NovelToon NovelToon
LA NOCHE DE LAS BRUJAS

LA NOCHE DE LAS BRUJAS

Status: En proceso
Genre:Vampiro / Equilibrio De Poder / Demonios / Brujas
Popularitas:1.9k
Nilai: 5
nombre de autor: lili saon

Ivelle es una estudiante de segundo año en la Academia de la Flor Dorada, una institución prestigiosa donde muchos estudiantes estudian los Elementos, habilidades mágicas ancestrales que han sido transmitidas a través de generaciones. Hasta ahora, su vida en la academia ha sido normal y sin complicaciones, centrada en sus estudios y en fortalecer sus habilidades mágicas. Todo cambia con la llegada de un grupo de estudiantes nuevos. La presencia de estos nuevos estudiantes desencadena una serie de eventos que sacuden la tranquilidad de la academia y alteran la vida de Ivelle de maneras inesperadas.

NovelToon tiene autorización de lili saon para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO CUATRO

El día tan esperado por fin había llegado. Tres semanas antes del inicio de las clases, después de unas largas vacaciones, se celebraba el solsticio del Gran Rey Dragón, una festividad grandiosa en honor a esta majestuosa criatura. Este año, el honor de organizar el evento recaía sobre el pueblo de Dorotea. En esta festividad, que se prolongaba durante tres días y tres noches, se llevaban a cabo diversas competiciones, pero la más destacada era, sin duda, el AlOmpio, era una competencia feroz en la que jinetes de todas partes del mundo se enfrentaban al desafío de domar a un dragón. Cada jinete recibía un dragón descendiente de la legendaria especie Blazefire, famosa por su poder y su dominio de los cielos en tiempos ancestrales. Los Blazefire eran conocidos por su fuego abrasador y su inigualable agilidad en el aire, haciendo de esta competencia un verdadero espectáculo de habilidades y valentía.

La celebración se llevaba a cabo en un imponente estadio situado en el corazón del pueblo, un coloso arquitectónico capaz de albergar a miles de espectadores. Este estadio, construido con piedra y metal reforzado, se erigía como un monumento al poder y la majestuosidad de los dragones. Sus gradas ascendían hacia el cielo, ofreciendo a cada asistente una vista perfecta del escenario donde se desarrollaban los eventos. Los muros estaban adornados con relieves y esculturas que narraban las hazañas de los dragones y sus jinetes a lo largo de la historia.

Visitantes de todas las regiones llegaban ansiosos por presenciar el espectáculo. Caravanas llenas de familias, mercaderes, y aventureros recorrían los caminos que llevaban a Dorotea, creando un bullicio de actividad en el pequeño pueblo. Las calles estaban llenas de vida: puestos de comida exótica, artesanías, y recuerdos se alineaban a ambos lados, mientras los habitantes del pueblo, vestidos con sus mejores galas, daban la bienvenida a los forasteros con sonrisas y hospitalidad.

Ivelle estaba feliz; por primera vez, asistiría a la celebración. Años atrás, no había podido participar porque sus padres decían que los lugares eran muy alejados, pero ese año ya no tenían más excusas. Mientras miraba su armario, conversaba con su rata blanca llamada Simon, quien, como siempre, estaba de mal humor y destilaba su veneno por doquier. A su lado, su perro la observaba como si fuera la mejor obra hecha en la tierra. Ivelle sacaba y sacaba ropa, pero no sabía qué ponerse. Era el primer día, el de la introducción al festival y a la competición, así que tenía que relucir. Aunque no le importaba mucho cómo se veía, consideraba que había ocasiones donde debía estar presentable.

