Yerno del Poderoso

"Papá, ¿qué pasa?" preguntó el hijo mayor de Koh Alee.

"¿Quién se atrevió a filtrar nuestro secreto? Llevamos años contrabandeando mercancías del extranjero, pero nadie lo sabe. También hemos sobornado a los funcionarios", dijo Koh Alee.

"Debe ser nuestro enemigo, papá".

"¿Quién? No tenemos enemigos", dijo Koh Alee.

Que Koh Alee supiera, siempre había evitado lo que se llama un enemigo. De hecho, era famoso por ser muy generoso, aunque eso era sólo una fachada que mostraba en público.

Koh Alee recordó al joven esposo de Xavera, y también la repentina llegada del gobernante del país B a su casa.

¡Braak ...!

Koh Alee golpeó la mesa frente a él.

"¡Maldita sea! Debe ser el señor Wiliam quien está haciendo todo esto." Koh Alee se golpeó la cabeza. "Qué tonto fui al pedirle dinero al señor Wiliam. Es imposible que quiera darme su dinero gratis. Me dio cincuenta mil millones, pero me destruyó con una pérdida de quinientos mil millones."

"Ya basta, papá. No busquemos más problemas con él. Aún es bueno que sólo se hayan enterado y lo hayan confiscado. Si el señor Wiliam destruye todo, estaremos perdidos", dijo el hijo de Koh Alee.

"¡Tienes razón! No debemos buscar más problemas con él."

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"Por ahora, nos quedaremos aquí. Buscaré una casa", dijo Hito a sus suegros.

"¿En serio? ¿Nos van a meter en una sola habitación?", dijo Hilman.

"Podemos pedir una cama extra", sugirió Xava.

"Prepararé habitaciones para cada uno de ustedes", dijo Hito, y luego salió de la habitación del hotel.

Xava lo persiguió y luego sostuvo el hombro de Hito para que se detuviera. "Espera un momento."

Hito inclinó la cabeza, "¿Qué pasa?"

"Tienes dinero de sobra. Aquí tienes, tómalo. Puedes venderlo." Xavera le dio a su esposo el collar que llevaba puesto.

Hito empujó la mano hacia atrás. "Sólo por hoy tengo. Mañana también nos mudaremos. Vamos, acompáñame a reservar habitaciones. Además, tengo que ir a trabajar."

Xava frunció el ceño, "Ya es de noche. ¿Dónde más trabajas?"

"Mi jefe me llamó, y tengo que ir."

"Lo siento, Hito. Estamos muy endeudados. Sin mencionar nuestras deudas en el país C", dijo Xava sintiéndose incómoda.

"Ya basta, Xava." Hito sacó la billetera de su bolsillo, y Xava notó esa billetera de marca.

"Tu billetera es muy bonita."

Hito se sobresaltó, "El señor Wiliam me la dio. Ya compró una nueva." Hito sacó diez billetes rojos, y luego se los dio a Xava. "Toma esto para comprar comida."

Xava lo aceptó, pero una sospecha surgió en su mente. "¿Tienes mucho dinero?"

"Recibí mi paga recientemente, y también esto incluye el pago de horas extras. No sigas preguntando. Ahorra ese dinero", aconsejó Hito.

Xava asintió, "Sí."

Ambos luego bajaron en el ascensor a la planta baja. Después de reservar dos habitaciones, Hito se despidió de su esposa.

"Tarde o temprano se darán cuenta si esto continúa así. Lo siento, Xava. Sólo quiero ver la sinceridad de tu corazón. Quiero que me veas como un esposo responsable que te ama, y no sólo por el dinero", murmuró Hito.

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Hito llegó a su propio apartamento. Dentro ya estaba James esperando su llegada.

"¿Qué tal Koh Alee?" preguntó Hito, quien inmediatamente se desplomó en el sofá.

"Todo está arreglado, señor."

De hecho, fue Hito quien causó la pérdida comercial a Koh Alee. El anciano había estado engañando al gobierno en impuestos durante mucho tiempo, y también contrabandeando antigüedades de varios países.

