Orien, Gaal por su parte estaba molesto, tanto que sus manos empezaron a congelarse con su magia.
—Peleemos. —La atención fue dirigida hacia Gaal, hasta Zura observó con curiosidad.
—No quiero, y ya siéntate que tengo que empezar las clases. —Orien lo regañó, esto molestó tanto a Gaal que lanzó cuchillas de hielo sobre Orien. Sin embargo, antes de alcanzar a Orien se derritieron rápidamente, él se levantó enojado, mirando con dureza a Gaal. —Te sientas o sales.
Los elfos observaron asombrados la niebla dorada que rodeaba a Orien, algunos preguntándose que era aquello. En Alfreimr la magia predominaba por encima de todas las cosas.
Gaal quería salir, escaparse de clases como haría en las veces anteriores pero, recordó el reciente temblor, como todo se derrumbaba, su magia era tan débil que hasta para protegerse le fue difícil. El día que la magia de Alfreimr estuviera extinta por completo, él se volvería nada. Debía ser fuerte, conseguir una bendición de dios, atraer la atención de esos seres divinos que se sientan en lo alto de las estrellas.
Miró a Orien fijamente, luego chasqueó la lengua sentándose.
—Bien, mi nombre es Orien. Ahora necesito escuchar el nombre de cada uno de ustedes, así los conozco mejor.
Una hora después.
—Rápido, otra vuelta más —los elfos miraron a Orien con los ojos cansados, teniendo la respiración entrecortada y algunos acostados en el suelo caídos por completo, con el rostro enrojecidos.
—No somos esclavos, ¿nos quieres matar?
—Sí, eso es demasiado estricto.
—No crea que porque somos elfos no sentimos dolor.
Un grupo comenzó a quejarse, mientras que los otros miraban la escena, asintiendo con la cabeza.
—Primero, esto no es nada comparado a lo que hacen los estudiantes en la academia Yhare, les recuerdo que todos son humanos. Tengo entendido que hasta el día de hoy, solamente pudieron ingresar dos elfos a ella. —Ese comentario desató la furia de los elfos. —Ustedes conocen mucho sobre la magia, sus raíces, y tienen un acercamiento a los dioses… pero pocos de ustedes aprovecha esto, algunos son egocéntricos y piensan que son poderosos solo por nacer como un elfo… Para ser fuerte hay que ser esforzados, nacen con el talento… entonces expriman esa bendición tanto como puedan.
«Ojala con esto entiendan que están siendo estúpidos y comiencen a practicar, entrenar y demostrar porque son los elegidos de los dioses», Orien suspiró. Los elfos lo miraron sorprendido, analizando cada palabra de lo que había dicho. Obviamente, algunos no entendieron, simplemente siguieron balbuceando molestos. Sin embargo, era sorprendente ver a ese elfo concentrado, pensando sobre ello. Orien pensó que Gaal era como el bullying estúpido que había en las escuelas.
Luego de un momento en silencio, algunos elfos se levantaron y volvieron a correr. Orien sonrió al ver que había funcionado un poco. Admiró la determinación de Zura, quien a pesar de ser más débil que los demás seguía intentándolo con tanto fervor.
En otra zona de Alfreimr. Había un grupo de elfos reunidos. Algunas elfos tocaban el arpa mientras que otros veían la función alegres. Sin embargo…
—¿Por qué hay un dragón en Alfreimr?
—Claro, te creo. ¿Estás alucinando? —Levantó la vista al cielo quedando petrificado.
Mientras tanto, Orien regresaba al palacio cuando escuchó el revuelo a unos metros del castillo. Se acercó a la multitud, reunidos en el parque, luciendo esta moderna al igual que el palacio o más.
—Se deja tocar —una elfo chilló emocionada, Orien se alzó un poco para observar mejor, entonces vio a Happy convertido en un pequeño dragón. Orien parpadeó varias veces, ¿Qué rayos era ese dragón? Se preguntaba Orien, cuando Happy le saltó encima espantándolo.
—¡Orien! ¿Dónde estabas?
—Cállate por favor, me da miedo escucharte.