Después de tanto buscar, Simon le recomendó que optara por el traje típico de su pueblo. No sería raro que ella lo usara, ya que la mayoría de las personas en el pueblo se vestían así, siendo muy regionalistas y prefiriendo las cosas de su tierra. Finalmente, se decidió por un vestido confeccionado con una suave tela de seda color rojo, que fluía elegantemente hasta llegar más arriba de sus rodillas El vestido de dos piezas cubría sus pechos y dejaba ver su cintura, complementado por una túnica del mismo color. Estaba adornado con bordados dorados que delineaban intrincados patrones geométricos, añadiendo un toque de sofisticación y misterio. Sus botas negras, ornamentadas, complementaban el conjunto, mientras que un cinturón ancho de cuero negro, embellecido con joyas incrustadas, ceñía su cintura, realzando su figura con un aire de realeza y poder.

— ¿Por qué decides verte decente, no como siempre andas que pareces una mendiga de la plaza? — dijo Simon, bostezando. — Me agradas cuando te ves bonita. Ahora, puedes largarte de aquí y dejarme dormir. Necesito mis horas de belleza.

Ivelle soltó una risa ligera mientras se miraba en el espejo, ajustando los últimos detalles de su atuendo. Sabía que Simon, a pesar de su veneno, la apreciaba en su propio modo peculiar. Acarició suavemente al perro a sus pies y se preparó para salir, sintiéndose lista para enfrentar el festival y brillar en la celebración. Primero, tenía que ir por sus amigos. Antes de salir, se puso una tiara y arregló su esponjoso cabello crespo. Cuando estuvo lista, bajó al primer piso donde se encontraban su madre y su abuela. Su padre había salido desde muy temprano y su hermana Azul estaba durmiendo. Ni hablar de su hermano mayor, quien no había vuelto desde la noche anterior.

Había algo muy extraño en lo que ella había pensado. ¿Por qué sus hermanos tenían la marca Zarim, pero ella no? La marca consistía en el tatuaje de un gran dragón en la espalda. Aquellos que la tenían se decía que eran descendientes de la familia Zarim, de la cuarta dinastía del rey dragón. Le parecía extraño que, siendo su hermana, ella no tuviera la marca. Mientras caminaba, esa pregunta rondaba su mente, pero decidió dejarla de lado por el momento. Hoy era un día para disfrutar y, con su vestido rojo y su tiara brillante, estaba lista para enfrentarse al festival con alegría y entusiasmo. Su madre le dio un gran abrazo y su abuela le dijo lo linda que se veía.

— ¿Saldrás con Seth? — preguntó Lilac.

— Sí. Invierno y Primavera también irán. Ellas vendrán por mí en unos minutos, ya que no viven tan lejos de aquí.

— Todavía no entiendo cómo es que su madre decidió ponerles esos nombres.

Invierno y Primavera eran dos hermanas con nombres muy peculiares. Invierno se llamaba así por su cabello y color de ojos, ambos blancos como la nieve, y su piel que la hacía parecer de papel. Su personalidad era fría y distante, rara vez mostraba sus sentimientos y siempre tenía una respuesta sarcástica lista. En contraste, su hermana Primavera era como un sol humano. Con cabello amarillo, ojos dorados y piel bronceada, irradiaba calidez. Primavera era, sin duda, la persona más amable que Ivelle había conocido, siempre dispuesta a ayudar y a ofrecer una sonrisa a quienes la rodeaban.

— Nadie lo entiende, madre, pero no podemos negar que son nombres únicos y originales.

La madre de Ivelle se río.

Después de unos minutos, Primavera e Invierno llegaron al lugar acordado. Aunque no eran las mejores amigas, compartían un vínculo especial que se había forjado desde que se conocieron en el primer año. Ambas descubrieron que vivían cerca de las montañas y decidieron empezar a salir juntas. Invierno, a quien todos llamaban Invi, lucía su típico atuendo: una falda larga que ondeaba con el viento, unas botas negras robustas que parecían capaces de recorrer cualquier territorio, y una camisa junto con un cinturón ancho alrededor de su cintura, donde llevaba pociones y herramientas de hechicería. Su estilo práctico y preparado reflejaba su pasión por los estudios mágicos. Por otra parte, a Primavera la llamaban Vera. Llevaba un vestido azul claro adornado con figuras de mariposas amarillas, que combinaban perfectamente con su apariencia vivaz y radiante. Su vestimenta reflejaba su personalidad cálida y amable, siempre dispuesta a iluminar el día de quienes la rodeaban con su sonrisa.