Estos artículos se convirtieron en el objetivo de los coleccionistas porque eran baratos, en comparación con el precio de los artículos que ingresaban oficialmente. Hutomo a menudo compraba artículos de Koh Alee, pero por supuesto no al azar. Cody verificaba la autenticidad de los documentos oficiales.

"¿Problema de la casa?" preguntó Hito.

"Eso es lo que es un poco difícil. ¿Quiere el señor vivir en las afueras de la ciudad?" preguntó James.

"Sólo busca una casa grande, pero que no sea demasiado buena", dijo Hito.

"Llamaré a mis hombres. Espero que encuentren la casa." James se alejó de Hito para llamar a los hombres a los que les había pedido que buscaran una casa.

Hito abrió su computadora portátil que estaba en la mesa, y luego terminó algunos trabajos de oficina que se estaban acumulando. Cuanto más grande es la empresa, más trabajo se le impone.

"Debe firmar algunos documentos porque mañana tenemos una reunión sobre el resort que construiremos en el país C", dijo James, quien había terminado de llamar.

Hito levantó la cabeza para mirar a James. "¿Cómo está la casa?"

"Se intentará que esté lista esta noche. ¿Necesita algo más el señor?" preguntó James.

Hito negó con la cabeza, "Puedes irte a casa. Gracias por tu ayuda."

"Me voy a casa, señor. No trabaje hasta muy tarde", aconsejó James.

Hito asintió al mensaje de James con el pulgar después de ver a su asistente salir del apartamento. Lo más rápido posible, Hito hizo su trabajo.

"Tengo hambre, otra vez." El hombre entró en la cocina, y vio la comida que James había preparado. "Mi asistente es realmente atento."

El tono de llamada del teléfono de Hito sonó. Afortunadamente, Hito estaba usando un teléfono Android normal. Un mensaje de su esposa preguntando dónde estaba, y también informándole sobre su habitación de hotel.

El rostro de Hito de repente se sonrojó al leer el mensaje. "¿Tengo que dormir con Xavera?" Hito estaba confundido, y esto era diferente de Velia. Estaba claro que cuando se casó con su ex esposa, Hito amaba a esa mujer. Sin embargo, es diferente de Xavera. Ella es la buena amiga de Hito.

Inmediatamente Hito respondió al mensaje diciendo que pronto volvería a casa, pero sería un poco tarde.

Después de comer la comida que James había preparado, y terminar todo el trabajo. Hito condujo su vieja motocicleta al hotel. El reloj ya marcaba las once de la noche.

Hito fue directamente al piso de arriba después de llegar al hotel. Caminó lentamente, mirando cada una de las habitaciones, y Hito se detuvo justo en frente de la habitación donde se hospedaba su esposa.

"¿Por qué estoy tan nervioso?" Hito exhaló profundamente. "Hito, ella es tu esposa. Pase lo que pase esta noche, está claro que todo es legítimo. Una cosa más, debes cumplir con tu deber."

Hito hizo palabras de motivación para sí mismo, y luego tocó la puerta con un poco de fuerza. Vio la perilla de la puerta girar hasta que la puerta se abrió.

Una sonrisa floreciente Xavera mostró a su esposo. "Llegas tarde a casa."

"Lo siento, tuve un poco de trabajo", respondió Hito, quien inmediatamente entró. Xavera cerró la puerta, y la cerró con llave.

"¿Quieres bañarte?" preguntó Xava. "¿Ya comiste?"

"Ya me bañé. Resulta que mi ropa está en la casa de mi jefe. También ya comí."

"Tu jefe es muy amable", elogió Xava.

"Así es." Hito sonrió.

"Vamos, vamos a dormir", invitó Xava, quien se arrastró a la cama.

"¿Q-qué?"

Xavera palmeó un lado de la cama. "¿No quieres dormir?"

Hito se frotó la nuca. Como hombre, también quería experimentar el placer de la relación matrimonial, aunque al principio había dudado. Sí, después de ver a Xavera usar un camisón, Hito sintió ganas de abalanzarse sobre ella.

Continuará.