— Al fin puedo decir que no pareces una alquimista loca — pronunció Invi, cruzándose de brazos con una mirada crítica. Ivelle giró la cabeza ligeramente, esbozando una media sonrisa en respuesta. — No me mires así, Invi. Vamos, chicas. Necesito llegar cuanto antes al club de ajedrez. Quiero aplastar a todos esos descerebrados que se creen mejor que yo.

Ivelle rió con una carcajada, aunque mantuvo su compostura.

—Te sugiero que pienses antes de hablar. Tu lengua parece más peligrosa que una serpiente.

Las tres caminaron juntas por el sendero, disfrutando del suave crujir de la nieve bajo sus pies y del canto de los pájaros en los árboles circundantes. A medida que se acercaban al pueblo, comenzaron a notar el aumento de la actividad. El bullicio era palpable: el sonido de las voces de los aldeanos, los pasos apresurados en las calles de piedra y los gritos de los comerciantes ofreciendo sus productos llenaban el aire.

Al llegar a la plaza central, las hermanas decidieron separarse para realizar sus recados. Ivelle quedó sola por un momento, observando con curiosidad y algo de nostalgia el lugar que había cambiado tanto desde su última visita. Mientras miraba alrededor, buscando algo familiar, de repente, su mirada se encontró con Zaios, su otro amigo de la infancia. Zaios era una figura imponente. Su aspecto intimidante se debía en gran parte a la marca distintiva que tenía: una serpiente enroscada que comenzaba en su frente, descendía por el lado izquierdo de su rostro, continuaba por su cuello y terminaba en su brazo izquierdo, similar a un tatuaje. Esta marca le daba un aire de misterio y peligro, haciendo que muchos lo evitaran a primera vista. Sin embargo, Ivelle sabía bien que las apariencias engañan. Aunque Zaios podía parecer una amenaza con su marca serpentina y su porte serio, en realidad era una de las personas más amables y generosas que ella conocía. Siempre tenía una sonrisa para los niños del pueblo y ayudaba a los ancianos con sus cargas pesadas. Su naturaleza afable contrastaba fuertemente con su apariencia, y aquellos que se tomaban el tiempo para conocerlo descubrían un amigo leal y confiable.

No obstante, había un aspecto de Zaios que no podía ignorarse: él era, de hecho, una serpiente. Este no era simplemente un apodo o una metáfora. Zaios poseía habilidades serpenteantes y un vínculo especial con estos reptiles, lo que le confería una reputación enigmática y un tanto temida. A pesar de esto, Ivelle siempre se sintió segura a su lado, confiando plenamente en la bondad que había en su corazón.

Un dato curioso de él es que siempre habla italiano, aunque sepa hablar a la perfección el español.

—Ivey, non hai visto i gemelli? Quegli idioti che ne hanno avuto abbastanza.— preguntó Zaios con su tono brusco característico. Sus amigos ya estaban acostumbrados a su manera directa de hablar, así que no les extrañaba cuando él se expresaba de esa forma. —Li ho cercati ovunque. Questi idioti sembrano essere scomparsi. —continuó, frunciendo el ceño con evidente frustración—. Solo espero que no hayan cometido la misma estupidez del año pasado.

Ivelle lo miró con una mezcla de preocupación y resignación. Sabía que Zaios tenía razón al preocuparse; los gemelos tenían una tendencia a meterse en problemas.

—De hecho, yo también quería saber dónde están ahora—dijo ella, intentando tranquilizarlo un poco. Zaios la miró con duda, pero asintió. —Ya sabes cómo son ellos. No me sorprendería que estuvieran en Milisuku, la tienda japonesa que está a pocas calles antes de llegar al puerto. Vamos a buscarlos allí.

Zaios asintió y ambos se dirigieron hacia la tienda. Mientras caminaban por las concurridas calles del pueblo, Zaios mantenía la vista alerta, escaneando cada rincón en busca de algún indicio de los gemelos. La tienda Milisuku era un lugar bastante popular entre los jóvenes del pueblo por su variedad de artículos exóticos y curiosidades. Al acercarse a la tienda, el bullicio del puerto se hacía más evidente. El olor a sal y pescado fresco se mezclaba con el aroma de incienso que provenía de Milisuku. Entraron y de inmediato comenzaron a buscar a los gemelos entre los estantes llenos de objetos coloridos y extraños.

—Espero que estén aquí y no hayan hecho algo más loco—murmuró Ivelle mientras observaba una fila de máscaras tradicionales colgadas en la pared.

Zaios, aunque parecía relajado en apariencia, estaba claramente tenso por la preocupación. Sabía que los gemelos tenían una habilidad especial para atraer problemas, y no quería que este fuera otro de esos casos. Finalmente, detrás de una estantería de figuras de porcelana, vieron las cabezas familiares de los gemelos inclinadas sobre algo que parecía un libro antiguo. Ambos respiraron aliviados al verlos allí, aparentemente absortos en su lectura y sin causar ningún problema.

—Si trovano lì—dijo Zaios con una mezcla de alivio y exasperación —. Prima che decidano di fare qualcosa di stupido con quel libro.

Se acercaron a los gemelos, y la presencia imponente de Zaios fue suficiente para que levantaran la vista de inmediato, sabiendo que su pequeño momento de paz había terminado.

—Oh, el grandulón está aquí—dijo uno de los gemelos con fingida tristeza. Su nombre era Perseus y era conocido por ser un coqueto empedernido, un mujeriego que no sabía estar con una sola persona, a diferencia de su hermano.

—Nuestro momento de paz ha terminado en este momento, Perseus—continuó hablando el otro gemelo, Percy, con un tono resignado pero con una chispa de humor en sus ojos.

Zaios se cruzó de brazos y los miró con una mezcla de exasperación y afecto.

 —Cosa ci fai qui? Ti ho cercato per tutta la città. Non puoi stare lontano dai guai per una volta?

Perseus se encogió de hombros, un gesto que parecía demasiado casual para la situación.

—Solo estábamos explorando. Este libro tiene algunas historias interesantes.

Percy asintió, sosteniendo el libro con cuidado.

—Encontramos este viejo libro sobre leyendas y mitos. Pensamos que podría ser útil para nuestro próximo proyecto.

Ivelle se acercó y miró el libro con curiosidad.

—¿Un proyecto? ¿Qué tipo de proyecto?

Percy sonrió y cerró el libro, mostrándole la portada.

—Queremos investigar algunas de las leyendas locales y ver si podemos descubrir algo nuevo o interesante. Es para la feria anual de historia del pueblo.

Zaios suspiró, pero no pudo evitar sonreír un poco.

—Va bene, ma la prossima volta almeno diteci dove state andando. Ci preoccupiamo quando scomparite così.

Perseus y Percy intercambiaron una mirada y luego asintieron al unísono.

—Lo prometemos—dijeron, casi en coro.

1
Alexaider Pineda
me encanta este inicio ,tienes un gran talento
dana hernandez
Solo con este texto, empiezo a amar el libro 😍
Lourdes Castañeda
hola, podrías tradicirnos el francés, para saber que dice, muchas gracias y está muy buena la historia.
Rimur***
Retiro lo dicho anteriormente, ya no entendi nada.
Rimur***
No hablo francés pero creo que de momento entiendo lo que dice.
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play